El pasado 1 de julio España asumió, por quinta vez en su historia, una gran
responsabilidad: la de ejercer la Presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea por un periodo de seis meses. Al echar hoy la vista atrás, observamos con orgullo que el ecuador de nuestro semestre arroja un balance muy positivo. En estos cuatro meses hemos cumplido gran parte de las prioridades de nuestra hoja de ruta, y esto es, por encima de todo, una evidencia de la convicción europeísta de la sociedad española.

Con tal convicción el Gobierno asumió este reto, tomando el testigo de la Presidencia sueca en un momento determinante para el futuro de la Unión Europea. No podemos ignorar que, durante estos meses, el proyecto europeo se enfrenta a numerosos desafíos, algunos de ellos de gran complejidad. Para hacer frente a estos retos, nos marcamos cuatro objetivos a los que ya estamos dando cumplimiento. El primero de ellos, el impulso de la reindustrialización de Europa, garantizando su autonomía estratégica abierta. El segundo, continuar avanzando en la senda de la transición ecológica. Nuestro tercer objetivo buscaba consolidar el pilar social de la UE, con una mayor justicia social y económica; y el último, reforzar la unidad europea.

En el marco de estas líneas de acción, hay tres hitos que serán determinantes en el desarrollo futuro de la Unión Europea y que, hoy sabemos, no hubieran
podido lograrse sin el liderazgo español.

En primer lugar, la Cumbre UE-CELAC, en la que participaron 53 jefes de
Estado y de Gobierno. Fue la primera en ocho años entre Europa y América Latina y el Caribe, dos regiones que comparten intereses y valores y que llevaban demasiado tiempo sin encontrarse al máximo nivel. Hemos conseguido algo más relevante, a largo plazo, que los acuerdos alcanzados en el marco de esta cumbre: el compromiso común que garantiza que esta relación birregional tenga vocación de permanencia. A partir de ahora, este encuentro tendrá lugar cada dos años.

En segundo lugar, hemos celebrado la tercera Cumbre de la Comunidad Política Europea en Granada. Gracias a ella, hemos conseguido consolidar un foro de diálogo que nació hace poco más de un año, siendo anfitriones de más de cuarenta jefes de Estado y de Gobierno europeos y acogiendo, entre ellos, al presidente Zelenski en su primera visita a España.

En tercer lugar, también en Granada, celebramos el Consejo Europeo Informal. Allí dimos el primer paso hacia la nueva Agenda Estratégica de la Unión Europea que deberá aprobarse a principios del próximo año. La ampliación de la UE y las reformas que deben llevarse a cabo han estado en el centro del debate, como también ha focalizado nuestra atención el diálogo en torno al camino que la Unión Europea debe recorrer para ser más competitiva y resiliente. También en aquel foro el papel de España fue decisivo, al tomar como hoja de ruta el documento realizado por nuestra Oficina de Prospectiva dentro de un estudio que también liderábamos.

El Gobierno de España tiene la firme convicción de que el diálogo social debe formar parte del diseño y la ejecución de las políticas europeas

presidente del gobierno

La Declaración de Granada queda ya como el punto de referencia de todos los debates relacionados con la autonomía estratégica abierta que deberán dar en el futuro un nuevo impulso al proyecto europeo.

Además de estas importantes citas, otorgamos gran importancia a la Cumbre Social Tripartita de Bruselas en la participamos recientemente. España está impulsando con decisión este foro, fundamental en el marco de Pilar Europeo de Derechos Sociales. El Gobierno de España tiene la firme convicción de que el diálogo social debe formar parte del diseño y la ejecución de las políticas europeas.

Durante los últimos meses, España ha sido la casa de Europa y el Gobierno ha querido hacer partícipe a todas las Comunidades Autónomas. Hemos llevado 22 reuniones informales de ministros de la Unión Europea a todos los territorios con una intención clara: hacer realidad el lema de nuestra Presidencia: “Europa, más cerca”.

También estamos avanzando en la acción legislativa de la UE. La Presidencia española ha trabajado en expedientes que tienen un impacto directo sobre nuestros ciudadanos, y ha alcanzado acuerdos vitales dentro de las cuatro prioridades de nuestro programa. Entre ellos, quiero hacer mención al acuerdo alcanzado en el Consejo sobre la reforma del diseño del mercado eléctrico, donde el liderazgo de la Presidencia española ha sido crucial. Afrontamos ahora la negociación con el Parlamento Europeo para concluir un expediente que hará que los precios de la electricidad dependan menos de la fluctuación de los combustibles fósiles. Hemos logrado, además, ambiciosas conclusiones en la lucha contra el cambio climático con el acuerdo de la posición común de la UE para la COP 28 de Dubai.

Somos conscientes de la relevancia que el reto migratorio supone para nuestras sociedades, y por ello, volcamos todos nuestros esfuerzos en sacar adelante un acuerdo que, a pesar de las dificultades, consiguió cerrarse en el Consejo sobre el Reglamento de Crisis, último gran reglamento del Pacto de Migración y Asilo. Este acuerdo nos permitirá, además, seguir trabajando con el Parlamento Europeo para poder cerrar todo el paquete normativo. El desafío migratorio debe abordarse desde una dimensión europea, y no exclusivamente nacional.

En las próximas semanas, seguiremos trabajando en expedientes fundamentales, como la reforma de la gobernanza económica o la revisión del presupuesto de la UE hasta 2027. También continuaremos avanzando en algunos asuntos que, sin duda, seguirán siendo claves en el marco de la autonomía estratégica abierta, como el reglamento sobre la industria de cero emisiones o el de materias primas críticas. En el ámbito de los derechos sociales, nuestro esfuerzo se centrará en el desarrollo de la tarjeta europea de discapacidad, la directiva de las condiciones de trabajo en las plataformas o la directiva de libertad de medios de comunicación.

Afrontamos semanas decisivas en un complejo contexto global. El estallido del conflicto palestino-israelí pone a prueba, una vez más, la unidad de la respuesta europea y nuestro país, tal y como quedó acreditado en el último Consejo Europeo, está jugando un papel protagonista.

En definitiva, España está haciendo de esta Presidencia un ejemplo de compromiso con el ideal europeo que comparte la inmensa mayoría de nuestra sociedad. Y es un motivo de orgullo cumplir ese anhelo.