Primero y principal, feliz día de Reyes.

Espero que hayan recibido tantos regalos como esperaban, que es un deseo mejor que el básico “… como merecen” porque, a fin de cuentas, ¿quién puede tener la soberbia de juzgar eso? Aparte de uno mismo, claro.

Siendo así, en su mano está aceptarlos o rechazarlos porque, a fin de cuentas, es de lo que va la vida.

En este 6 de enero, el Estado tiene garantizado su regalo en forma de recaudación. Al menos así nos lo ha querido aclarar la Ministra de Hacienda cuando ha publicado en su cuenta de X lo siguiente “La recaudación aumenta porque en España hay más personas que nunca trabajando”.

A ver: es complicado darle la razón a la ministra cuando seguimos liderando el desempleo en Europa. En concreto en la Unión Europea. Más en concreto, en “los países de nuestro entorno”.

Es más complicado aún, cuando sabemos con certeza que si el empleo ha crecido en diciembre, es por la campaña de navidad, lo que implica temporalidad. Más complicado aún si reconocemos la realidad que el empleo se ha deteriorado en dos sectores esenciales para el crecimiento como son el industrial y el de la construcción.

Abundando en la complicación tenemos que decir que el sector inmobiliario está estancado a nivel mundial y que eso, obviamente, nos incluye. Abundando aún más tenemos que decir que si no hay empleo en el sector industrial es porque no atraemos inversión y que el motivo es no se nos percibe como un país estable. Ni económica ni jurídicamente y, si no, que se lo digan a las grandes empresas de renovables, que no encuentran una estabilidad jurídica ni aunque se la pidan a Melchor.

Lo primero que tenemos que decir es que el Gobierno no nos proporciona información real de cuánta gente está trabajando.

Que sí, que lo mismo sale la Ministra diciendo que el 50% de la energía generada en España tiene origen en renovables, pero eso no implica el consumo y, mucho menos, la facilidad de implantación.

Y gracias por el apunte, tendría que decir, porque la estrategia para vender el logro del Gobierno radica en lo que el mundo sajón denomina bits and pieces.

Partiendo de la afirmación de la Ministra, lo primero que tenemos que decir es que el Gobierno no nos proporciona información real de cuánta gente está trabajando. No lo hace porque su principal palanca en el argumento en el éxito de su política de empleo es la generosidad en lo que abarca la categoría de fijos discontinuos.

Pónganse en la situación del trabajador. Visualicen que les ponen delante un papel a firmar cuyo modelo de contrato es fijo discontinuo. Ahora imaginen que, después de haber firmado en un año tres de esos contratos (no se equivoquen, porque estas cosas están pasando), están en su casa cobrando el paro y esperando a que les llamen para reincorporarse, porque ahí radica el meollo de “discontinuo”.

Ahora imaginen que no cobran la prestación de desempleo porque ya no queda carencia y, mientras, siguen esperando que les llamen para volver a trabajar porque eso es lo que tiene estar bajo un contrato catalogado como fijo discontinuo.

De hecho (¿están sentados?) sólo cuatro de cada diez contratos indefinidos firmados durante el mes de diciembre son de jornada completa. Esto explicaría el alarde del Gobierno en el mes de diciembre y, al tiempo, el más que cuestionable escenario del empleo en España. Parece que la realidad del mercado de trabajo no está exenta de ironía.

La realidad es que el Gobierno considera cualquiera de los dos escenarios como un éxito de sus políticas de empleo y que, en ese “éxito” es en lo que basa la Ministra de Hacienda su elocuencia para justificar su alarde.

Aquí es donde tendría que decir que la realidad es terca, pero en realidad sólo puedo decir que la realidad es desconocida. Es desconocida porque ahora se cumple un año desde que el Gobierno dio la cifra de fijos discontinuos inactivos y, entonces, ascendía a 400.000. Hoy podría estar cerca del millón (1.000.000, si lo quieren en numérico). ¿Hay una mayor recaudación, pues, porque hay más gente trabajando? Sospecho que no. Sospecho que es por la inflación (al subir los precios, el % de impuestos sube, porque Hacienda no perdona), por la subida de cotizaciones y por las distintas subidas de impuestos. Es decir, se recauda más por la vía complicada. Por la costosa, más bien