El día después de las primarias socialistas, el secretario general del PSOE de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, llamó a Pedro Sánchez para poner su cargo a disposición del nuevo líder. Era su forma de "asumir su responsabilidad" tras la derrota de los barones en el agrio enfrentamiento que sufrió el PSOE. En vez de su renuncia, Sánchez le ofreció hacer borrón y cuenta nueva, y desde entonces es el único presidente autonómico integrado en la Ejecutiva federal. El presidente de la Junta de Extremadura exige esa misma lealtad al resto de perdedores en las primarias, sus compañeros y amigos. Y desde su cargo institucional también mantiene el discurso de "los que gobiernan" que en su día le unió a Susana Díaz, Javier Fernández, Javier Lambán y Ximo Puig contra Pedro Sánchez por su gestión del partido. "Pedro es el jefe de la oposición y ésa es su labor. A mí aquí me eligieron para gobernar, no para confrontar", explica en su despacho de la Junta extremeña.

Pregunta.- Hay mucha controversia sobre si el PSOE es capaz de liderar el debate político. ¿Qué le pasa al PSOE?

Respuesta.- Lo que nos ha pasado siempre. Que somos un partido tan tan importante para la gente que cuando estamos dedicados a desarrollar nuestro proyecto y avanzar en nuestras propuestas y no hay ruido a la gente le extraña. El PSOE está. No sólo gobernando en siete comunidades autónomas, que no es poco, sino también siendo el vehículo de las propuestas más serias que se están haciendo ahora mismo en las Cortes Generales.

P.- ¿No hay ruido?

R.- Yo no oigo ruido ninguno.

P.- Ha habido mucha controversia por el nuevo Reglamento del PSOE.

R.- Eso no es ruido, eso es consustancial a una organización tan democrática como la nuestra en la que hay distintas opiniones. Pero en el Comité Federal nadie votó en contra.

P.- Hubo ausencias destacadas.

R.- Pero no hubo ningún voto en contra.

P.- También se han oído voces críticas como la del presidente de Asturias, el presidente de Extremadura, la eurodiputada Elena Valenciano y hasta el ex secretario general Alfredo Pérez Rubalcaba hablando de “vetos” y de que todavía no se tiene superada la división de las primarias.

R.- Siempre hemos sido muy proclives a manifestar lo que cada uno piensa y eso no está mal. Obviamente me habría encantado que Elena hubiera sido la presidenta del grupo parlamentario europeo, pero dicho esto: aquí hay una dirección del partido que ha ganado unas primarias y un congreso. Y hay que dejarlos que tomen las decisiones. Y sobre todo respetarlas. Yo reivindico siempre para quien está en la asunción de responsabilidades que se le respeten las decisiones que toma. No se puede estar cuestionando desde el minuto uno todo lo que se diga. Y no digo que en este caso esté ocurriendo… Yo soy muy amigo de Elena y me habría gustado, pero la dirección del partido tiene sus claves y las decisiones las toma creyendo que es lo mejor. Y un secretario general que ha ganado un congreso se merece el beneficio de la duda como mínimo en la toma de decisiones.

P.- ¿Tiene Pedro Sánchez un problema de autoridad?

R.- Se la ha ganado donde se la tenía que ganar, que es en las urnas.

P.- Habla usted de cuestionamiento desde el minuto uno. ¿Esta serie de críticas internas recuerda al primer mandato de Sánchez?

R.- No, para nada. Nada que ver.

P.- ¿Por qué? También ocurrió entonces.

R.- Aquí ha habido una confrontación de altísimo nivel y ha ganado. Unos ganaron y otros perdimos. Hay que reconocerle al que gana el valor que la victoria tiene.

P.- De los que perdieron, usted es el único que se ha integrado en la nueva Ejecutiva.

R.- Después de las primarias hablé con Pedro y le presenté mi renuncia como secretario general del PSOE de Extremadura porque yo entendía que si yo había jugado fuerte en una candidatura que no era la suya, lo mínimo que debía hacer era reconocer la derrota y asumir la responsabilidad. Y por eso lo hice. Me dijo que no y días después me ofreció la posibilidad de incorporarme al equipo y ahí estoy trabajando como he hecho siempre, con la misma lealtad que he tenido con Felipe, con Almunia, con Zapatero, con Alfredo y ahora con él.

P.- ¿Y usted entiende a sus ex compañeros de primarias que no se integran y mantienen recelos hacia la dirección?

R.- Nosotros hicimos lo que creíamos que era mejor para el partido, pero perdimos. Esto es algo que no debemos olvidar nunca: que se perdió. Y el PSOE ganó porque el proceso fue bueno. Y si el PSOE ganó yo creo que ganamos todos. A partir de ahí, yo asumí mi responsabilidad, presenté mi renuncia y no fue aceptada. Luego pude no haber aceptado la propuesta que me hizo el secretario general, pero yo creo que en este momento el partido necesita mucho más de arquitectos que de barreneros.

P.- ¿Y eso qué significa?

R.- Pues que tenemos que arrimar el hombro todos y sumar.

P.- ¿Y hay gente que no lo hace?

R.- Yo no digo nada de eso. Si es que todos esos son mis amigos. Esto no es un problema de amistad. Esto no es una pandilla, esto es política. Y la política exige lealtades. Y hay que ser leal a la dirección del partido.

P.- ¿Hay unidad?

R.- Sí.

P.- ¿Se ha recompuesto la unidad como dice Pedro Sánchez?

R.- Sí, sí… Desde luego yo hablo por mí y por mi federación. Aquí en Extremadura hubo también un congreso y se integró a todo el mundo en el Comité Regional. No tengo ningún problema. A mí hay gente que me pregunta con quién estuve en el proceso y yo ya ni me acuerdo.

P- ¿Las primarias fueron en el paleolítico, no?, como dice Susana Díaz.

R.- Claro.

P.- ¿Cómo valora usted las ausencias que va a haber este fin de semana en la Escuela del Buen Gobierno del PSOE?

R.- Son mucho más importantes las presencias. Porque van a estar los imprescindibles. Los imprescindibles son los que van a asistir. Nosotros somos prescindibles todos y nos creemos los reyes del mambo. El PSOE ha sobrevivido a la marcha de Felipe, de Almunia, de Zapatero, de Rubalcaba… Sobrevivirá a la marcha de Pedro, a la mía, la de Ibarra, la de Bono, la de Chaves. Somos prescindibles. Somos mucho menos importantes de lo que nos creemos. Y las jornadas no pierden valor porque estemos uno más o uno menos. Las jornadas son algo nuevo, que realizan planteamientos diferentes, que es lo que deberíamos estar analizando. Insisto: Pedro tiene todo el derecho del mundo a poder hacer lo que va a hacer y la noticia no puede ser que uno vaya o no vaya, eso es absolutamente irrelevante.

P.- También se están cuestionando conceptos aprobados en el último congreso federal como el de la plurinacionalidad.

R.-  Pero si está en la Constitución, que dice que España es la suma de nacionalidades y regiones. ¿De qué estamos hablando? ¿Qué quería el constituyente en el año 78 cuando dijo eso? ¿Por qué nadie lo preguntó entonces y ahora lo preguntamos?

P.- Lo cuestionan barones como Javier Fernández o Susana Díaz.

R.- Bien, vale, insisto. Nadie lo cuestionó entonces. Javier es, ha sido y será uno de mis tres o cuatro referentes políticos en mi vida.

P.- ¿El auge de Ciudadanos es una amenaza para el PSOE? Sánchez asegura que la división de la derecha beneficia al PSOE, mientras otras voces dentro del partido abogan por ocupar el centro político.

R.-  Vamos a ver qué ocurre. Lo cierto es que el mapa político español sigue abierto, no se ha cerrado. Tuvimos una época que se abrió en el seno de la izquierda y ahora se ha abierto en el seno de la derecha. Parece que los vasos comunicantes están abiertos todavía. Y también es verdad que es la primera vez que hay una fuerza política que puede captar votos esencialmente del PP, pero también nuestros y de Podemos, como están dando las encuestas. Yo creo que hay que ser muy prudentes en las valoraciones y mi tesis siempre ha sido la que es: defender los principios de la socialdemocracia con una actitud de moderación, ocupando la centralidad en nuestro país, que es lo que permite sacar los mejores resultados y ganar elecciones.

P.- Hay voces que alertan de ese escoramiento del PSOE a la izquierda.

R.- Lo que hay que hacer es trabajar desde dentro de la organización, participar en los foros y presentar propuestas para que eso no sea así, ¿no? A mí me parece que cuando apoyamos las soluciones para Cataluña, cuando Pedro ha presentado propuestas de grandes consensos, eso no lo sitúa en la radicalidad, sino en la centralidad del espectro político. Sin abandonar nuestros valores y principios socialdemócratas, pero con una actitud constructiva y de búsqueda de acuerdos.

P.- ¿Y usted personalmente, qué piensa?

R.- Yo, lo que hacemos en Extremadura. Somos un partido progresista, socialdemócrata, un partido que ha sido capaz de transformar esta tierra y de contribuir a la gran transformación que ha habido en España. Pero la mayor parte de la ciudadanía, al margen de lo ideológico, es moderada en sus expresiones. La moderación no tiene nada que ver con la defensa de las ideas. La moderación es una actitud ante la vida: ser capaces de salir al encuentro, de llegar acuerdos, de aprobar los presupuestos un año con uno y otro año con otro… ¿Alguien piensa de verdad que en España se puede tener una actitud diferente cuando nadie va a conseguir más de cien escaños? Probablemente lo que está ocurriendo es que no nos estamos dando cuenta de que para gobernar en el futuro va a haber que hacerlo con alguien. Entonces, bien haríamos en empezar a evitar que haya barreras infranqueables. Es decir, que el diálogo pueda ser posible. Porque no habrá ningún partido en los próximos años, creo que bastantes, que esté en condiciones de llevar a cabo su programa de gobierno.

P.- ¿No hay que tener barreras infranqueables con ninguna fuerza?

R.-  Con independencia de tu ubicación en el eje derecha/izquierda, respecto a las grandes cuestiones podemos ponernos de acuerdo. ¿Alguien entiende que no haya capacidad de acuerdo respecto al agua? ¿O a la educación? No va a ser lo que yo quiero ni lo que tú quieres, tendremos que ponernos de acuerdo. Y ya lo he dicho muchas veces: no me preocupa lo que digan los independentistas o los nacionalistas, porque va de suyo y ya lo sé. Me preocupa que los que no lo son a veces tienen discursos parecidos. Y te encuentras que no sé quién de no sé qué comunidad autónoma tiene un discurso del agua absolutamente inconcebible. Va a ser imposible construir un proyecto de país como no sea a través del diálogo. Todos vamos a ser necesarios porque nadie va a tener la mayoría.

P.- Esas discrepancias también se producen en el seno de su partido, por ejemplo sobre el uso del castellano y el catalán.

R.- Yo ya he dicho lo que pienso. Cuando en un país hay varias lenguas cooficiales y una familia quiere que su hijo estudie en una de ellas, debe poderlo hacer. Ya lo he dicho. Pero no es momento ahora de meternos en una batalla de lenguas.

P.- Usted habla de las responsabilidades de gobierno y el PSOE gobierna en Baleares, donde se prima el conocimiento del catalán en la sanidad pública sobre otros factores del currículum de los profesionales.

R.- Es que allí se gobierna con otros partidos. En esos casos no se hace sólo lo que tú quieres. Por eso es tan importante conformar mayorías estables. Yo por eso peleo por mantener mi 42% de voto en Extremadura.

P.- Ustedes defienden que el socialismo no puede ser nacionalista, pero tienen un gobierno que actúa de forma nacionalista en Baleares. ¿Es una contradicción?

R.- No. El PSOE en Baleares necesita cogobernar con otros y habrá cosas que le gusten más y otras que le gusten menos, pero las tiene que hacer porque tiene que cumplir un pacto de gobierno.

P.- En su propuesta de diálogo con otros partidos para grandes acuerdos de país ¿incluye al PP?

R.- Y a Podemos. No se puede excluir a nadie. España no se puede permitir el lujo de que media España actúe contra la otra media. Evidentemente te será más fácil ponerte de acuerdo en determinadas cosas con uno o con otro. Pero tiene que haber un diálogo y acuerdos de tres o de cuatro, por ejemplo, sobre la posición exterior de España.

P.- ¿Incluso acuerdos para apoyar los presupuestos?

R.- Los presupuestos son la política convertida en números, así que veo muy difícil que podamos alcanzar un acuerdo con el PP. Pero hay fórmulas para aprobarlo, se aprobaron el año pasado. No tengo ninguna duda de que se van a aprobar.

P.- Preguntaba por el ejemplo alemán, por esa colaboración entre socialistas y conservadores.

R.- Yo nunca he ocultado mi idea de país. Cuando uno se presenta a unas elecciones, o gobierna o deja gobernar. Pero ninguna de las dos cosas es imposible. Y un país no puede hacer el ridículo de tener que repetir elecciones tras elecciones, porque produce una falta de credibilidad enorme. Lo defendí entonces, me costó no pocos disgustos y lo sigo defendiendo ahora. Cuando uno aspira a ser partido de Gobierno, gobierna o deja gobernar.

P.- ¿Hasta dónde llegaría esa voluntad de acuerdo?

R.- Veremos el escenario después de las elecciones. Ojalá hubiera salido ese Gobierno de PSOE y Ciudadanos. Ojalá. Probablemente no estaríamos como estamos. Ésa es la gran responsabilidad que siempre perseguirá a Podemos, que pudo haber cambiado las cosas hace tiempo.

P.- ¿Cree que con ese Gobierno, la crisis de Cataluña habría sido diferente?

R.- Probablemente. Habrían cambiado cosas de manera significativa. En esta parte de ficción en la que vive una parte de Cataluña han recreado figuras contra las que confrontar que en ese caso no habrían tenido.

P.- ¿Por qué?

R.- Necesitaban un enemigo en la Moncloa. O lo que ellos consideraban un enemigo.

P.- ¿Y Pedro Sánchez no lo habría sido?

R.- No lo creo.

P.- La semana pasada le visitó el presidente Rajoy.

R.- Fue un magnífico ejemplo de lo que en un estado democrático hay que hacer: al margen del partido que está detrás, los gobiernos deben hacer todo lo posible para entenderse. Yo trato de buscar espacios comunes para resolver los problemas de la gente y ser útiles, que es de lo que se trata. ¿Lo mejor es irte a las barricadas y confrontar y decir ‘y tú más’? Eso no aporta ya nada. Y probablemente gran parte de lo que está pasando con el voto que se está yendo a Cs es porque parte de la ciudadanía no entiende que esto sea una guerrilla en la que hay que ver quién grita más, quién confronta más o quién insulta más. Y como yo creo que hay que ser útil a este país, hay que entenderse.

P.- ¿Lo ha conseguido con Rajoy?

R.- Nos hemos entendido y hemos firmado un acuerdo para el cumplimiento de los compromisos sobre el tren a Extremadura y también del transporte aéreo. Para nosotros los dos son fundamentales. De nada sirve mirar para detrás, quién fue el culpable, por qué, quién fue el que más falló… Eso te puede servir para irte muy contentito a casa ese día, pero para nada más. Lo importante es buscar soluciones y eso es lo que intento cada día. Y en esa búsqueda de soluciones tengo que encontrar en el Gobierno de España un aliado. ¿Para eso qué hay que hacer? Pues buscar un clima de diálogo y de cordialidad. ¿Que podemos tener diferencias? Indiscutiblemente, pero tenemos que buscar los puntos de encuentro. Por ejemplo, yo estoy trabajando ahora para que proyectos empresariales vengan a Extremadura y ningún empresario extranjero potente entendería que el Gobierno de España y el de la comunidad no se entendieran. Nos hemos acostumbrado a vivir en la excepcionalidad y hemos convertido lo excepcional en lo normal. Nos creemos que eso lo entiende todo el mundo, pero nadie entiende que el Gobierno de España y el de las autonomías estén tirándose porrazos todos los días. Eso no se entiende.

P.- ¿Y en ese clima no afecta declaraciones como la del secretario general pidiendo la dimisión del presidente del Gobierno o reclamando una cuestión de confianza?

R.- Es que él es el jefe de la oposición. ¿Qué le pedimos, que toque las palmas todos los días?

P.- Fue lo que anunció Sánchez mientras usted se reunía con Rajoy.

R.- Es que yo soy Gobierno. Los ciudadanos me eligieron a mí para ser gobierno, no para ser oposición a Rajoy. Cuando tú conviertes lo que te dicen los ciudadanos en otra cosa se desvirtúa el sentido de la política. Yo agradezco que cualquier ministro me atienda con toda celeridad cuando lo necesito. En la vida hay que ser agradecido y reconocer las cosas.