Jamás imaginó que le tocaría ser alcalde en uno de los años más complicados y convulsos que ha vivido Alsasua. A sus 26 años, Javier Ollo afirma que los dos años y diez meses que lleva al frente del gobierno de la localidad “han sido como un máster”. Sobre su mesa, una pequeña ikurriña, y tras ella, las banderas de Navarra y Alsasua, que en el balcón del Consistorio completa con la española.

La madrugada del 15 de octubre de 2016, a escasos doscientos metros de su despacho en el Ayuntamiento, en el bar ‘Koxka’, se produjo la agresión a dos guardias civiles y sus parejas que marcaría hasta hoy la vida del municipio. Estos días el ir y venir de periodistas lo lleva con resignación pero con ganas de que todo termine cuanto antes.

Este joven abogado asegura que lo que allí sucedió “no fue una pelea de bar” y que el hecho de que fueran identificados como guardias civiles fue “un elemento detonante”. Tras declarar que respeta a la Justicia apunta que acusar de un delito de terrorismo a los ocho acusados por una “presunta agresión” es una desproporción “y devaluar el concepto de terrorismo”.

El sábado participó en la marcha de apoyo a los jóvenes que este lunes comenzarán a ser juzgados en la Audiencia Nacional. Se enfrentan a una petición total de 375 años de prisión. Señala que las familias “lo están pasando muy mal”. Preguntado por si ha correspondido del mismo modo a las familias de los agentes y sus parejas -una de ellas, junto a sus padres, vecina de Alsasua-  no oculta, “con cierto pesar” no haberlo hecho. “El momento en el que el Ayuntamiento podíamos habernos reunido con las personas presuntamente agredidas aquella noche creo que ya pasó. No se hizo y ahora, a días del juicio, creo que sinceramente no ayudaría nada”.

Pregunta.- Ha pasado año y medio desde la madrugada en la que se produjo la agresión a los guardias civiles y sus parejas. Tras el gran impacto del caso, ¿cómo diría que está hoy Alsasua en comparación con aquel 15 de octubre de 2016?

Respuesta.- Hoy el sentimiento mayoritario entre los vecinos de Alsasua diría que es de tristeza o cabreo, pero también de incertidumbre, ante lo que pueda ser el juicio y la sentencia. Y decepción sobre todo por la imagen que algunos medios de comunicación han trasladado del municipio en este tiempo. Sí hay algo que ha unido a los vecinos. Más allá de las diferencias, ese enfado viene por la imagen que se ha dado, de que somos un municipio en enfrentamiento permanente, y eso no es así. También nos ha unido la desproporción judicial. No se está pidiendo impunidad bajo ningún concepto. El Ayuntamiento condenó los hechos y cree que se deben juzgar y, en su caso, condenar, pero no como terrorismo.

P.- Fuera de Navarra, en Andalucía, Madrid o Extremadura, ¿se hace ahora más complicado decir que uno es de Alsasua?

R.- No, creo que no. Es cierto que cuando lo dices mucha gente lo relaciona con este caso, aunque es triste habernos hecho conocidos por estos hechos y por el tratamiento mediático que se le ha dado al caso.

P.- La vida para los guardias civiles destinados aquí, ¿es año y medio después más difícil para ellos en este municipio?

R.- No lo creo. La integración de los miembros de la Guardia Civil en Alsasua, pero también en Navarra y en la Comunidad Autónoma Vasca, creo que es la misma. La convivencia con los miembros de la Guardia Civil y su integración en la sociedad sí considero que es mucho mejor que hace 15 ó 20 años, sin ninguna duda. Hay una gran diferencia con lo que era en los años 80, se han dado pasos en positivo.

No fue una pelea de bar ordinaria, pero tampoco terrorismo. Un elemento detonante fue que se les reconoció como guardias civiles"

P.- ¿Pero lo es respecto a lo que era hace 15 ó 20 meses?

R.- Creo que ni mejor ni peor. Sí temo que si finalmente hay una condena por terrorismo en este caso se pueda producir en la sociedad de Alsasua y en otros municipios de nuestro entorno y del País Vasco, y en determinados sectores sociales, un mayor rechazo e incluso, y sería muy triste, cierto odio. Hay una reivindicación política que es legítima y que aboga por un repliegue de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, siempre que se defienda de forma pacífica y civilizada, claro. Puede producirse un sentimiento de odio en caso de que se produzca una condena por terrorismo. Una condena de semejante desproporción puede producir una herida social que costará mucho tiempo cicatrizar.

P.- ¿Cree que hoy los agentes agredidos podrían tomar con tranquilidad la copa que tomaban junto a sus parejas en octubre de 2016?

R.- No veo que comparando con lo que podía ser el 14 ó 15 de octubre de 2016 se esté ni peor ni mejor. No creo que haya habido un empeoramiento en la integración de los miembros de la Guardia Civil en Alsasua. Sí, insisto, creo que se puede producir un claro empeoramiento en caso de que se produzcan unas condenas. Se lo digo desde el respeto a las decisiones judiciales. Con unas penas de prisión como las que se reclaman, se pueda producir un efecto social que será complicado de gestionar.

P.- Lo que sucedió aquella madrugada en el bar ‘Koxka’, ¿usted es de los que cree que fue una pelea de bar ordinaria o considera que fue algo más?, ¿de no ser guardias civiles se les hubiera agredido?

R.- Es una suposición mía y todo presuntamente, pero no creo que sea una pelea de bar ordinaria ni que sea terrorismo. Ni blanco ni negro, un punto intermedio. No lo concibo como una pelea de bar normal que pueda producirse cualquier sábado con copas de por medio. Sí creo que un elemento detonante fue que eran miembros de la Guardia Civil y que se les reconoció como tales. Se produjo una discusión, los agentes no se quedaron callados seguramente, contestarían, y todo ello a las cinco de la mañana con alcohol de por medio. Acabó como acabó. No comparto que sea la Audiencia Nacional la que lo juzgue. Hablar de terrorismo creo que es devaluar el concepto de terrorismo. Aquí conocemos muy bien qué ha sido el terrorismo y desde luego tratar el caso de Alsasua como terrorismo es devaluar el concepto de terrorismo. Yo hablo de presunta agresión que se debería juzgar como un delito de lesiones y en su caso atentado contra la autoridad, pero no como un delito terrorista con peticiones de 50 y 60 años de prisión.

Lo digo con pesar. El momento de reunirnos con las familias de los agredidos ya pasó. No se hizo, y a días del juicio creo que no ayudaría"

P.- Algunos sectores ven detrás de este caso un interés ejemplarizante por determinados poderes del Estado para juzgar como terrorismo este caso. ¿Lo comparte?

R.- Partimos de una denuncia de Covite, que no entiendo bien. Ellos tienen legitimidad para hablar de terrorismo y por eso no entiendo su posición. Es devaluar el concepto de terrorismo. La Fiscalía emitió un escrito de acusación ciertamente duro y contextualizando los hechos en un clima de continuo hostigamiento contra la Guardia Civil y es a partir de ese contexto de la Fiscalía cuando se califican de terrorismo. Yo soy de los que aún cree en la Justicia. Soy abogado y me corresponde creer y defender a la Justicia y espero que finalmente imperen los principios de seguridad jurídica, presunción de inocencia y proporcionalidad jurídica. No me atrevería a afirmar que detrás de todo esté el Gobierno. Pero el presidente del Gobierno sí afirmó que estos hechos no deberían quedar impunes.

P.- Pero eso también lo piden ustedes, que no queden impunes…

R.- Sí, el Ayuntamiento y las familias. Nadie pide impunidad. Pedimos que se les juzgue y se les condene, si es que se les debe condenar, pero con proporcionalidad.

P.- Acudió a la manifestación del sábado en Pamplona. ¿Le parece adecuado que una marcha de apoyo a unos encausados celebrada dos días antes del inicio del juicio cuente con presencia de las instituciones? ¿No deberían quedarse al margen?

R.- Las decisiones judiciales se deben respetar pero eso no impide que nos podamos pronunciar, opinar. No se está intentando coaccionar a ninguna instancia judicial, que además no creo que se dejara coaccionar por un ayuntamiento que no es parte en el proceso judicial.

Hablar de un delito de terrorismo en este caso es devaluar el concepto de terrorismo"

P.- Ustedes se han mostrado cercanos a las familias de los ocho acusados, a las que han trasladado su apoyo en este año y medio. ¿Cómo están viviendo las vísperas del juicio?

R.- Con incertidumbre, miedo y esperanza. Las próximas semanas no serán fáciles para ellas. Veremos cuál es el pronunciamiento del tribunal.

P.- ¿Con las familias de los agredidos ha estado? La pareja de uno de los agentes agredidos vive aquí y sus padres también. ¿Se ha puesto en contacto con ellas?

R.- En este caso el Ayuntamiento ha ido actuando a medida que se producían los hechos. El primer pronunciamiento que hice tras la agresión fue la condena de los hechos y la solidaridad con los afectados, lo aprobamos el 17 de octubre. A raíz de aquello, como los hechos que se han producido han estado relacionadas con las personas ahora encausadas y hemos visto la desproporción en este asunto, es cierto que la atención del ayuntamiento se ha centrado más en esas personas y sus familias. Nuestra atención, es verdad, ha estado más centrada en las personas encausadas.

P.- Es decir, que desde días después de la agresión, 15 octubre de 2016, hace año y medio, no ha vuelto a ponerse en contacto con el entorno de las personas agredidas, vecinos del pueblo…

R.- No, desde entonces no.

P.- De aquí al inicio del juicio, ¿tiene intención de acercarse a hablar con ellas? También ellas lo estarán pasando mal estos días…

R.- No me cabe ninguna duda. En este caso nadie lo está pasando bien. No me gusta hablar de una parte y otra parte. Seguro que las cuatro personas presuntamente agredidas aquella noche no lo han pasado bien. Tampoco el tratamiento mediático y judicial les ha venido bien, ha ido tan lejos… ¿Si me voy a reunir? Pues en fin, el momento en el que el Ayuntamiento podíamos habernos reunido con las personas presuntamente agredidas aquella noche creo que ya pasó. No se hizo y ahora, a días del juicio, creo que sinceramente no ayudaría nada. Lo digo con cierto pesar.

Respecto al 15 de octubre de 2016 no estamos ni mejor ni peor. La integración de la Guardia Civil en Alsasua no creo que haya empeorado"

P.- ¿Se arrepiente de no haberlo hecho?

R.- Hubiera estado bien hacerlo. No se pierde nada y se gana mucho.

P.- Institucionalmente la relación entre el Ayuntamiento de Alsasua y la Guardia Civil, ¿cómo diría que es?

R.- Correcta. Periódicamente mantengo reuniones con ellos y con la policía foral.

P.- Paseando por la localidad le debo reconocer que me ha sorprendido la discreta movilización en carteles, pintadas y demás que he visto por este caso que se juzga este lunes. ¿Eliminar esas referencias ha sido un modo para reducir la tensión?

R.- Algunos medios han trasladado la imagen de que esto era Belfast en los peores tiempos y no es así. Antes de este caso ya teníamos como política del Ayuntamiento que en caso de pintadas en locales públicos el consistorio las retiraría y en locales no públicos si era solicitado.

P.- Pues mire por donde en la sede de su partido, el PNV, hay unas pintadas en la fachada y puerta acusándoles de cómplices por el suicidio del etarra Xabier Rey…

R.- Sí, son de hace unas semanas. Esas las retiraremos los miembros del partido.

P.- ¿Qué ha perdido Alsasua en este año y medio? ¿Ha ganado algo?

R.- Ha perdido tranquilidad. Este tema no está en el día a día pero sí se percibe que sigue ahí. Hay ganas de que termine y que ojalá termine bien, con justicia proporcionada. Diría que quizá ha ganado que en un municipio con cinco sensibilidades diferentes en su ayuntamiento sí se ha unido a la población por la imagen que se ha trasladado del municipio.