El jefe del Estado español estará en un discreto segundo plano durante los actos de aniversario de los atentados de Barcelona y Cambrils que se celebrará el viernes 17 de agosto en la ciudad condal. El Ayuntamiento de Ada Colau ha organizado un homenaje a las víctimas que relega a todas las autoridades a una papel secundario para evitar la politización del acto. Como ha anunciado la propia alcaldesa, se celebrará una serie de actividades abiertas a todas las instituciones a las que se ha invitado también al Rey Felipe VI porque "no hay vetos" en esa celebración. No obstante, no se pronunciarán discursos políticos ni institucionales y todo el protagonismo se atribuirá a las dieciséis personas que fallecieron y las 120 que sufrieron heridas durante los ataques terroristas. La Moncloa ha expresado al Ayuntamiento su satisfacción por esta organización.

La periodista Gemma Nierga será la encargada de conducir un acto denominado 'Barcelona, ciudad de paz', que comenzará a las 10,30 horas con una ofrenda floral sobre el mosaico de Joan Miró situado en las Ramblas donde la ciudadanía depositó velas y flores tras los ataques. Las cinco escuelas municipales de música y el conservatorio ofrecerán un concierto y posteriormente se leerá un poema en cada uno de los siete idiomas de las dieciséis víctimas mortales: catalán, castellano, inglés, francés, portugués, italiano y alemán. Jóvenes de distintas creencias religiosas realizarán la lectura.

Según informa el Ayuntamiento de Barcelona, las víctimas ocuparán las primeras filas de asientos frente al escenario que se habilitará en la plaza de Cataluña mientras las autoridades quedarán probablemente relegadas a un lateral en pie. "Se trata de un acto austero, sencillo y emotivo que sólo otorga protagonismo a las víctimas", explica un portavoz municipal, que asegura que la alcaldesa y su equipo de gobierno no realizarán declaraciones ni comentarios que puedan desvirtuar ese sentido del homenaje. "No vamos a contribuir en ningún momento a ningún tipo de polémica", asegura, en referencia al boicot al Rey que preparan los independentistas catalanes.

De esta manera, el Consistorio pretende evitar que los sectores más radicales del independentismo conviertan el aniversario en una protesta contra el Rey como ocurrió el año pasado durante la manifestación de repulsa por los atentados. A la movilización acudieron los líderes de todos los partidos y los presidentes autonómicos acompañando a las alcaldesas de Barcelona y Cambrils, además de Felipe VI y el entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que sufrieron abucheos y pitadas a su llegada al punto de encuentro de autoridades.

Las entidades que días antes habían anunciado ya muestras de rechazo a la presencia de Felipe VI y Rajoy inundaron además la marcha con pancartas azules en las que se combinaban mensajes conciliadores como “la paz es la respuesta” o “no tinc por” o “no a la islamofobia” con otros de carácter político como “Mariano, queremos paz no vender armas” o “Felipe VI y los de las Azores, cómplices del tráfico de armas”. Se produjeron también enfrentamientos entre manifestantes al finalizar la concentración y los Mossos d’Esquadra tuvieron que separar a dos frentes: uno en agradecimiento a la monarquía y otro en contra de la presencia del Rey Felipe VI en el acto. Uno de los momentos más tensos fue televisado en directo por La Sexta cuando la entonces vicesecretaria general del PP Andrea Levy era entrevistada y los insultos que recibía impedían por momentos continuar la retransmisión.

Tanto Rajoy como el entonces presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, intentaron rebajar la tensión tras la manifestación y restar importancia a los abucheos al Rey. “En Barcelona, por las víctimas y por la libertad” escribió el presidente del Gobierno en las redes sociales junto a una imagen de la manifestación, mientras Puigdemont aseguraba que “debemos reconocer que la administración del Estado ha estado ahí desde el primer momento y sabemos que el enemigo son los terroristas”.

Moncloa y Zarzuela se coordinan

No es la primera vez que el gabinete del presidente del Gobierno y el Palacio de la Zarzuela se coordinan para paliar el boicot del presidente de la Generalitat, Quim Torra, al Rey. El 22 de junio, ambas instituciones lograron con éxito contrarrestar las protestas alentadas por el independentismo contra la Corona. Durante la inauguración de los Juegos del Mediterráneo en Tarragona, Felipe VI abrió la comitiva institucional seguido por Pedro Sánchez, que se convirtió en comodín entre el Rey y Torra en el palco presidencial. En esa ocasión, los intentos de pitada al Jefe del Estado fueron acallados por una mayoría de los asistentes que aplaudieron la entrada de autoridades y corearon el himno nacional.

Tras ese logro, la Moncloa y la Casa Real han mantenido la colaboración y la coordinación con el objetivo de garantizar la normalidad institucional durante la presencia del Rey en Barcelona con motivo del aniversario de los atentados terroristas. “Lo importante es no olvidar por qué se celebran esos actos: contra el terrorismo y en solidaridad con las víctimas y sus familiares. En ese objetivo no hay fisuras posibles, ahí vamos a estar todos”, ha asegurado, destacando que los homenajes son una muestra de “respeto y reconocimiento” a las personas que perdieron la vida y a las ciudades que vieron atacadas su convivencia, sus libertades y sus valores. “Se vio atacada el conjunto de la sociedad española. Por tanto ahí estarán jefe del Estado, la reina y el Gobierno”, anunció el lunes el presidente.

"El jefe del estado va en representación de todo el conjunto de la sociedad española para presentar el reconocimiento, el cariño, la solidaridad y la empatía con las víctimas. En ese mensaje se convoca a la absoluta mayoría de la sociedad catalana y a la absoluta mayoría de la sociedad española”, afirmó Sánchez, que definió a Felipe VI como “un jefe estado que entiende la España plural y la diversidad del país” y que “siempre ha tendido puentes con Cataluña”.