Pedro Sánchez cuenta con el apoyo de todo el PSOE para llevar adelante su alianza con Unidas Podemos y Esquerra Republicana de Cataluña. Así lo ha explicado el presidente del Gobierno en funciones a los periodistas en conversación informal durante la celebración del Día de la Constitución en el Congreso.

El líder del PSOE ha aclarado que tanto él como la dirección del partido han explicado la marcha de las negociaciones a los barones territoriales y han recabado sus apoyos. Sobre voces externas a la dirección, como la de Alfonso Guerra, no ha querido pronunciarse.

Sánchez ha defendido que esta legislatura debe servir para encauzar la situación política en Cataluña y para cerrar el conflicto con el independentismo. No ha querido reconocer la posibilidad de que las negociaciones de investidura estén gestando también un futuro tripartito de ERC, Podemos y PSOE en Cataluña y ha explicado que una eventual reforma constitucional -difícil por la negativa del PP a afrontarla- debería servir para resolver los conflictos territoriales y de desigualdad.

El secretario general del PSOE ha negado que pague un precio político al independentismo a cambio de su investidura y ha recordado las palabras de José María Aznar cuando aseguró, en el marco de unas negociaciones con el PNV, que la búsqueda de la independencia del País Vasco era una ideología política legítima siempre que no se defendiera con la violencia. Sobre su cambio de discurso respecto a Cataluña, pasando de asegurar que era un problema de convivencia a reconocer un conflicto político entre la Generalitat y el Estado, ha asegurado que ambas definiciones no son incompatibles.

El presidente en funciones se ha mostrado optimista sobre las negociaciones con los independentistas para su investidura y sobre el resultado de la reunión que mantendrán el martes los representantes de PSOE y ERC en Barcelona. No obstante, ha insistido en que lo primordial no es el calendario, es decir, su intención de ser investido presidente antes de Navidad o de fin de año, sino el contenido del acuerdo, que debe permitir la gobernabilidad y una legislatura de cuatro años.

Sánchez ha justificado su cambio radical de criterio sobre la posibilidad de formar una coalición con Podemos y de negociar con los independentistas en el resultado de las urnas el pasado 10-N. A su juicio, esa alianza responde al mensaje lanzado por los ciudadanos la jornada electoral.

Según el presidente, el mensaje del 10-N es que las izquierdas se tienen que entender, una encomienda que él ha seguido a pies juntillas y que está siendo una experiencia ilusionante, esperanzadora e inspiradora no sólo en España, sino en toda Europa. Como muestra de lo bien que está funcionado, el líder del PSOE ha recordado el resultado de las votaciones en la sesión constitutiva del Congreso, cuando la izquierda actuó como una máquina perfectamente engrasada frente a un bloque de la derecha dividido y enfrentado entre sí.

Por este motivo, Sánchez se ha mostrado agradecido ante las posiciones políticas de Unidas Podemos, ha alabado la valentía de Pablo Iglesias por asumir las contradicciones que supone entrar en un gobierno y ha mostrado su satisfacción por el alineamiento de ambas formaciones en los objetivos políticos que se están marcando para la legislatura.

Frente a esa alianza de izquierdas ilusionante, esperanzadora, valiente y responsable -en palabras del presidente- se sitúa una derecha deslavazada que no ha sabido interpretar a las urnas. Especialmente duro se ha mostrado Sánchez hacia el PP y Ciudadanos, a los que acusa de estar amarrados por los mensajes y el auge de Vox.

Al partido de Inés Arrimadas, el candidato socialista lanza un mensaje: debe asumir la reflexión de si piensa continuar aislado por su vínculo a Vox y debe interpretar el mensaje de las urnas porque los ciudadanos liberales no se sienten representados por un partido que coquetea con la ultraderecha. Ciudadanos debe asumir la nueva realidad, sostiene el presidente, que recuerda que Cs pidió la abstención de Podemos en 2016 cuando firmaron un acuerdo de investidura el propio Sánchez y Albert Rivera. Con esas palabras, el presidente invita al partido de Arrimadas a sumarse al bloque que permitirá su investidura.

Menos optimista se muestra con el PP, al que acusa de tener menos sentido de estado que partidos regionalistas como el cántabro. Sánchez ha reprochado que Pablo Casado pidiera su cabeza a cambio de la abstención del PP la misma noche del 10 de noviembre y ha insistido en la gravedad de la negativa del PP y de Vox a secundar una moción de Podemos en la Asamblea de Madrid sobre la granada encontrada en un centro de menores en el barrio de Hortaleza. A juicio del presidente, el racismo y xenofobia que muestran PP y Vox son valores contrarios a la Constitución española.