"El presidente va a dormir muy tranquilo porque la coalición es la misma que él ofreció en julio y que Podemos rechazó". Fuentes del Gobierno socialista explican así el cambio radical de Pedro Sánchez desde la campaña electoral, cuando aseguraba que sería pernicioso para los españoles tener a Podemos dentro de su Ejecutivo, a 48 horas después de las elecciones, cuando selló con un abrazo un acuerdo para formar juntos un Gobierno de coalición.

Ese cambio no es tal, argumentan en Moncloa, si se tiene en cuenta que el propio Sánchez ofreció un esquema de Ejecutivo compartido en su investidura fallida de julio que sí consideraba "razonable". El que le quitaba el sueño era el modelo que exigía Iglesias, con competencias ejecutivas en ministerios clave y un equilibrio en el reparto del poder que no se producirá. Podemos acepta ahora las competencias que en julio consideraban "una oferta vergonzante", una "falta de respeto" a sus votantes e incluso una "humillación", al tratarse de ministerios "floreros" y meramente "decorativos". Entonces, cuando el propio Pablo Iglesias era vetado como ministro, Podemos rechazó la oferta y advirtió al candidato socialista de que nunca sería presidente del Gobierno si no aceptaba sus condiciones.

"Si continúan con la cerrazón de no hacer un Gobierno con nosotros proporcional a los votos conseguidos, temo que usted no será presidente de España nunca», advirtió Iglesias. «Si tengo que renunciar a mis principios y no ser útil a mi país, está en lo cierto señor Iglesias, yo no seré presidente. Si me obliga a elegir entre ser presidente y mis convicciones, elijo mis convicciones y defender a España. Hace falta un Gobierno coherente y cohesionado y no dos Gobiernos», respondió Sánchez.

Desde entonces, los dos han cedido. El presidente en funciones ha aceptado tener como vicepresidente a Iglesias y como ministra a su portavoz parlamentaria y compañera, Irene Montero, desbloqueando el primer candado: el afán del líder de Podemos por entrar en el Consejo de Ministros. A cambio, ambos aceptan ahora una serie de carteras sin apenas competencias que en julio rechazaban por ser "decorativas" y no plenamente ejecutivas. "La caseta del perro", llegaron a calificar en tono despectivo, para rechazar por insuficientes una vicepresidencia de Asuntos Sociales para Irene Montero y tres ministerios: Vivienda y Economía Social; Sanidad, Asuntos Sociales y Consumo, e Igualdad.

Aunque hay un gran hermetismo sobre el diseño de esa coalición, el presidente en funciones pretende sorprender con un nuevo 'Gobierno bonito' que esté por encima de las expectativas y que eclipse la entrada de Podemos en el Ejecutivo. Precisamente el nombramiento de la pareja dirigente como ministros ha desbloqueado otra de las grandes preocupaciones de Sánchez: que Podemos no se inmiscuya en la política económica del Gobierno.

De hecho, desde el 10-N el presidente en funciones sólo ha acudido a un acto, el congreso de empresas familiares de Europa, en el que lanzó un mensaje tranquilizador a los mercados y a Bruselas: España tendrá "disciplina fiscal". Para consolidar esa garantía frente al temor que infunde la llegada de Podemos al poder, Sánchez ascenderá a su ministra de Economía, Nadia Calviño, a vicepresidenta.

"Actualmente, estamos avanzando conjuntamente en una negociación encaminada a completar la estructura y funcionamiento del nuevo gobierno que se regirá por los principios de cohesión, lealtad y solidaridad gubernamental, así como por el de idoneidad en el desempeño de las funciones", señala el preacuerdo firmado por Sánchez e Iglesias. "Justicia fiscal y equilibrio presupuestario. La evaluación y el control del gasto público es esencial para el sostenimiento de un Estado del bienestar sólido y duradero", asegura el punto décimo.

Para justificar que Iglesias acepte ahora la coalición que rechazaba en julio ha pactado con Sánchez incluir entre sus carteras el Ministerio de Trabajo. Pero a medias, ya que de él se desgajará todo lo relacionado con la Seguridad Social y las pensiones, que seguirán en manos del PSOE. "Un Ministerio de Trabajo sin Seguridad Social sólo sirve para comerte los marrones de los conflictos laborales y salir todos los meses a dar la cara por la subida del paro", lamentan fuentes de Podemos.

La dirigente de IU en Galicia Yolanda Díaz, principal responsable de que el Pacto de Toledo no alcanzara un acuerdo sobre las pensiones antes de las elecciones de abril, asumiría ese ministerio con el objetivo de rentabilizar electoralmente el único dato positivo que se puede anotar: la subida progresiva del Salario Mínimo Interprofesional prometida por Sánchez en campaña electoral.

Aunque Díaz milita en IU, su cercanía personal a Iglesias y Montero hace que la federación de izquierdas la considere cuota de Podemos, por lo que Alberto Garzón está reclamando un ministerio propio con competencias en materias cercanas a la economía como podría ser la industria.

La falta de competencias reales de carteras como Vivienda (dada la imposibilidad de rebajar el precio del alquiler) o Sanidad (con las competencias delegadas en las comunidades), hace que Podemos se decante ahora por áreas como Igualdad, para que Irene Montero levante la bandera del feminismo, y Ciencias, Innovación y Universidades, que se plantea en manos de un dirigente de En Comú Podem de la órbita de Ada Colau.