Ciudadanos, con su mermada fuerza electoral, una suerte de Ejecutiva en interinidad, sin líder elegido y en plena pugna por dos modelos de partido enfrentados ha levantado, de la mano de Inés Arrimadas, la iniciativa que Albert Rivera se negó a construir hasta el último de sus días. España Suma, el proyecto estrella de Pablo Casado, -bajo las siglas Mejor Unidos, de invención naranja- saldrá adelante con la concurrencia de las autonómicas catalanas, vascas y gallegas... o no. Y es que las conversaciones para la suma de ambas fuerzas, que hace tan solo unos días llevaban el optimismo por bandera, podría estar herida de muerte a tenor de la situación en Galicia, que por el momento se mantiene como escollo insalvable.

La cerrazón de Alberto Núñez Feijóo, arropado en su decisión por la cúpula de Génova a no cambiar sus siglas por unas conjuntas con Ciudadanos, ha levantado ampollas en tejado naranja. A la versión difundida por los portavoces oficiales le acompaña un tono ambiguo, emplazando a "respetar los plazos" sin cejar en su intención de convencer a los populares sobre la necesidad de implantar la fórmula conjunta de País Vasco y Cataluña también en Galicia, aunque sin dar por rota la baraja de pactos en el resto de territorios. El 'no' reiterado del dirigente del PP ha llevado a los liberales a abanderar la estrategia de la coacción, utilizando su fuerza electoral y situación de ventaja respecto al PP en territorio catalán como baza para promover un intercambio de cromos en el eterno feudo popular.

Pero tampoco parece surtir efecto. Y el murmullo en las filas internas de Ciudadanos de presentar papeletas en solitario también en País Vasco y Cataluña si no sale adelante la fórmula en Galicia comienza a resonar por las paredes de Alcalá, 53. De hecho, algunos cuadros de la cúpula del partido consultados por este medio ya plantean el pacto con el PP gallego como una línea roja a que el resto de sumas salgan adelante. "Presentamos una propuesta global, un paquete de coaliciones en aquellos territorios donde la unión es imprescindible para frenar los nacionalismos", declaran. "La fórmula debe ser o tres o ninguna", agrega otra fuente de la gestora, que asegura no tener "ningún miedo" a concurrir en solitario en el resto de comicios aunque lamenta dar alas al nacionalismo con la "división del voto constitucionalista".

Y en Ciudadanos ya tienen una estrategia comunicativa preparada para vender en caso de que la iniciativa de Arrimadas, en cuya fórmula pretende incluir a UPyD y sectores socialdemócratas del PSOE y de la sociedad civil, termine errando. "El PP tendrá que convencer a sus votantes de por qué en unas comunidades sí y en otras no", afirman fuentes del partido, y "explicar muy bien por qué se arriesga a perder la mayoría absoluta" y "dar cancha" a los nacionalistas gallegos que, en opinión de los naranjas "están repuntando".

Los de Arrimadas presionan también con otra baza: la posibilidad, en caso de obviar las listas conjuntas con Cs, de que se produzca un escenario electoral en que Feijóo se vea obligado a entenderse con Vox, formación de la que, a diferencia de Casado, el barón popular gallego reniega. "Santiago Abascal no tiene cabida en Galicia", ha defendido en múltiples ocasiones. Y no es un escenario tan remoto. De acuerdo con la última encuesta de Electomanía, el fracaso absoluto de la lista naranja en territorio gallego lastrarían las aspiraciones del popular, que obtendría 37 escaños y se quedaría a uno de la mayoría absoluta. Justo el que el mismo sondeo otorga a Vox.

Cruce de reproches y un calendario ajustado

Y lejos de enmendar la situación, el cruce de reproches y ataques entre los socios prioritarios ha ido in crecendo en las últimas horas. En ambos lados y siempre de puertas para afuera, continúa la voluntad de negociación con conversaciones que "se mantendrán hasta la última hora del último día" para tratar de frenar el naufragio constitucionalista aunque, de momento, ambos flancos están lejos de entenderse.

PP y Cs se han acusado mutuamente de perseguir "intereses partidistas". Feijóo invita a Ciudadanos a sacrificar sus siglas "por el interés general". "Si lo que se pretende es buscar una notoriedad o levantar un partido que no está en su mejor momento (...) sería lo contrario de lo que venían anunciando", acusaba el dirigente popular en una entrevista en Cope. Por su parte, los liberales piden a los de Casado salir del "regate corto" y dejar de pensar en "intentar anular las siglas del otro".

La tensión entre ambos ha alcanzado cotas máximas después de que los ataques se trasladasen a las redes sociales. El líder del PP en Cataluña, Alejandro Fernández, acusaba a Inés Arrimadas de "irse de Cataluña" y "no dejar trabajar a los que nos quedamos", unas palabras a las que los liberales reaccionaban asemejándolas al "mantra separatista". También la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, subía el tono en el día de ayer acusando a sus socios de Gobierno de "soberbia".

No resta mucho tiempo para que se tome una decisión en que uno o ninguno dé su brazo a torcer. Y es que la próxima semana vence el plazo para registrar coaliciones electorales tanto en Euskadi como en Galicia para enfrentar la cita con las urnas, emplazada al próximo 5 de abril. El diputado de Ciudadanos, Guillermo Díaz, informaba en rueda de prensa este jueves que no estaban previstos más encuentros esta semana entre Teodoro García-Egea y José María Espejo, encargados de la negociación, para desencallar la situación. Sin embargo, fuentes de la gestora que pilota a los naranjas informa que los contactos, formales e informales, "son constantes" entre ambas delegaciones.

Críticas al modelo centralista de Ciudadanos

Sin ir más lejos, según adelantaba Europa Press y pudo confirmar este medio, la Secretaría Oficial de Ciudadanos -departamento que dirige en situación de interinidad José Manuel Villegas- llamó a última hora de la tarde a su homólogo en Galicia, Miguel Tellado. Pero tampoco hubo avances ya que éste, según las mismas fuentes, remitieron a los naranjas a hablar directamente con Alberto Núñez Feijóo, que mantiene en pie la vía de que algún dirigente de los de Arrimadas se integre a las siglas azules.

El propio Feijóo se pondrá en contacto con la dirección de Cs "en los próximos días" para reafirmar su decisión de priorizar la fórmula "que ha funcionado en Galicia los últimos 40 años". Actualmente, el PP cuenta con 41 escaños en la región. Los naranjas, ninguno.

Por la mañana, el dirigente popular se quejaba en una entrevista para RNE de las "formas" que había mantenido el partido de Inés Arrimadas en la negociación y negaba a continuar conversaciones con la "sede de Ciudadanos en Madrid" al entender que el interés de "los votantes gallegos" debe circunscribirse al ámbito territorial. A diferencia del PP, Ciudadanos carece de implantación territorial y todas las decisiones se toman desde la dirección del partido, un modelo presidencialista importado de la era de Albert Rivera y que ahora Inés Arrimadas tratará de ratificar en los Estatutos que deberán aprobarse en la Asamblea General del partido, los próximos 14 y 15 de marzo.