Regresamos al futuro. No hay vuelta al pasado. La vida en Europa no será igual a lo que conocimos antes de la propagación del coronavirus por todo el mundo. El confinamiento, sin embargo, no puede prolongarse durante meses, por lo que varios países europeos han empezado lo que se denomina la “desescalada”, una relajación gradual de las medidas de distanciamiento social.

Austria ha sido pionera, Suecia fue la más permisiva aunque ahora se lo replantea, y empiezan lentamente en Alemania, Dinamarca, Noruega, Polonia y la República Checa. En Polonia se mantiene la celebración de elecciones legislativas el 10 de mayo.

Son más restrictivos, sin embargo, en Francia, Reino Unido, Italia y España, que se encuentran entre los diez países con 150 muertos por millón de habitantes, junto con Suiza, Bélgica, Luxemburgo, San Marino y Andorra. 

Francia ha anunciado una vuelta paulatina a los colegios a partir del 11 de mayo, pero hasta finales de abril no concretará el plan. Reino Unido está por alcanzar el pico de contagios, con datos escalofriantes; en Italia ya abrieron librerías, papelerías y tiendas de ropa infantil; y en España, el presidente del gobierno, Pedro Sánchez acaba de anunciar que el confinamiento se mantiene hasta el 9 de mayo, si bien los niños podrán empezar a salir de casa a partir del 27 de abril.

Para relajar el confinamiento la Organización Mundial de la Salud ha establecido seis condiciones: transmisión controlada con casos esporádicos y contagio controlado; sistema sanitario capacitado para detectar y atender positivos; control de focos de infección y entornos de alta vulnerabilidad (hospitales y centros de ancianos); medidas preventivas en el lugar de trabajo; control de personas procedentes de zonas de transmisión comunitaria con cuarentenas; y una sociedad comprometida con la desescalada.

Coinciden con las recomendaciones de la Comisión Europea: reducción de casos durante un tiempo continuado; capacidad suficiente del sistema sanitario y posibilidad de realizar test a gran escala. A día de hoy pocos países en la Unión Europea cumplen todas las premisas.

La canciller alemana, Angela Merkel, coincide con el primer ministro portugués, António Costa: “Tenemos que vivir con esto hasta que no haya un medicamento o vacuna”, dijo Merkel el miércoles. “Hemos de asumir que durante los próximos 12 o 18 meses no vamos a vivir como lo hacíamos antes de febrero”, ha declarado Costa este sábado. 

Las palabras de Merkel y de Costa cobran especial relevancia porque Alemania y Portugal son dos países que están haciendo frente a la propagación del Covid-19 con relativo éxito. Son muy prudentes los dos y no sacan pecho porque saben que en cualquier momento la situación puede darse la vuelta. 

Merkel habla de un “frágil éxito provisional”. El ministro alemán de Sanidad, Jens Spahn, es algo más optimista y asegura que la pandemia en Alemania es “controlable y manejable”.

Tenemos que vivir con esto hasta que no haya medicamento o vacuna", afirma la canciller alemana, Angela Merkel

Desde enero se han realizado en Alemania 1,7 millones de test, y el factor de reproducción, es decir, la medida de contagio de cada infectado, es de 0,7, según el Instituto Robert Koch. Cada persona contagia a menos de una persona.

En Alemania, con más de 83 millones de habitantes, a fecha de este sábado, hay 137.439 casos confirmados, 85.400 personas recuperadas, y 4.110 fallecidos por coronavirus, de acuerdo con el RKI.

En España, con 47 millones de habitantes, hemos sobrepasado ese fin de semana los 20.000 muertos y contagiados hay más de 191.000 personas. 

La canciller, que es doctorada en física química, explicó de forma muy didáctica por qué es tan frágil este éxito y por qué es tan importante que la desescalada sea gradual y bajo estricta observación. 

Científica y canciller

“Tenemos varios modelos. Hablamos de factor 1 cuando una persona contagia a una persona. Si cada persona infecta a 1,1 en octubre alcanzaríamos el tope de capacidad de nuestro sistema sanitario. Si llegamos a 1,2, es decir, cada una infecta a un 20% más, sería en julio, y si fuera 1,3, en junio… Así de pequeño es el margen con el que trabajamos”, detalló la canciller. 

En la actualidad hay en Alemania 40.000 camas con respirador, 15.000 más que en marzo. La ratio de camas en cuidados intensivos en Alemania es de las más altas de Europa (29 por 100.000 habitantes; en España es de 10). 

En Alemania este lunes 20 de abril pueden abrir los minoristas con locales o almacenes de menos de 800 metros cuadrados, siempre y cuando respeten las reglas de distancia física. En el caso de las peluquerías la apertura podrá hacerse el 4 de mayo. 

Las escuelas volverán a abrir lentamente sus puertas a partir del 4 de mayo. En principio, la medida está dirigida a alumnos de secundaria con exámenes a la vista. 

En Baviera, uno de los Land más afectados, aún no van a volver los niños a las escuelas de primaria ni a las guarderías. Todos los centros precisan un riguroso plan de higiene. Educación y Sanidad son competencia de los Länder en Alemania. 

Fuera del hogar solo puede haber encuentros de dos personas. Hay que mantener la distancia de seguridad de 1,5 metros. 

Hasta nuevo aviso seguirán cerrados bares, restaurantes, guarderías, teatros y cines. Tampoco pueden celebrarse encuentros religiosos. 

Hasta el 31 de agosto se mantiene la prohibición de celebrar conciertos, eventos multitudinarios y actividades deportivas masivas. Las fronteras seguirán cerradas en los próximos 20 días. 

Un verano diferente

En el caso de Portugal, el gobierno anunciará un calendario el 30 de abril, dos días antes de que termine la vigencia del actual estado de emergencia. "No podemos perder en mayo lo logrado en los últimos dos meses", ha dicho Costa en una entrevista en el semanario Expresso.

Abrirán los pequeños comercios de barrio primero y progresivamente el resto de las tiendas. También volverán los niños y jóvenes a colegios e institutos.

"La prioridad es reactivar la economía", afirma, si bien reconoce que el verano será muy diferente, sin turismo internacional.

En el mismo sentido se manifestaba la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en una entrevista en el Bild. "(Sobre los planes para el verano) Recomiendo esperar. Nadie puede hacer pronósticos fiables para julio y agosto".

La pionera en la desescalada ha sido Austria, donde el canciller, Sebastian Kurz, anunció antes de Semana Santa que los pequeños comercios (hasta 400 metros cuadrados) abrirían el pasado 14 de abril. También los viveros y los centros artesanales. Los clientes han de llevar mascarilla. El 1 de mayo se prevé que abran peluquerías y restaurantes.

Con 8,8 millones de habitantes, este sábado 18 de abril se registraban 14.671 positivos y 443 muertes por coronavirus. Curiosamente uno de los focos en Europa se encuentra en una estación de esquí en el Tirol donde se contagiaron cientos de aficionados al esquí de Alemania, Italia, Islandia, y la propia Austria.

Dinamarca, al colegio

Dinamarca es la primera nación europea que reabrió las escuelas de primaria y las guarderías. Suecia nunca las ha cerrado. Los ojos de toda Europa se fijarán en los daneses para saber si efectivamente es una medida adecuada.

La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, ha justificado esta decisión debido al "sorprendente" éxito del confinamiento. Desde hace dos semanas decrece el número de fallecidos por coronavirus. En Dinamarca hay más de 7.000 casos y 346 muertes.

Desde el miércoles 15 los menores de 12 años acuden a sus centros escolares, aunque las medidas que se han adoptado son bastante estrictas. Los niños han de mantener una distancia de dos metros.

En general, las clases se han dividido en dos y suele haber un profesor por cada diez alumnos. Los niños solo pueden jugar con los de su clase y saldrán al aire libre siempre que sea posible. En algunos colegios se hacen turnos y se ha acortado la jornada.

Hay padres disconformes con la vuelta al colegio. Han formado un grupo de Facebook que se conoce como "mi niño no es un conejillo de Indias del covid-19". Aún así las escuelas reportan una asistencia de un 90%.

No voy a enviar a mis niños a clase de ninguna manera. No serán conejitos de Indias", dice Sandra Andersen, fundadora de un grupo de Facebook de padres daneses críticos con la vuelta al colegio

"No voy a enviar a mis niños de ninguna de las maneras", decía a Reuters Sandra Andersen, madre de dos críos de cinco y nueve años y fundadora del grupo de Facebook, con más de 40.000 seguidores. "Muchos padres están pensando: '¿Por qué mi niño tiene que exponerse el primero?'".

Estos padres, avalados por algunos científicos, se quejan de que ahora los niños puedan regresar a su vida normal, siempre con precauciones, cuando hasta ahora incidían tanto en el confinamiento como única vía para contener la expansión.

A partir del lunes 20 de abril en Dinamarca, el gobierno socialdemócrata, previo acuerdo con la oposición, permitirá que se abran peluquerías, dentistas, autoescuelas, clínicas de fisioterapia, así como otras profesiones liberales.

De todas formas, la primera ministra, Mette Frederiksen, ha escrito en su página de Facebook, que seguirán pendientes de la situación. "Todo dependerá del comportamiento de cada uno. Debemos seguir juntos manteniendo las distancias".

En Suecia los colegios no han cerrado hasta ahora, aunque hay padres que han preferido que sus niños se quedaran en casa. Es el país que ha renunciado a imponer hasta ahora medidas estrictas de confinamiento, aunque en los bares no podía pedirse en la barra y no hay actividades culturales con gente. Pero sí se puede pasear y hacer deporte, incluso los ancianos, que sí que han de mantenerse a buen resguardo.

Sin embargo, este jueves el Parlamento sueco ha dado poderes especiales al gobierno para que pueda imponer el cierre de comercios y de colegios, sin volver a requerirlo a los diputados, según informa Euronews. Son leyes de emergencia sanitaria. Los datos no son buenos en Suecia: hay más de 13.800 casos y se han superado los 1.500 fallecimientos. De este modo, Suecia emprenderá la escalada en lugar de la desescalada.

Temor a la segunda oleada

Desconocemos tanto del coronavirus que el temor a desandar lo poco que hemos avanzado es enorme. La salida gradual del confinamiento, lo que se hace necesario para evitar un hundimiento irrecuperable de la economía, está condicionada a una cuestión fundamental: evitar nuevas oleadas. Según el Imperial College de Londres, como máximo un 15% de la población de Europa ha desarrollado algún tipo de inmunidad al coronavirus. 

De este modo, solo si hay una cantidad suficiente de personas con anticuerpos pueden evitarse nuevos contagios, mientras no haya una vacuna efectiva y comercializada de manera asequible. En el mejor de los casos no será antes de un año. 

No hay reglas previamente establecidas ni hay seguridad de que funcione nada de lo previamente pensado. "Aquí no hay verdades absolutas", reconocía Mike Ryan, de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que sufre el ataque de un Donald Trump enfurecido por un enemigo que no puede controlar. 

En general, sería posible iniciar la desescalada desde que van descendiendo los casos, el factor de reproducción es menor a 1, y hay camas libres en cuidados intensivos. Como subraya The Economist, es tan difícil elegir cuándo desescalar como decidir qué abrir primero. En países como Dinamarca y Noruega han optado por facilitar la vuelta a los colegios. La comisión noruega que estudia cómo hacer la desescalada ha estimado que es lo más razonable.

Las mascarillas son obligatorias en Austria o Chequia, donde avanzan en la desescalada. Serán probablemente parte de nuestra indumentaria a partir de ahora. Como la distancia social, algo que en países del sur será tan disruptivo como lo es para los creyentes practicar en grupos reducidos o individualmente. Las normas de higiene variarán sustancialmente en los lugares de trabajo, que estarán menos frecuentados. El teletrabajo será la norma.

En Corea del Sur, uno de los países que mejor ha afrontado este reto global, en gran parte debido a su experiencia previa con otro coronavirus, el SARS-1, y su cultura de distanciamiento social, acaban de celebrarse elecciones, mientras en el resto del mundo han quedado en suspenso, salvo en Polonia, y el gobierno ha salido fortalecido.

A pesar de los buenos resultados, en Corea del Sur siguen cerrados los colegios, universidades, museos y centros de culto. Están muy limitadas las reuniones en grupo. El gobierno ha descartado la idea de que los ciudadanos en cuarentena lleven unas pulseras electrónicas para controlar sus movimientos, aunque más del 80% de los ciudadanos eran favorables. Van a llevar esta pulsera solo los que se salten la cuarentena.

Con voluntarios, o bien con medios tecnológicos, están considerándose maneras de seguir la pista del virus a través de los contagiados y sus contactos. Será básico poner en marcha algún sistema de seguimiento, por medio de aplicaciones, y realizar test masivos.

En Alemania, en una reciente encuesta el 70% se mostraba de acuerdo con instalarse aplicaciones de seguimiento, y dos terceras partes estaban dispuestas a renunciar a parte de su privacidad de sus datos para proteger sus vidas y las de otros.

El problema es que se deberían realizar con frecuencia, debido a que hay contagiados asintomáticos. También hay que tener en cuenta que la enfermedad tarda en mostrarse desde el contagio unos 14 días, así que habría que hacer test cada dos semanas.

En Islandia, un país con menos de medio millón de habitantes, se están realizando test a todo aquel que lo desee y los científicos están avanzando en el estudio del coronavirus y su origen. Casi el 6% de la población ya se ha sometido al test. Hay medidas restrictivas, pero colegios y guarderías se han mantenido abiertas.

El presidente de la empresa deCODE Genetics, Kári Stefánsson, que es la compañía que realiza los test junto con el hospital universitario de Reykjavik, calcula, según sus estudios, que el 0,9% de la población mundial daría positivo. Al hacerse los test, el 50% de los contagiados era asintomático en el momento de hacerse la prueba pero muchos mostraban síntomas días después.

Sea como sea la desescalada, hemos de ser conscientes de que no se trata de una vuelta atrás, sino de una vía hacia una "nueva normalidad". Una muestra de que hay algo que todavía no hemos comprendido sobre los cambios a los que nos enfrentamos es nuestra preocupación por las próximas vacaciones de verano, si podremos o no ir a la playa. Cuando la economía mundial está abocada a un tsunami como nunca se ha visto antes, si pensamos que nuestra vida permanecerá inalterable algo no hemos comprendido. Es hora de tomar conciencia, de prestar atención y de estar dispuestos a empezar de cero o menos cero.