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Imagen de la detención de Antonio Tejón "El Castaña" el pasado mes de julio. EFE

El rastro del narcotráfico es una huella difícil de borrar. Las inmesas fortunas amasadas por estos criminales son sólo un reflejo de su personalidad. Inconformes con una vida llena de lujo, los capos de la droga se sienten obligados a ostentar su poder. Se trata de un poder vacío, basado en una autoridad equívoca que ha sido conseguida tras años de violencia, coacciones y huidas que confrontan a estos grupos con la justicia.

Estas organizaciones criminales son capaces de muchas cosas, menos de una: mantener un perfil bajo. La historia enseña al ser humano qué errores no debe repetir. En el mundo del narco, esta lección todavía es una asignatura pendiente. El carácter singular de los líderes del narcotráfico resulta un hilo a seguir muy válido para los cuerpos y fuerzas de autoridad del Estado, que trabajan sin cesar para dar caza a estas sofisticadas bandas.

Una de las características más compartidas por estos personajes es su falso convencimiento de impunidad ante la ley. Las cantidades ingentes de dinero y la jerarquía, obtenidas con el tráfico de drogas, confunden a estos mafiosos. Los cabecillas de estos clanes creen que pueden hacer lo que quieran. Muchas veces lo consiguen, pero al final todos son presa de su codicia, rasgo inevitablemente asociado a la figura del narco.

‘Los Castañas’ son el paradigma de esta forma de vida. El grupo, liderado por Antonio y su hermano Francisco, es considerado la organización dedicada al narcotráfico más potente del Campo de Gibraltar. Antonio Tejón "El Castaña", ha sido detenido este lunes 14 de septiembre en La Línea de la Concepción (Cádiz). El arresto se produjo cuando el menor de los hermanos ‘Castañas’ acudía a los juzgados, donde ha de compadecer cada 15 días. Su libertad bajo fianza ha durado poco más de dos meses.

El clan de ‘Los Castañas’

Los hermanos conocidos ahora como ‘Los Castañas’ empezaron su carrera criminal con delitos menores. Los robos en farmacias y supermercados eran costumbre y los jóvenes se caracterizaban por tener una gran pericia pese a su temprana edad, unos 14 años. Esa habilidad especial se basaba en la valentía y en el riesgo que asumían para conseguir su objetivo. Características que les resultaron fundamentales cuando conocieron el mundo del contrabando de tabaco y en particular, el de tráfico de hachís.

Su incursión en estas actividades supuso una revolución en el Campo de Gibraltar. Pasó de haber "gayumberos" -como llaman en la zona a quien se dedica a trapichear- a narcotraficantes. Los gayumberos respetaban a la Guardia Civil e intentaban colar en la península cantidades ridículas en comparación con ‘Los Castañas’, que han llegado a introducir dos veces a la semana lanchas cargadas con una tonelada y media de hachís. Los dos chavales de La Línea que se dedicaban a robos "de importancia menor" y sin violencia, pasaron a ser los líderes de una organización criminal; la realidad a veces supera a la ficción.

Se estima que la fortuna del clan es de entre 50 y 60 millones de euros

El trampolín que les propulsó al liderazgo del narcotráfico de la zona fue "El Messi del hachís", según ha conocido El Independiente por fuentes de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC). El contacto con el narco marroquí supuso el boom de ‘Los Castañas’. Con él consiguieron sofisticar sus medios y distribuir mayor volumen de mercancía. Las ganancias netas del clan ascendieron hasta los 400.000 euros por semana, se estima que su fortuna es de entre 50 y 60 millones de euros.

El dinero pasa de ser una necesidad a ser un "problema" para los hermanos. La banda necesita crear negocios y sociedades para poder blanquear el dinero procedente del narcotráfico. Gimnasios, tiendas, chatarrerías... La Línea se convierte en suya. Estas propiedades están a nombres de testaferros, la red criminal de ‘Los Castañas’ asciende a un nivel superior.

Un salto trascendental en la vida del narco se produce cuando traspasa una línea, cuando da un paso que demuestra las dimensiones de su despotismo. Este límite es aquel en el que el delincuente cree tener más poder que las autoridades o en definitiva, que el Estado. ‘Los Castañas’ lo hicieron en febrero de 2018, cuando 20 de sus hombres irrumpieron a plena luz del día y por las bravas en el Hospital de La Línea para liberar a su lugarteniente Samuel Crespo, herido y arrestado tras caerse de una moto en plena fuga policial.

El escalafón definitivo del narcotraficante tiene lugar cuando emplea la violencia de manera extrema. En este escenario hay una premisa que rige el desarrollo de sus operaciones: el alijo a toda costa. La presión ejercida por Guardia Civil y Policía asfixia a los narcos, que toman medidas que ponen en serio riesgo la integridad física de los agentes. El método de embestir a los vehículos de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado caracteriza a ‘Los Castañas’, que en muchos casos utilizaban lanzaderas para abrir el paso a la carga, que viajaba inmediatamente detrás en otros coches.

‘Los Castañas’ llegaron a cobrar un porcentaje a otros clanes por alijar

Los medios utilizados por el clan, tanto materiales como humanos, superan con creces los de las autoridades. Los narcos cuentan con confidentes en cada esquina, que a pesar de tener el menor rango en la organización, realizan una tarea muy importante ya que avisan al instante de los movimientos de Guardia Civil o Policía. Una de las inversiones más sorprendentes por parte de la banda fue la instalación de un radar en una terraza, cubierta de fibra, en la playa de la Atunara en La Línea de la Concepción, ciudad natal de los hermanos. El radar les permitía saber qué había en el mar en cada momento, una gran ventaja para saber cuál era el mejor momento para realizar la descarga de droga. ‘Los Castañas’ llegaron a dividir la playa por zonas e incluso otros clanes les llegaron a pagar un porcentaje por alijar.

La Guardia Civil quiere dar fin a este tipo de organizaciones y reclama apoyo al Ministerio del Interior, en forma de agentes y de medios. El 17 de septiembre tendrá lugar en la plaza alta de Algeciras (Cádiz) una concentración en apoyo a las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, en la que colaboran varios sindicatos de índole policial. Gracias a su actuación se ha producido la operación ‘DISMANTLE’, en la que han participado 400 guardias civiles. La operación que ha acabado con Antonio Tejón entre rejas se ha saldado con 32 detenciones por el momento. Además, se han producido 40 registros en las provincias de Cádiz, Sévilla, Huelva y Ciudad Real.