En las familias de los sanitarios la vivencia de la pandemia ha sido quizás un poco más dura, especialmente la de aquellos que estaban en primera línea. España encabezó el ranking de sanitarios contagiados en los primeros meses de la epidemia y pese a no contar con cifras oficiales, la Organización Médica Colegial contaba 80 médicos en ejercicio muertos durante 2020 por el Covid. Los sanitarios contagiados ascendían a 93.000 a final del año pasado.

Si este colectivo fue el más castigado, fue especialmente duro para familias como la de Miguel Ángel y Julio Martínez-González. Epidemiólogo e internista respectivamente, ambos profesionales vivieron en primera persona el trabajo con los enfermos y sufrieron también de primera mano sus efectos. Perdieron a su madre y a dos de sus tíos. "Después de esto que vengan a decirme a mí lo que he vivido. La población sabe un 10% de lo que ha pasado, con este libro queríamos contar lo que ha pasado desde dentro, dando datos, porque la gente tiene derecho a saber lo que pasó", explica Julio, que ejerce en Málaga.

Para ello acaban de publicar La Sanidad en llamas (Planeta), un relato crítico con la gestión pero que también querían que sirviera "de memoria y de homenaje. No se puede olvidar lo que pasó en 2020 y los sanitarios, que fueron enviados a luchar sin munición ni protección, merecen un homenaje", añade Miguel Ángel.

Su crítica parte del inicio del problema, por el que han dado el título al libro. "Si una chispa cae en un bosque y te das prisa y lo atacas pronto, se puede apagar. Pero si ya prende, hay que hacer auténticas barbaridades para apagarlo. Y eso fue lo que pasó. En febrero había informes de la OMS que hablaban de acopio de EPI, de evitar aglomeraciones, pero el gobierno no los tuvo en cuenta. Sin embargo hablaban de no alarmar a la población cuando Italia ya ardía. Dejaron quemar el bosque", afirma el epidemiólogo.

Uno de los episodios más duros de su libro es el de las residencias - foco de la mortalidad - que titulan "Auschwitz-Birkenau" [en referencia al campo de concentración nazi]. "En ningún país la mortalidad en residencias ha sido tan alta", afirma el internista, que estuvo recibiendo a pacientes de residencias pese a los protocolos: "Yo no entiendo de protocolos sino de vidas de pacientes. Es una pena lo que pasó, lo que se ocultó, el incumplimiento de la ley".

Miguel Ángel achaca a la falta de realización de test a los trabajadores de residencias el desenlace fatal: "No se controlaba su acceso y el virus corría como la pólvora en ellas".

La vacuna "no es una pócima mágica"

Basados en los primeros meses de 2020, estos hermanos advierten de lo que no les convence del presente. "Lo peor que se puede hacer es tratar de vender la poción mágica. No hemos acabado con la epidemia, aún hay plantas covid en los hospitales, viene grave gente que no ha querido la vacuna, vacunados con cuadros algo más leves y gente joven no vacunada y grave. Hay menos, pero no desaparecen. No hay que ser triunfalistas. Tener al 70% de la población vacunada no quiere decir que no habrá casos, sino que habrá menos", apunta Julio.

Además, recuerda que "esta es la séptima pandemia desde 2000, lo que sabemos absolutamente seguro es que tras el Covid habrá otra".

Miguel Ángel afirma que entre las lecciones que no se deben olvidar es "prepararnos como sistema. Acopio de equipos de protección, rastreadores, conseguir capacidad de producción de mascarillas y un buen uso de los medios informáticos es fundamental". También cree que es necesario repensar la estructura del sistema sanitario: "Cuando llegó el Covid sorprendió a un Ministerio de Sanidad prácticamente desmantelado, el Consejo Intereterritorial decía una cosa y después otra, esto parecía el camarote de los hermanos marx... es necesario repensarlo", incide el experto en salud pública.

Sus testimonios, que distan mucho de estar endulzados, reflejan su vivencia personal quieren ser un documento riguroso que ayude a reparar en lo que no debe repetirse para la próxima pandemia.