Mientras veía a Illa con su chaqueta grande, con su traje de hombre con goteras por dentro, me acordé de aquella frase que hizo famosa Theodore Roosevelt pero que suena a refrán de la sabana: “Habla suave y lleva un gran garrote”. Eso, hablar suave mientras da garrote a partidos, candidatos, proyecciones e incluso instituciones del Estado, le sirve a Sánchez y le ha servido a Illa, aun con su pinta de carretillero de la peste. Pero al PP no le ha servido hablar suave, ni ir de moderado, ni tirar hacia el regionalismo vergonzante, como un vendedor de ceniceros de recuerdo. Casado, casi feijóoista, ha hecho otra campaña traslúcida o borrosa, porque ya digo que últimamente el PP siempre se está moviendo hacia el centro o hacia los abismos, derrapando como una diligencia. Menos aún le ha servido a Casado arrepentirse de los palos del 1-O, buscando el voto y el perdón de los tibios, sobre todo cuando a los de Vox les tiraban piedras con versículo, piedras bíblicas de guerras filisteas para ese Abascal también de barba filistea.
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 El Gobierno aprueba la nueva ayuda de 200 euros para la crianza
- 2 Sánchez inyectó 10.500 millones en Defensa tras las visitas de Escribano a Moncloa y el fiasco de la compra de Santa Bárbara
- 3 La monja amiga del Papa que se saltó el protocolo para rezar
- 4 Trabajo descarta por segunda vez que los becarios de Nacho Cano fueran trabajadores
- 5 Prisa teme una represalia de su principal acreedor
- 6 La audiencia de la radio digital se dispara un 20%
- 7 El rabo, Morante, quieren el rabo
- 8 Interior se ve obligado a comprar armas a Israel a pesar de que Marlaska ordenó no hacerlo
- 9 El 'idilio' del Gobierno con Francisco, el Papa que ayudó a exhumar a Franco y transformar Cuelgamuros