Son dos pequeños robots de exploración autónomos (róveres) que han conseguido aterrizar con éxito en el asteroide Ryugu (literalmente, Palacio del Dragón). Desde su cielo, la sonda Hayabusa 2 los monitoriza dentro de la segunda misión espacial que consigue con éxito posar una nave sobre un objeto espacial tan pequeño y mandar sus primeras fotos. La idea es traerse muestras de vuelta a la tierra para conocer mejor sus propiedades.
Ryugu no es un asteroide potencialmente peligroso. Está de media a 1,19 veces la distancia del Sol a la Tierra y tarda 473 días en dar una vuelta a nuestra estrella. Gira lentamente sobre sí mismo, apenas 7,6 h. El estudio de sus rocas puede ser útil para combatir la amenaza de otros que podrían colisionar con el planeta. Pero, sobre todo, es un reto de ingeniería como lo supuso mandar la primera misión a un cometa, el caso de Rosetta. En este caso, la orografía ha resultado más favorable. La sonda llevaba acercándose al asteroide desde julio, en un continuo baile de acercamientos y alejamientos.
"I cannot find words to express how happy I am..." Y.T.
The MINERVA-II1 rovers have successfully landed on asteroid Ryugu, snapped photos & taken the first successful hop! Have a read about this world first and hear the comments from our Project Members.https://t.co/xtoIcWIT5X pic.twitter.com/AOYDhhBDe2
— HAYABUSA2@JAXA (@haya2e_jaxa) 22 de septiembre de 2018
La primera sonda que se posó en un asteroide fue la NEAR Shoemaker de la NASA. Llegó al lugar conocido como Eros en 2001, si bien no era el objetivo inicial de la misión.
Como dos tartas
El sistema MINERVA-II (Micro Nano Experimental Robot Vehicle for Asteroid) está compuesto por dos diminutos aterrizadores cilíndricos (róver 1 y róver 2), más otras dos sondas de superficie. El aspecto de estos róveres dista mucho de la imagen de los que hemos visto en Marte. Son casi planos, de escasa altura y más parecidos a la forma de una tarta envuelta en placas solares. Tienen 18 centímetros de diámetro por 7 centímetros de alto y uno se mueve dando pequeños saltos por la superficie del asteroide, ya que carece de ruedas. Aterrizó el 21 de septiembre tras ser lanzado a una altura de 55 metros desde la nave Hayabusa 2, que traerá de vuelta las muestras a la Tierra en 2020.
Esto es un aperitivo antes de que Hayabusa 2 deposite otras dos minisondas en la superficie: El róver 2 y MASCOT (Mobile Asteroid Surface Scout), este último desarrollado por la Centro Aeroespacial Alemán con participación francesa. En este caso, se encargará de tomar la temperatura y medir el magnetismo de asteroide, así como hacer un rastreo químico gracias a su espectrógrafo, que nos diga con detalle qué sustancias pueblan esta roca de gélido carbono.
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