El Gobierno quiere reestructurar la cúpula de la Policía Judicial de la Guardia Civil en mitad de los escándalos de corrupción que asedian al PSOE y a la familia del líder del Ejecutivo, Pedro Sánchez. Para ello, está tanteando mandos de la Benemérita que asuman ponerse al frente de esta unidad, además de la Unidad Central Operativa (UCO), en un momento crítico.
Los movimientos llevan ya urdiéndose semanas, según ha podido saber este periódico. En Moncloa creen que el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, no ha sabido "controlar" a los agentes de la unidad de élite y, sobre todo, las filtraciones. Parte de las investigaciones que han presentado en el Tribunal Supremo, dentro de la causa contra José Luis Ábalos y Santos Cerdán, han aparecido antes en medios de comunicación, algo que ha alarmado a los sectores con más peso en el Consejo de Ministros.
La UCO, que se ha convertido en una suerte de bestia negra del Gobierno, se enmarca dentro de la Policía Judicial de la Guardia Civil. Al frente de la unidad que investiga los delitos económicos está un coronel, Rafael Yuste, y por encima de este un general de brigada, Alfonso López Malo, que antes había dirigido a ese mismo equipo de agentes que ahora copan portadas (y antes Asuntos Internos). La idea es cambiarlos a los dos.
Ascensos
La opción más plausible es ascender a ambos. La promoción se vendería como un ascenso, pero la realidad es que descabezaría la hidra que atemoriza al PSOE cada mañana en la prensa y con cada informe en los tribunales. Según Ok Diario, Interior trató de enviar a López Malo a una agencia de seguridad europea, mientras que Yuste es el primer candidato para ascender, pero eso sería en 2026. El objetivo sería adelantar su paso al generalato, pero poniéndolo en un departamento alejado de las investigaciones judiciales.
Tanto Moncloa como Ferraz dan por perdida la pelea con la Guardia Civil por dos motivos. Primero, saben que desde Interior, en los siete años que lleva Marlaska al frente, se han hecho movimientos que han enfadado a gran parte del Instituto Armado. Las destituciones de los coroneles Diego Pérez de los Cobos y Manuel Sánchez Corbí, los asesinatos de dos agentes por una narcolancha en Cádiz a pesar de pedir más medios repetidamente, el acercamiento de presos de ETA...
Y en segundo lugar, porque saben perfectamente que la UCO trabaja a las órdenes de los tribunales que les encomiendan investigaciones. Sea cual fuere el nombre del máximo responsable de la unidad, este tendría muy complicado intentar controlar o frenar el trabajo de sus subordinados.
Un general en la reserva
Lo que sí creen en la cúpula del Gobierno, y en Ferraz, es que sí se podrían haber controlado algunas filtraciones. Por eso sopesan nombres de mandos que consideran que tienen más "mano dura" con este tipo de comportamientos. El que más ha sonado en las últimas semanas es el general Francisco Javier Cortés, que pasó a la reserva a finales del año pasado tras cumplir cuatro años al frente de la Comandancia de Castilla-La Mancha.
"Con él, a la mínima que se filtra algo va todo el equipo fuera, los larga de la UCO y se trae a otros", cuenta a este periódico una persona conocedora de los pasos que está dando Interior y que conoce al general. El mando gusta no porque crean que va a ser dócil, si no por ese férreo control de los suyos. A principio de junio, El Independiente preguntó en Interior si se había mantenido algún tipo de contacto con Cortés, pero prefirieron no confirmar nada.
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