El Ministerio del Interior no está teniendo su mejor año. Al menos en cuanto a lo que se refiere al entendimiento entre sus máximos responsables. La nueva secretaria de Estado de Seguridad, Aina Calvo, no termina de entenderse con el número tres del departamento, el comisario jubilado José Antonio Rodríguez, más conocido como Lenin.

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El responsable del ramo, Fernando Grande-Marlaska, perdió a su hombre de confianza y amigo personal, el ex secretario de Estado Rafael Pérez, a finales de mayo. Pérez dimitió alegando razones personales, pero su salida coincidió con dos momentos críticos en Interior. Por un lado, la polémica por un contrato de balas para la Guardia Civil suscrito con una empresa de Israel que se canceló. Por otro, la publicación del informe del caso Koldo y los audios aparejados a él en los que se escuchaba a José Luis Ábalos, Santos Cerdán y Koldo García hablando, presuntamente, del reparto de mordidas a cambio de obras públicas.

Mandos policiales creían que Pérez se iba porque iba a aparecer en las conversaciones, en audio o escritas. No llevándose dinero, pero sí quizás relacionado con la compra de material sanitario durante la pandemia o con la visita frustrada de la vicepresidenta de Venezuela a Madrid, Delcy Rodríguez, en lo que se bautizó como Delcygate. Por el momento, nada de esto ha sucedido, sólo que Pérez lo ha dejado en favor de Calvo.

Originaria de Mallorca, Aina Calvo es, a diferencia de su predecesor y su ahora jefe, una mujer del PSOE, del partido de toda la vida. Lleva más de 20 años afiliada y ya tuvo cargos de responsabilidad con José Luis Rodríguez Zapatero. Ha pasado por el Ministerio de Exteriores, por el de Igualdad y ha sido delegada del Gobierno en su comunidad autónoma. Esto último le da conocimiento de la estructura de las fuerzas y cuerpos de seguridad.

"Falta de sintonía"

En dos meses en el cargo, los choques con José Antonio Rodríguez, el comisario Lenin, no han sido pocos. Distintas fuentes así lo trasladan a este periódico. Unas lo describen como insoportable, otras rebajan la situación a "falta de sintonía". Rodríguez es el director general de Coordinación y Estudios, un puesto técnico de análisis. Una suerte de asesor del ministro, a la vez que número tres de Interior. Cuenta con la confianza ciega de Marlaska, pero también por encima de él. Fue un hombre fuerte de Alfredo Pérez Rubalcaba, por lo que en Moncloa le tienen en gran consideración y estima.

Calvo es una mujer "con criterio propio y quiere ejercer" el cargo. Según informan fuentes conocedoras, en Rodríguez ha encontrado a un hombre que excede muchas veces sus competencias y que "entra a proponer estrategias políticas" porque "está acostumbrado a operar siempre así". "Le da el plato cocinado demasiadas veces sin que ella haya podido elegir los ingredientes", resume una persona al tanto de las tensiones de moqueta en Interior.

Rodríguez lleva desde la llegada de Marlaska al Ministerio como director de Coordinación y Estudios. Sustituyó al coronel Juan Hernández Mosquera en un puesto que históricamente había estado ocupado por un guardia civil, lo que generó el primer roce entre el ministro y la Benemérita. El comisario tiene 69 años. Se jubiló hace cuatro como policía, por lo que también tendría que haber salido de la Secretaría de Estado. Pero el Gobierno modificó el puesto, ascendiéndolo a dirección general, por lo que no tendría que estar ocupado por un funcionario en activo. Un parche para mantener a Rodríguez en el cargo, que maneja los fondos reservados, de manera indefinida.

La mala relación entre Calvo y su subordinado ha llegado a tal punto que algunas voces hablan de la posible salida del número tres de Interior. "Sería muy difícil que le cesaran, siempre ha estado muy respaldado desde el PSOE y Moncloa", afina otra fuente, pero matiza: "Salvo que él se quiera ir o lo pacte". Lenin está lejos de contemplar la jubilación total. Un cambio de aires, en otro destino en la administración o quizás en la empresa privada, podría ser una alternativa para apaciguar las aguas en el ministerio del que depende la Policía y la Guardia Civil, entre otros.

Posible recambio

Mientras unos señalan la mala relación entre la nueva secretaria de Estado y Rodríguez, y la posibilidad de que salga de Castellana 5, al mismo tiempo apuntan: "El director no ha conseguido alargar la jubilación a varios mandos de la Policía". El jefe de los agentes de uniforme azul, Francisco Pardo, había conseguido convencer a Marlaska de ampliar hasta los 67 la edad para retirarse en el Cuerpo.

Con ese movimiento, podía retener a varios responsables que se jubilan antes de septiembre y que ven con muy buenos ojos mantenerse en activo. En concreto, el más entusiasmado era el comisario principal de seguridad ciudadana, Juan Carlos Castro, que se jubila este viernes. La Policía hizo pública su vacante el lunes 4 de este mes. Entre los mandos de la policía, a la nueva legislación para alargar la jubilación se la llamaba Ley Charly, que es como conocen al comisario.

Las cuentas de algunos salen para que el responsable de seguridad ciudadana de los últimos años sea el nuevo número tres del Ministerio del Interior. Íntimo amigo del director adjunto operativo, José Ángel González solucionaría así dos papeletas: la mala relación de Calvo con Rodríguez, y mantener en activo a su amigo. Otros lo ven más complicado.

"Castro no es nadie al lado de José Antonio. No digo que sea imposible, pero (Lenin) sólo se irá si hay una decisión de muy arriba, por encima de Marlaska. Castro con la UIP (los antidisturbios, pieza clave en seguridad ciudadana) y similares muy bien. Pero de de lo que lleva Rodríguez, poca idea. Además de estar alejado de este Gobierno. Es una apuesta arriesgada". El ministro está de vacaciones, así que hay que esperar a septiembre para ver si se mueven fichas en Interior.

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