Ser bajito no es un impedimento en la mayoría de deportes. Que se lo pregunten a Lionel Messi y sus 1,70 metros. O a Nate Robinson, tres campeón del concurso de mates de la NBA pese a sus 175 centímetros. Faf de Klerk, el medio melé de la Sudáfrica campeona del mundo de rugby, no supera tampoco el 1,70. En los deportes de equipos suele haber altos y bajos, rudos y ágiles, incluso gordos y flacos. Pero en las disciplinas individuales no hay lugar para esas mezclas.

En el tenis han dominado históricamente los deportistas altos. De los 26 jugadores que han ocupado el número uno del ranking de la ATP desde 1973 sólo ha habido tres por debajo del 1,80. No es casualidad: el saque es el golpe más importante y, a más altura y brazos más largos, mayor impulso y mayor velocidad se le dará a la bola.

Pero, como en todo ámbito de la vida, en el tenis también hay excepciones. Ahí está Diego Schwartzman, argentino, de 28 años y 170 centímetros según el perfil oficial de la ATP. Aunque algunos dudan de que esa sea la estatura real del número 14 del ranking mundial. «Yo conozco gente que mide 1,70 y te aseguro que Schwartman es más bajito», decía hace unos años un trabajador del circuito masculino.

Schwartzman retará este viernes a Rafael Nadal en las semifinales de Roland Garros. El jugador más bajito del top 100 ante el 12 veces campeón del torneo. El español levanta 1,85 metros desde el suelo, quince centímetros de diferencia que son un mundo en el tenis.

"Evidentemente en tenis, para aspirar a ser un súper top, con su estatura está más complicado porque al final tienes un hándicap que es el saque", dijo Nadal sobre Schwartzman en enero de 2018. "Ahora mismo, tal y como funciona el tenis, desgraciadamente o no, el servicio tiene demasiado impacto en el juego".

Nadal y Schwartzman, tras enfrentarse en Roland Garros 2018 | EFE

Convertir una debilidad en una fortaleza

Diego Schwartzman siempre fue de los más bajitos de la clase. Desde pequeño sabía que su juego no podía basarse en los cánones habituales del tenis moderno: la fuerza y la potencia. Lo suyo es la movilidad, el llegar a todo, la anticipación y el resto. Saque no tendrá, pero devuelve como pocos en el circuito.

De hecho, es el tercer mejor restador de la actualidadd, sólo por detrás de Nadal y Djokovic. El argentino es el jugador que más puntos gana con el segundo saque del rival (un 56,7 por ciento) y rompe el servicio en uno de cada tres juegos. La ATP tiene una tabla histórica de los mejores restadores y Schwartzman está en el puesto número 15. Nadal aparece en el tercer lugar de esa lista.

El precedente de Roma

Schwartzman logró la primera victoria de su carrera ante Nadal (6-2 y 7-5) hace tres semanas en los cuartos de final de Roma. Fue uno de los mejores triunfos de su carrera, pero el desafío de vencer a Nadal en París, donde lleva 98 victorias y dos derrotas, supone varios peldaños más.

"Rafa es una leyenda aquí, es el dueño de este sitio. Ganar a Rafa en Roland Garros es único", dijo el sudamericano tras vencer a Dominic Thiem, uno de los grandes favoritos, en los cuartos. "Contra Rafa a cinco sets no hay que estar preparado, sino lo siguiente. Mental y físicamente tengo que estar muy preparado. Muy pocos han tenido la oportunidad".

Nadal, siempre prudente a pesar de su favoritismo en Roland Garros, advirtió de que le espera un partido muy duro ante Schwartzman. "Es un desafío, cuando pierdes contra alguien es porque está jugando bien. Ante Thiem, uno de los mejores del mundo, ha jugado un partido increíble. Llega con mucha confianza tras hacer final en Roma y ahora semis aquí".