El boom de los alquileres turísticos esconde cifras sorprendentes. Como ésta: la oferta de alojamientos en Barcelona se ha multiplicado por 20 en los últimos cinco años. En 2012, había 1.000 estancias disponibles en Airbnb. La cifra supera hoy los 20.500. En ella están incluidos pisos, casas y habitaciones alquiladas de forma individual. No figuran las estancias alojadas en otras plataformas, por lo que la oferta real es muy superior.

El recuento lo realiza mensualmente la web Airdna, especializada en el seguimiento de la oferta de Airbnb. Su estadística arroja luz sobre lo que está ocurriendo en Barcelona, la ciudad donde han surgido más brotes de turismofobia. La explosión de los alquileres turísticos se ha concentrado, sobre todo, en el último lustro. Mientras que la oferta hotelera crecía con cuentagotas, el número de estancias ofertadas crecía cada año a ritmos próximos al 100%.

El fenómeno de Airbnb echó a andar a principios de la década. En 2010, la presencia en España de la compañía (fundada en San Francisco dos años antes) era testimonial. Pero a partir de 2012 empezó a crecer con tremenda fuerza. Cada año, el número de localizaciones se duplicaba: 2.500 en 2013, 4.800 en 2014, casi 9.000 en 2015 y 15.000 el pasado año. Entre 2016 y la fecha actual se han sumado otros 5.000.

La saturación de alojamientos impide, obviamente, mantener la progresión de los años precedentes. Y es que en Barcelona hay, en la actualidad, una habitación o una vivienda turística en alquiler por cada 78 habitantes. No hay ninguna otra capital de provincia que tenga una densidad mayor del alojamientos de Airbnb. La segunda del ránking es Granada, donde puede encontrarse este verano una estancia colgada en la web por cada 87 residentes, siete menos que en San Sebastián, situada en tercera posición.

Ascenso en San Sebastián

No obstante, en la capital guipuzcoana el desarrollo de Airbnb ha sido más meteórico aún que en Barcelona. En 2012 contaba con 45 puntos de alquiler ofertados en la plataforma. Hoy hay casi 2.000. Es decir, 44 veces más. En otras capitales de provincia, la progresión es similar a la de Barcelona. Por ejemplo, Madrid ha pasado de 729 a 16.290, lo que implica que los pisos y habitaciones ofertados se han multiplicado por 22, idéntica a las de Valencia y muy cerca de las 17 de Granada o las 28 de Palma.

La zona donde más rápido se ha implantado la web es, con mucha diferencia, una de las más turísticas: Ibiza. En la capital de la isla y sus alrededores se ha pasado de 28 estancias a 1.664. Es decir, la oferta se ha multiplicado casi por 60.

El incremento desorbitado de esta modalidad de alquiler está detrás de las crecientes protestas vecinales en Barcelona o San Sebastián. También detrás de las medidas que han tomado algunos ayuntamientos y gobiernos autonómicos. Los últimos movimientos se han producido en Baleares. El ayuntamiento de Palma de Mallorca congeló recientemente durante un año la concesión de nuevas licencias de alquiler turístico en varios barrios. Y ayer, el Gobierno balear amenazó a Airbnb y sus rivales con sanciones de hasta 400.000 euros si mantienen alojadas en sus webs anuncios de pisos y habitaciones que no tengan permiso.

Lo cierto es que cada comunidad autónoma está regulando los alquileres en función de sus necesidades. Hasta el punto de que las plataformas de alquiler se enfrentan hoy en día a 17 normativas distintas, en función de la región en la que operen. Y a la regulación autonómica hay que sumar la local, donde conviven ayuntamientos permisivos con los más restrictivos, como el de Palma o Barcelona.