Cataluña lleva formando parte de España desde hace más de cinco siglos”. Así arrancaba su intervención este martes el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, durante el Pleno del Senado, en respuesta a una pregunta de Esquerra Republicana.

Da la dimensión de lo que está en juego y de las tensiones crecientes que se perciben y manifiestan a medida que se acerca la fecha del referéndum del 1-O.

Esas fricciones se han escenificado en el Pleno, con la formación independentista acusando al Gobierno de “mentir” y de no explicar con datos sus previsiones apocalípticas sobre las consecuencias de una separación de Cataluña del resto del territorio español.

Y en esas, el ministro de Guindos ha desplegado un relato argumental más pormenorizado que de costumbre, de hasta 13 consecuencias negativas que, según ERC, nunca se cumplirán, y que, en palabras del ministro, hacen que el Gobierno no vaya a permitir ninguna ruptura.

Estas son las 13 plagas que vaticina el Gobierno:

  1. Una Cataluña independiente se quedaría fuera del euro y eso afectaría directamente a sus posibilidades comerciales y a sus finanzas.
  2. Fuera del euro, más de dos tercios de sus productos tendrían que volver pagar aranceles.
  3. Además, las mercancías que salieran de Cataluña tendrían que cruzar fronteras físicas.
  4. Cataluña tendría que crear su propio banco central para volver a la peseta.
  5. En un contexto así, se produciría una reubicación de entidades financieras fuera del hipotético país catalán.
  6. Ello llevaría directamente a un contracción del crédito en el territorio, con el consecuente impacto sobre su economía.
  7. En paralelo, sería preciso redenominar la deuda perteneciente a una Cataluña sin euro.
  8. Y los activos catalanes ya no servirían como garantía ante el Banco central europeo (BCE).
  9. Tampoco se sostendrían las inversiones del Banco Europeo de Inversiones (BEI), la segunda fuente de financiación en Cataluña tras el Tesoro Público, o los fondos europeos.
  10. Todos estos efectos derivarían en menores ingresos tributarios y un proceso inflacionista.
  11. Ese sería el caldo de cultivo para tensiones presupuestarias.
  12. Y en una situación así, la fuga de capitales sería inevitable.
  13. La consecuencia última: una situación de pobreza sin precedentes.