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Las nucleares reducen su producción por el bajo precio de la electricidad y los impuestos

Las centrales rebajan su potencia de manera masiva para reducir los números rojos que aseguran soportar y las eléctricas se movilizan para conseguir una rebaja de los impuestos que pagan para seguir funcionando.

La central nuclear de Cofrentes (Valencia).

La central nuclear de Cofrentes (Valencia). Iberdrola

Las centrales nucleares españolas llevan meses reduciendo su producción de manera voluntaria. Es la respuesta, según se reconoce desde el sector, que las compañías están dando de manera cada vez pronunciada para reducir los números rojos que soportan. Y las eléctricas advierten de que las pérdidas amenazan con dispararse este año por los bajos precios de la electricidad y por la subida de los impuestos que pagan las centrales.

Las nucleares están aplicando continuamente rebajas de potencia para producir menos electricidad y así ahorrar costes (pagando menos impuestos por la menor generación y gastar menos combustible), en un contexto en que el precio del mercado mayorista eléctrico no ha dejado de caer en lo que va de año.

Una medida excepcional en un sector que generalmente funciona a su máxima capacidad de manera permanente, pero que se está convirtiendo cada vez en más habitual y se utiliza de forma masiva en todo el parque nuclear español, controlado por Endesa e Iberdrola, con participaciones minoritarias de Naturgy y EDP en algunas centrales.

Durante el pasado Puente de Mayo, el parque nuclear español funcionó a la mitad de su capacidad generadora, con casi todas las centrales nucleares bajando su potencia hasta el mínimo técnicamente posible, alertan fuentes del sector eléctrico. Y es que Cofrentes, Almaraz II, Ascó II y Vandellós II funcionaron entre el 66 y el 69% de su potencia, mientras que Almaraz I y Ascó II estaban paradas por estar realizando recarga de combustible. La central Trillo fue la única que no pudo bajar carga por motivos técnicos, pero porque no podía al estar cerca su propia parada de recarga de combustible.

El resultado es que desde que arrancó este año, las centrales de Ascó II y Vandellós II han bajado carga un 5% del todas las horas entre enero y abril, Almaraz II lo ha hecho en un 11% del periodo y Cofrentes en un 15%. Las centrales que han iniciado recarga en abril o que lo harán en mayo (Almaraz I, Ascó I y Trillo) no podían bajar carga debido a restricciones en la operación al final de ciclo.

Fuentes del sector nuclear subrayan que lo normal es que haya pocas bajadas de carga y con una duración corta, y que durante este año la excepción se ha convertido en asiduidad, con rebajas de potencia continuas y muy prolongadas por primera vez. Las centrales están habituadas a hacer menos de cuatro bajadas de carga cada año y que éstas duren uno o dos días, pero en los últimos meses las centrales han realizado una               quincena de rebajas de potencia que en algunos casos ha durado más de una semana.

En los últimos años, la energía nuclear se ha mantenido casi de manera constante como la principal fuente de generación eléctrica en España, aportando normalmente entre un 20 y un 22% de la electricidad (así fue también en 2019). Entre enero y mayo las nucleares han concentrado un 24% de toda la producción eléctrica por la fuerte caída de la demanda motivada por el parón económico ligado a la epidemia. Pero las nucleares anticipan que su aportación puede caer a la mitad en el segundo trimestre de 2020, hasta el entorno del 10 o el 12% de la producción total nacional, si se mantienen las cargas bajas y el recorte de producción.

Presión para bajar los impuestos

Desde el sector nuclear se justifica la necesidad de rebajar la producción para mitigar las pérdidas que, según las empresas, acumulan las centrales desde hace años según han ido subiendo los impuestos. Y que ahora se ven agravadas por la caída del precio de la electricidad, hasta el punto de “poner en riesgo su viabilidad” futura.

Desde Foro Nuclear, la patronal de la industria nuclear (las eléctricas y sus proveedores), incluso se ha subrayado que la combinación de bajos precios de la electricidad y alta fiscalidad ha puesto a las centrales en una situación insostenible: según sus estimaciones, los impuestos y tasas con que se carga a las nucleares hacen que paguen en torno a 22 euros por megavatio hora (MWh) producido sólo en tributos, cuando en abril el precio medio de la electricidad en el mercado mayorista fue de poco más de 17 euros por MWh.

El precio medio diario del mercado de la electricidad se ha venido reduciendo de forma sostenida en los últimos meses, con un descenso del 37% en el primer trimestre del año en relación al mismo periodo del año pasado y con abril con el precio más barato desde hace más de seis años.

Las grandes eléctricas y el Gobierno pactaron el año pasado un calendario para cerrar las centrales nucleares entre 2027 y 2035, y también acordaron una subida de un máximo del 20% de la tasa que las plantas pagan a la sociedad pública Enresa para financiar el desmantelamiento y la gestión de sus residuos radiactivos. La subida se empezó a aplicar en enero y, junto a la aparición de nuevas tasas regionales, y según las eléctricas ha sido la puntilla a una carga impositiva que haría imposible rentabilizar las centrales.

Según los cálculos de las eléctricas, el año pasado las centrales nucleares pagaron 1.033 millones de euros en impuestos y tasas (el 40% de sus ingresos totales) y este año la carga fiscal escalará hasta los 1.214 millones (llevándose el 65% de todos los ingresos previstos por generación de electricidad). Si se confirma el pago de esos más de 1.200 millones previstas, el pago de impuestos de las nucleares se habría casi quintuplicado en apenas una década, desde los 266 millones abonados en 2009.

“En este contexto impositivo y de precios de mercado, y atendiendo a su carácter clave para el funcionamiento del sistema energético en los próximos años y a su aportación a los objetivos de descarbonización del país, se estima necesario revisar el marco tributario actual”, reclaman fuentes del sector nuclear. Con ello se buscaría “alcanzar una rentabilidad razonable de las centrales, recuperando las inversiones precisas para operar hasta el cierre ordenado, así como su inmovilizado actual”.

Las nucleares en España subrayan que en los últimos años han ejecutado inversiones de cerca de 400 millones de euros por cada reactor operativo para actualizar las instalaciones y cumplir las nuevas normativas de seguridad. Y según sus estimaciones, van a ser necesarias inversiones de cerca de 3.000 millones para seguir operando todo el parque nuclear hasta su desmantelamiento según el calendario pactado con el Gobierno.

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