Los bancos españoles ya no tienen reparos en reconocer que vienen por delante fuertes ajustes de empleo. A la crisis económica que ha traído la pandemia se unen tanto los problemas estructurales que ya sufrían las entidades con anterioridad, especialmente su baja rentabilidad, como la necesidad del sector de adaptarse a los nuevos hábitos de sus clientes, que utilizan cada día más los canales digitales y menos las sucursales.

Estas circunstancias están facilitando la consolidación del sector bancario, cuya principal consecuencia negativa son los recortes de empleo. Cuando dos bancos se unen, el mayor tamaño de la entidad resultante requiere una mayor plantilla para gestionarla, pero también genera duplicidades en los servicios centrales y en la red de oficinas que las entidades deben atajar.

Los principales bancos españoles ya tienen planes en marcha para recortar miles de empleos. Algunos porque van a fusionarse entre ellos, como es el caso de CaixaBank y Bankia, pero otros por el escenario adverso que ha traído el Covid-19, como ocurre con Santander y Sabadell.

El sector ha despedido a más del 40% de su plantilla en diez años

Por el momento, solamente Sabadell ha puesto cifras a este proceso, si bien las estimaciones del mercado llevan a pensar que podrían producirse unos 15.000 despidos en el próximo año. Una cifra que se acerca peligrosamente a la que se registraba anualmente durante los peores momentos de la crisis financiera.

El proceso, además, cuenta con el visto bueno de los supervisores. Ya antes de la pandemia exigían a los bancos reducir su "exceso de capacidad" y en estas semanas están repitiendo mucho este mensaje, pero con el matiz añadido de que las fusiones son el camino más rápido para lograrlo.

Plantillas un 40% inferiores

Con esta nueva crisis y con la segunda ronda de consolidaciones que vivirá el sector en apenas diez años, la plantilla de los bancos va haciéndose más pequeña, y eso que ya había perdido en torno al 40% de su tamaño desde la anterior crisis. De acuerdo con los datos de CCOO, el sector financiero ha despedido en los últimos diez años a unos 112.150 empleados del total de 270.855 que tenía en 2008.

La gran mayoría de esos trabajadores ha abandonado las entidades fruto de la reestructuración del sector tras la crisis financiera, que se llevó por delante el sistema de las cajas de ahorro y entorno a unas cincuenta entidades. Pero no solo por eso.

Los grandes bancos han puesto en marcha varios Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) durante los últimos años por motivos diferentes a la reestructuración bancaria, como los dos de Santander tras integrar Popular o el que CaixaBank lanzó el año pasado.

Salidas, ERE y duplicidades

Los procesos ya están sobre la mesa. Sabadell va a sentarse en las próximas semanas con los sindicatos para llegar a un acuerdo sobre un plan de salidas para unos 2.000 empleados, casi el 12% de su plantilla, que pretende saldar a través de prejubilaciones y bajas incentivadas.

Santander, por su parte, ha confirmado que realizará ajustes de empleo en sus filiales de España, Portugal, Reino Unido y Polonia. Aunque desde el banco rechazan hacer estimaciones sobre los trabajadores afectados, la confirmación de los ajustes llegó después de que el diario Expansión hablara de un ERE para unos 3.000 empleados en España, el 11% de su plantilla en este país.

CaixaBank y Bankia, mientras tanto, deberán acometer un fuerte ajuste de su plantilla para evitar las duplicidades en las funciones y la red comercial. El recorte se llevará a cabo en dos fases: primero se ajustarán los servicios centrales y más tarde las sucursales, que requieren un esfuerzo organizativo mayor.

En todo caso, la dirección no dará comienzo a la negociación con los representantes de los trabajadores hasta que culmine la integración, lo cual sucederá, previsiblemente, al cierre del primer semestre del próximo año. Será difícil que este ERE se pueda saldar únicamente con prejubilaciones.

Al igual que en el caso de Santander, desde CaixaBank y Bankia rechazan hacer cábalas sobre el número de trabajadores afectados, que podrían acercarse a los 8.000, de acuerdo con Efe, lo que supone el 15,5% de los 51.573 empleados que suman ambos bancos (15.956 de Bankia y 35.617 de CaixaBank).

El sector espera que se materialice otra fusión, la de Unicaja y Liberbank, pero esta se encuentra en un estadio tan temprano que aún no se especula en el mercado con cuántos empleados excederían de las necesidades operativas del nuevo banco.

Esta es la segunda vez que ambos bancos intentan fusionarse tras fracasar hace año y medio. En aquel momento, se estimaba que el recorte de empleo podría rondar los 2.500 empleados, una quinta parte de su plantilla en aquel momento, si bien ahora las cosas son muy distintas.

Estos más de 15.000 empleados pasarán a engrosar la lista de prejubilaciones y bajas incentivadas de la banca, un sector que va a pasarlo muy mal a partir de ahora, especialmente en 2021. Los banqueros tienen la intención de aplicar "sensibilidad" a las negociaciones, pero, con todo, les queda, como a los representantes de los trabajadores, un difícil camino por delante.