No es la primera vez que el PP de Casado ha tratado de mantener las distancias con Abascal. En la hemeroteca quedarán momentos como aquel contundente "Vox es la ultraderecha" tras el descalabro electoral de abril de 2019, que sentó un precedente de la estrategia de la que el jefe de la oposición ha ido y ha venido en múltiples ocasiones desde entonces. Pero el discurso de Pablo Casado de este jueves marca un antes y un después en el futuro del PP. El líder popular no se ha desmarcado de Vox: ha roto con él, ha dicho 'basta ya'.

Fuentes del partido confirman que las palabras pronunciadas por Casado en la tribuna del Congreso de los Diputados no son parte de un mero discurso "preparado" y "puntual", sino que responde a una estrategia trabajada desde finales del mes de julio, justo cuando Santiago Abascal anunció que presentarían una moción de censura contra Sánchez e Iglesias. En otras palabras: Casado lleva fraguando la ruptura definitiva con Vox desde verano.

El objetivo no declarado de la moción de censura de Vox era poner frente al espejo también a Pablo Casado con el argumento de que, si no apoyaba la iniciativa contra el Gobierno "ilegítimo" del "fraude" y de la "mentira", habría optado por colocarse en la foto junto a Sánchez de cara a los votantes de derecha, más fragmentados que nunca. O blanco o negro. Pero el líder del PP ha dado la vuelta a la situación y ha hecho lo propio con el de Vox, recordando las acusaciones vertidas sobre los populares por aquello de la "derechita cobarde" que tantas alegrías les ha dado a los de Abascal en las dos últimas generales. "No somos cobardes. No somos usted, porque no queremos ser como usted. Usted pasará, y sólo habrá dejado escombros", advertía. Y el líder de Vox, "perplejo" con la cara desencajada y sin papeles, salía a la tribuna respondía: "Ha pateado de forma inmisericorde a sus propios socios". Fin.

La sensación en Génova es como si Casado no sólo hubiera ganado el debate de la moción cuando parecía que no podría esquivarla sin que le desestabilizase como alternativa, sino "como si hubiera ganado las elecciones". La euforia es evidente. Quedó patente durante los aplausos de toda la bancada del PP, en pie, tras las intervenciones de su líder.

Pero ahora toca pensar en el paso adelante que, a priori, no tiene vuelta de hoja. Lo que comenzó como tímidos guiños a la moderación, con la destitución de Cayetana Álvarez de Toledo como portavoz, la modulación del discurso contra Sánchez o la inclinación por la acción parlamentaria o judicial por encima del "ruido" en la calle ha terminado con el PP consolidándose como la fuerza de referencia en el espacio del centroderecha.

La estrategia vendrá articulada por tres líneas maestras: presentar a Casado como un líder de Estado moderado frente a la "furia" y el "ruido" de Abascal; abrir "espacios de colaboración" y "entendimiento" con el PSOE, alejados de fuerzas extremistas; y utilizar el discurso del "tanto monta, monta tanto" de la izquierda para presentar a Sánchez y Abascal "como parte de una misma pinza", porque "son la derecha que más le gusta a la izquierda". Y el evidente terremoto político tendrá réplicas no sólo en la estrategia nacional del Partido Popular, sino también a nivel territorial.

La maniobra de Casado podría tener múltiples consecuencias, ya que no sólo Vox quedará aislado, sino que podría haber sentenciado a muerte a Ciudadanos tras situarse definitivamente en el centro del tablero político. De seguir adelante con esta estrategia, el discurso de los de Arrimadas quedaría ensombrecido e incluso fagocitado por el de un PP, ahora sí, unido bajo un liderazgo robusto que descolocaría a Ciudadanos en el nuevo tablero político.

Casado decidió el 'no' hace meses

Fuentes del entorno del líder del PP confirman que Casado no sólo no ha estado indeciso en los últimos días respecto a lo que debía o no votar a la moción de censura de Vox, sino que "ha estado muy tranquilo" porque la decisión la habría tomado a finales de julio, en el momento en que Abascal anunció sus intenciones contra el Gobierno.

Sí es cierto que el jefe de la oposición ha sondeado durante semanas las diferentes sensibilidades dentro de su partido al respecto, pero ello no ha movido un ápice su decisión. Suya fue también la estrategia de dar la callada por respuesta durante semanas y ordenar a sus portavoces no desvelar el sentido del voto del PP hasta el momento en que él subiese la tribuna. Casado buscaba así el efecto sorpresa, con una maniobra que le ha servido para descolocar no sólo a Abascal, sino también a Iglesias y Sánchez.

El líder del PP remató su duro discurso tan sólo horas antes de que arrancase el debate. Sólo lo leyeron previamente "cinco o seis personas", sus más allegados. No quiso compartirlo con nadie más. Estaba muy seguro de lo que tenía y quería decir. De hecho, Casado pasó el fin de semana "muy tranquilo", según cuentan en su entorno, y lo pasó con su mujer y sus hijos visitando el Parque del Retiro o el Circo Price.

El liderazgo de Casado, reforzado en Europa

La ruptura de PP y Vox ha coincidido en el tiempo con la ruta europea que ha emprendido Pablo Casado con diferentes líderes del centroderecha europeo, a los que ha acudido el líder de la oposición en busca de ayuda para parar "el atropello" que pretendía Sánchez con el Poder Judicial.

Y aunque diversas fuentes aseguran que no ha existido influencia por parte de las autoridades europeas para moldear la actitud del PP ante los de Santiago Abascal, pese a los continuos ataques de éste a la Unión Europea, fuentes del grupo popular europeo reconocen que en Bruselas se ha recibido de buen agrado el paso adelante de Casado, del que destacan sus "posiciones pro europeístas" frente a "los posicionamientos expresados por el líder de Vox", y reiteran: "en Bruselas no existen dudas de que Casado es un líder situado en el centro político".