El careo celebrado este viernes en la Audiencia Nacional entre el ex ministro del Interior Jorge Fernández Díaz y su número dos, Francisco Martínez, no ha servido para despejar si el Gobierno de Mariano Rajoy encargó a un grupo "parapolicial" espiar al ex tesorero del PP Luis Bárcenas y recuperar documentos en su poder que podían perjudicar a altos cargos del partido, pero sí ha puesto de manifiesto el enfrentamiento que mantienen a cuenta de la Operación Kitchen

Colocados uno al lado del otro, en línea, en la Sala y justo enfrente del juez García-Castellón, éste ha iniciado la diligencia planteándole al ex ministro si llamó a su subordinado interesándose por Sergio Ríos Esgueva, el chófer de la familia Bárcenas-Iglesias captado como confidente policial. Fernández Díaz lo ha negado, lo que ha sido desmentido por su antiguo número dos. "Será que no lo recuerdas", le ha venido a decir éste, que ha mantenido que no sabría quién era el conductor si él no le hubiera facilitado su nombre por escrito.

La gran incógnita que intentaba despejar el instructor con el careo era aclarar si el ex titular de Interior envió SMS a Martínez con instrucciones sobre el dispositivo policial, como se deduce de las actas que el ex secretario de Estado de Seguridad protocolizó ante notario al apreciar que su jefe se desentendía de esta operación en manifestaciones públicas.

Los famosos mensajes, que el ex ministro habría enviado supuestamente a Martínez durante el desarrollo del dispositivo policial al que se destinaron fondos reservados del Estado y cuyo resultado no acabó entregándose al juez que ya investigaba la contabilidad paralela de Bárcenas, decían: «La operación se hizo con éxito. Te informo», se podía leer en el primero, con fecha 18 de octubre de 2013. Meses antes, el 13 de julio, Fernández Díaz habría escrito: «Chófer B: Sergio Ríos Esgueva (ahora hace esa función con su mujer)». También en dichos textos se hablaba de un "contacto Cecilio". En el argot policial se suele hablar de los miembros del Centro Nacional de Inteligencia como "cecilios". Este viernes, durante el careo, Fernández Díaz ha afirmado que se enteró de que dicho término se utilizaba para hablar de los miembros del CNI "por la prensa".

El juez ve «claros indicios» de que el operativo «parapolicial», que captó al conductor de la familia Bárcenas como confidente a razón de 2.000 euros mensuales durante dos años con cargo a los fondos reservados, lo llevaron a cabo «órganos del Estado» y que el «núcleo» estuvo en el Ministerio del Interior de Fernández Díaz.

Fernández Díaz mantiene que no mandó a su subordinado dichos SMS y aporta una pericial propia en la que sostiene que dichos mensajes están manipulados, como ya planteó en el escrito en el que pidió su desimputación al considerar que no existían indicios sólidos de su responsabilidad en los hechos que se investigan. "¿Estás insinuando que yo soy un hacker?", ha contestado el ex número dos, según fuentes presentes en la declaración.

Con la letra "K"

El ex ministro sostiene que esos SMS son falsos porque él no utiliza la letra 'K' que aparecía en ellos, ante lo que Francisco Martínez ha instado al juez a que accediera a la agenda del teléfono para comprobar cómo tiene escritos los contactos del cardenal Antonio Cañizares y de Mauricio Casals, presidente del grupo editor de La Razón. Los reproches han sido constantes durante toda la diligencia.

Al concluir el careo, el abogado de Fernández Díaz, Jesús Mandri, ha afirmado ante los medios de comunicación que las actas notariales presentadas por Martínez a los investigadores con los mensajes supuestamente enviados por el exministro de Interior son, "cuanto menos, irregulares". Afirma que "el mismo día que dichas actas se reclamaron a Martínez, aparecen varias llamadas telefónicas entre el notario de Mahón (Menorca) que hizo las actas y Francisco Martínez". La defensa de Fernández Díaz cree que hubo indicaciones por parte del exsecretario de Estado al notario para manipularlas.

Requerimiento del móvil

A la vista de que los dos investigados han mantenido las versiones que defendieron cuando declararon a finales de octubre por separado, el titular del Juzgado Central de Instrucción 6 de la Audiencia Nacional ha dictado un auto este mismo viernes en el que requiere a Fernández Díaz para que entregue el móvil que utilizaba en 2013 -cuando se habrían enviado dichos mensajes- "con la finalidad exclusiva de examinar" si el terminal guarda los citados SMS.

García-Castellón ha advertido expresamente al investigado de su obligación de asegurar "la integridad del dispositivo", advirtiéndole de que incurriría en responsabilidades penales en el caso de "ocultación" o "destrucción" de este efecto judicial.

El instructor tendrá ahora que determinar si el ex ministro miente y sí envió unos mensajes SMS sobre el operativo de espionaje a su subordinado, elemento clave para sostener la imputación de Fernández Díaz como posible autor de delitos de malversación de caudales públicos, prevaricación y descubrimiento y revelación de secretos.

Lejos de aclarar si conocían o no el objetivo del operativo Kitchen y quién lo ordenó, los dos ex responsables de Interior han protagonizado un áspero cara a cara. Martínez ha acusado a su jefe de abandonarle y "echarle a las fauces de la prensa". Fernández Díaz, de "hablar con media España e insultarme", trasladan las citadas fuentes.

Tras decir el ex secretario de Estado de Seguridad que se había sentido abandonado por el partido, cuya actual dirección le apeó de las listas para las últimas elecciones generales, Fernández Díaz ha dicho que "qué podía hacer por él". Su antiguo subordinado le ha espetado: "Cómo se puede esperar que el PP de Pablo Casado cuide a los españoles si no ha cuidado de los suyos".