A la espera de la decisión del TSJ de Cataluña sobre si las elecciones autonómicas deben celebrarse el 14 de febrero, su posible suspensión al mes de mayo está provocando mar de fondo. En no pocas formaciones políticas surgen sectores que se plantean si sus cabezas de lista son los más adecuados para hacer frente al "efecto Illa", aunque tampoco faltan ajustes de cuentas internos. Estos movimientos se están produciendo en ERC, en Junts y en Ciudadanos fundamentalmente, según ha podido saber El Independiente.

Y es que con la suspensión, que no aplazamiento electoral, habría que volver a reiniciar todo el proceso, incluida la presentación de candidaturas y, por tanto, de aspirantes a la presidencia de la Generalitat. Que el todavía ministro de Sanidad haya logrado ponerse en posición de disputar el triunfo electoral y se haya convertido en uno de los favoritos para sustituir al inhabilitado Quim Torra no sólo entre los votantes socialistas, sino también entre los electores de En Comú Podem o Ciudadanos, ha hecho saltar el tablero político catalán.

De hecho, el punto que más alarma a los socialistas de los planes explicitados por el Govern no es tanto la fecha de los comicios como la posibilidad de un aplazamiento a la carta: los partidos que ya han conseguido los avales electorales los conservarán -caso de Junts, Vox y PDeCat- pero se reabre la presentación de candidaturas y coaliciones. "Es cambiar las reglas del juego a mitad de partido" se lamentaban los socialistas el pasado viernes en el Parlament.

Pere Aragonès por Roger Torrent

Sectores de ERC se preguntan si el vicepresidente del gobierno autonómico, Pere Aragonés, podrá finalmente doblar el pulso a Junts, que ya se les acercaba peligrosamente en los sondeos ante el empuje de Laura Borràs. Vuelven la mirada hacia el presidente del Parlament, Roger Torrent, número tres de la lista por Barcelona, como una apuesta con más posibilidades de éxito y el retraso electoral favorece las estrategias de cambio de caballo en plena carrera.

No en vano, al principio de la legislatura Aragonés y Torrent pujaban por la candidatura republicana. El primero partía con la ventaja que da ser el delfín de Oriol Junqueras en la consejería de Economía, pero Torrent era el preferido por amplios sectores del partido, sobre todo los que aspiran a entenderse con los Comunes, con los que el ex alcalde tiene mejor sintonía que Aragonés.

De hecho, el pasado otoño la "operación Volhov" puso al descubierto las dudas de los republicanos, gracias a una conversación grabada a Gabriel Rufián. El líder de ERC en el Congreso afirmaba que a «Pere le tenemos que poner al lado alguien que sea duro, que sea whisky, porque Aragonès, (Ester) Capella, Torrent, (Marta) Vilalta y (Sergi) Sabrià son Pepsicola, Aquarius y Nesquik».

En contra de lo esperado, sin embargo, Esquerra optó en sus listas por colocar de número dos de Pere Aragonés a una práctica desconocida: la alcaldesa de Santpedor, Laura Vilagrà. Una decisión que la ejecutiva republicana explicó en términos de captación de voto en la Cataluña central.

Borràs, demasiado fuerte

En el caso de Junts pesan más las cuestiones de índole interna. Es sabido que Laura Borràs no era la candidata de Carles Puigdemont, que hubiera preferido una victoria del conseller Damià Calvet en las primarias del partido. Pero Borrás se impuso con un incontestable 75 por ciento de los votos a pesar de su imputación por el Supremo. La diputada está acusada por presuntos delitos de fraude a la Administración, prevaricación, malversación de caudales públicos y falsedad documental cuando estuvo al frente de la Institución de las Letras Catalanas, al favorecer, presuntamente, a un amigo en la concesión de contratos públicos.

Los detractores de Borràs, con Jordi Sánchez a la cabeza, desean que se confirme su imputación

Sus detractores, con Jordi Sánchez a la cabeza -al que muchos consideran el auténtico líder de Junts- confían en que antes del 30 de mayo el alto tribunal confirme su imputación y decida la apertura de juicio oral, lo que la sacaría de inmediato de la carrera electoral. Sin embargo, en puridad ella no es la cabeza de lista, dado que el prófugo de la justicia y vecino de Waterloo decidió reservarse ese puesto para sí ante la derrota de Calvet. Además, el complejo proceso de primarias de Junts situó como número dos de la candidatura al presidente de la Cambra, Joan Canadell, un personaje aún más incontrolable desde Waterloo.

"Una vez y no más" advirtió Elsa Artadi, secretaria general del partido, tras acordarse la prórroga electoral en el Parlament, por la que Junts había abogado abiertamente. Borràs, sin embargo, había dejado claro esa semana que estaba en contra de reabrir el proceso electoral. "Portugal celebrará elecciones a pesar de tener datos iguales o peores que en Catalunya, y estar en un confinamiento más severo", advertía la candidata solo dos días antes de que su partido apoyara aplazar los comicios.

Cañas por Carrizosa en Cs

En Ciudadanos se da la paradoja de que quien ganó las primarias internas con el 86 por ciento de los votos, Lorena Roldán, fue sorpresivamente apartada de la candidatura para imponer al portavoz naranja en el Parlament, Carlos Carrizosa. Se arguyó en aquel momento que Carrizosa facilitaba la unidad de acción con el PP, en una maniobra de la que la propia Roldán aseguró haber sido cooperadora necesaria. De hecho, ante este golpe de mano en plena canícula veraniega, la ex candidata explicó que "la mayoría constitucionalista existe, solo hay que unirla. Cs y yo damos este paso en equipo, desde el convencimiento de que facilitará una candidatura conjunta en Cataluña. Ahora, la pelota está en el tejado del PSC y PP". Y ofrecía "todo mi apoyo" a Carrizosa.

Nada más lejos de la realidad. Roldán acabó haciendo una interpretación propia de la unidad del centro-derecha dando el salto a la lista del PP por Barcelona, donde será número dos por detrás del candidato el presidente del PP catalán, Alejandro Fernández.

El eurodiputado naranja Jordi Cañas es el favorito de un sector de Ciudadanos. No es la primera vez que surge su nombre en las quinielas. Para muchos es la última bala en la recámara con la que intentar afrontar una situación interna nada halagüeña. Cs está cada vez más carcomido por las divisiones internas, las fugas y la sensación de descomposición, proceso que puede acelerar la enorme caída electoral de los naranjas después de conseguir en las autonómicas de 2017 el hito histórico de ganar en votos y escaños al independentismo. Ahora se conforman con quedar por delante de PP y de Vox.