"En un proyecto colectivo, los éxitos son de todos y los malos resultados son responsabilidad del líder". Las palabras que pronunció Albert Rivera el día después de la debacle del 10-N, en que Ciudadanos pasó de 57 a 10 escaños en el Congreso, suenan hoy con mucha fuerza en el interior de una formación que afronta una grave crisis interna por los pésimos resultados del partido naranja en Cataluña, cuna política del proyecto liberal y territorio donde hace poco más de tres años ganó las elecciones. Ciudadanos ha perdido el 82% de su representación, lo que se traduce en 30 diputados y casi un millón de papeletas menos que en 2017 que han ido a parar a Vox, al PSC y a la abstención.

Las tensiones que durante semanas trasladaban importantes dirigentes de la formación liberal por el "cesarismo" imperante en la dirección del partido y las críticas tanto por la ausencia de democracia interna como por la propia estrategia que ha llevado Ciudadanos en Cataluña, para muchos "equivocada" desde el primer minuto, han estallado por completo este lunes, coincidiendo con la celebración del Comité Ejecutivo "urgente" que convocó Arrimadas la misma noche electoral, cuando los liberales se asomaban ya a una derrota sin precedentes. Tal y como informó El Independiente, un importante sector del partido ha solicitado en público y en privado el cese fulminante de los 'hombres fuertes' de Arrimadas y responsables de la estrategia en Cataluña: Carlos Cuadrado y José María Espejo. Algunas voces creen que en el saco de las dimisiones debería entrar también el cabeza de lista de Cs en las catalanas, Carlos Carrizosa, por la estrepitosa debacle que no vieron venir ni los sondeos más pesimistas.

Pero Arrimadas ha negado la mayor y ha descartado tanto su propia dimisión como cualquier otro cambio a nivel organizativo, porque "no solucionaría los problemas". Fuentes presentes en la reunión del Comité Ejecutivo de este lunes confirman a El Independiente que éste ha sido el mismo mensaje que la presidenta de Ciudadanos ha trasladado en la cita de este lunes, justo después de haber cargado a Albert Rivera el actual fracaso del partido en Cataluña porque "venimos del 10-N". O lo que es lo mismo: Arrimadas ha ignorado las críticas internas y ha descartado cambios después de tres horas de tensa reunión. Hasta ayer, incluso para las voces críticas el único cargo que parecía no correr peligro era el de Inés Arrimadas, pero esa percepción comenzó a cambiar una vez se comprobó que no atendería al clamor interno, no asumiría responsabilidades en forma de ceses y no habría autocrítica. Y el partido entró en combustión.

"Inés ha demostrado su incapacidad como líder. Es buena portavoz, pero no es buena presidenta ni tiene perfil de líder", comenta un dirigente del partido, perteneciente al sector crítico. "Si no entrega las cabezas de Cuadrado y Espejo, se va a armar", ratifica otra autoridad del partido a nivel territorial. "Se saltaron las primarias quitando a Lorena Roldán e imponiendo a Carrizosa; han planificado una muy mala campaña y han hundido al partido en Cataluña", insisten.

La solución, a juicio del sector crítico del partido al que cada vez se unen más voces, pasa por una "profunda regeneración", tanto a nivel estratégico como organizativo. Algunos apuestan incluso por la dimisión del Comité Permanente en su conjunto, entendido como el 'núcleo duro' de la presidenta de Ciudadanos y donde se toman prácticamente todas las decisiones que atañen al partido naranja. Además de Inés Arrimadas, Carlos Cuadrado y José María Espejo, en él se encuentran el portavoz parlamentario, Edmundo Bal; la secretaria general, Marina Bravo; y la portavoz de la Ejecutiva, Melisa Rodríguez.

Diputados y senadores cargan contra Arrimadas

Las críticas contra Inés Arrimadas y sus dos escuderos se extienden a lo largo y ancho de todo el territorio nacional, desde la corriente autodenominada como 'Renovadores' y compuesta por ex parlamentarios autonómicos de Cataluña hasta diputados del grupo de Ciudadanos en el Congreso. La mayoría ya no se oculta.

"Un líder tiene que tener dos virtudes: sencillez en el triunfo y valor para responsabilizarse del fracaso", escribía por ejemplo en Twitter Pablo Cambronero, diputado nacional por Sevilla. Él y otros dirigentes ya abiertamente críticos con el enrocamiento de la actual dirección han comenzado además una iniciativa en redes sociales que consiste en retuitear el mensaje que publicó Albert Rivera el día de su dimisión en 2019. "¿Se acuerdan? Un hombre valiente, honesto, leal y humilde. Si estás de acuerdo con sus palabras, RT y comparte", aparece en el mensaje que circula en los chats internos.

"Es hora de asumir responsabilidades", escribía el portavoz adjunto de Cs Andalucía, mensaje que han compartido otros cargos como los senadores Ruth Goñi y Emilio Argüeso y otros diputados autonómicos de Aragón, la Comunidad Valenciana o Extremadura. "Hace 15 meses aprendimos qué es asumir responsabilidades en política y cómo se hace. Afiliados, simpatizantes y votantes esperan".

El melón que se abre ahora dentro del partido es la posibilidad de la apertura de un Congreso Extraordinario tanto para la redefinición de la estrategia del partido como para la reestructuración de la actual dirección. El sector crítico clama por la habilitación de este órgano, que podría salir adelante si así lo solicitan un tercio de los afiliados.