España

La batalla decisiva de la derecha: el futuro de Casado, en manos de Ayuso

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso; junto al líder del PP, Pablo Casado.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso; junto al líder del PP, Pablo Casado. EUROPA PRESS

"Si Ayuso pierde el gobierno de Madrid, sería un gran golpe para la dirección actual. Pero si gana, es ella la que saldría fortalecida, y no Pablo Casado". Así resume un dirigente del PP la "complicada" situación a la que se enfrenta el jefe de filas de los populares con el sorpresivo adelanto electoral en Madrid, un movimiento necesario ante la maniobra de Ciudadanos con el PSOE en Murcia que llegó a poner en peligro todo el poder territorial del PP y precipitó la ruptura en Madrid.

La operación implica riesgos de calado para un PP que no atraviesa por su mejor momento político tras la debacle en las elecciones catalanas, el ingente calendario judicial y el auge de Vox, que amenaza con llevar al campo nacional el sorpasso que dio la formación a los populares en Cataluña. No sumar mayoría suficiente y perder Madrid, joya de la corona del PP, en favor de la izquierda implicaría un golpe de gran magnitud para Pablo Casado que haría temblar, incluso, a la cúpula del partido y a su propio liderazgo.

Las elecciones se juegan en clave nacional, con Pablo Iglesias como claro rival de la baronesa del PP, pero el próximo 4 de mayo se asistirá también a la batalla decisiva en la derecha: Ayuso podría ser quien dé la estocada definitiva a Ciudadanos en el proceso de 'opa' iniciado a nivel nacional contra los liberales. En sus manos tiene también el futuro de Casado, con la posibilidad de frenar la tendencia ascendente de Vox, fortalecido tras la última afrenta electoral.

Pero el hipotético triunfo de Ayuso en las urnas también será entendido de puertas para adentro como una victoria propia de una líder con cada vez mayor proyección nacional, como sucede con Alberto Núñez Feijóo en Galicia. "Pesa mucho más el nombre de Isabel Díaz Ayuso que las siglas del PP", afirma un miembro del partido. Pero Casado se llevaría un tanto vital dentro del terromoto en que se ha instalado la política española mientras comienza a borrar del mapa al proyecto de Inés Arrimadas.

Pablo Casado ha fiado, además, su futuro político a una dirigente que se erige como uno de los últimos exponentes políticos dentro del PP identificados con ese sector 'duro' del partido. Prueba de ello es su discurso, alejado de la moderación que profesa el presidente de los populares y que diluye incluso el protagonismo de Vox en la región; su imagen de 'verso libre', que no sigue dictados y huye en ocasiones de lo políticamente correcto; y su propio equipo. Ayuso se ha rodeado de un comité de campaña compuesto por ese 'ala dura' del PP, entre los que se encuentran el poderoso jefe de gabinete de la presidenta, Miguel Ángel Rodriguez -el hombre que estuvo detrás del éxito de José María Aznar-; y Javier Fernández-Lasquetty, que también estuvo en el gabinete de Aznar y fue consejero de Esperanza Aguirre.

En este contexto, Casado abraza el relato de la confrontación de Ayuso -y el lema de campaña, "comunismo o libertad"- y le empuja a replantear su relación con los de Santiago Abascal, con cuya formación deberá pactar si la presidenta regional no logra mayoría absoluta. Este escenario implica un freno a la estrategia de la moderación y del giro al centro del PP, aunque fuentes del partido insisten en que nada ha cambiado y en que se mantiene firme en "el discurso de la moción de censura". La única vía es lograr la mayoría suficiente para evitar tutelas de la "derecha radical" y, si no es así, insisten en que aún se puede recurrir a fórmulas como la de Andalucía, en la que Vox sostiene al gobierno desde fuera, sin formar parte de él.

El nivel de dependencia del PP a Vox aún está por ver. Si Ciudadanos se hunde finalmente -Arrimadas peleará para lograr representación y ser determinantes a izquierda o a derecha-, Casado perderá a su socio auxiliar y unirá su destino definitivamente a Vox si no logra una mayoría suficiente para esquivarlo. Los de Santiago Abascal pueden plantarse, exigir entrar en el gobierno, y no limitarse a apoyos externos como en otros territorios. El 4 de mayo, las opciones de Casado pueden quedar reducidas a dos: perder el centro o perder Madrid.

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