División interna, un calvario judicial, una derrota electoral y un rival político muy crecido. El Partido Popular ha transitado en los últimos meses por un camino repleto de minas, pero el adelanto electoral en la Comunidad de Madrid abre una ventana de oportunidad a Pablo Casado para redimirse y levantar definitivamente el vuelo con la más que posible victoria de Isabel Díaz Ayuso el próximo 4 de mayo.

Todos los sondeos publicados desde que se confirmase la apertura de urnas en Madrid apuntan a que la líder madrileña será la gran triunfadora de la noche electoral. Pero la operación, a la que dio luz verde el propio Casado, también conlleva riesgos. El principal que ya atisban desde la formación es que la batalla en Madrid romperá antes de tiempo el pretendido giro al centro del máximo mandatario de la oposición por el discurso propio de la baronesa del PP y porque, salvo sorpresa, necesitarán a Vox para conservar Madrid, joya del poder territorial de los populares.

"Todo se ha acelerado, pero tampoco quedaba otra salida", comentan fuentes del PP. Hace poco más de un mes, el propio Casado se reafirmaba en la ruptura con Vox como "hoja de ruta" del "nuevo" PP. "Debemos seguir en la centralidad y hacer que España lo esté, para que las elecciones vuelvan a ganarse ahí y no en los extremos. Ni queremos ganar en la radicalidad, ni a España le serviría de nada", sentenció, un discurso que pronunció justo después del sorpasso de Vox por goleada en Cataluña. Ese argumento se mantiene, al menos de momento, pero de puertas para adentro se recela ya de la más que probable dependencia de los de Santiago Abascal en la Comunidad de Madrid y se estudia cómo encajar ese nuevo giro estratégico.

Antes de que la moción de censura en Murcia sacudiese por completo el equilibrio político nacional, los planes de Casado para llegar a La Moncloa pasaban por avanzar hacia la conquista del centro político con la absorción definitiva de Ciudadanos antes de la apertura de un nuevo horizonte electoral.

En la dirección nacional se asumía también la premisa de que para vencer a Sánchez necesitarán a Vox, pero la estrategia, según las fuentes consultadas, pasaba por mantener "firme" el discurso de ruptura con la derecha "radical" durante meses y, llegado el momento, abrir la puerta a "fórmulas de colaboración" con los de Santiago Abascal. El objetivo pasaba por construir una alternativa lo suficientemente sólida antes de que llegase el momento de volver a tender puentes con el partido situado a su derecha. Pero el terremoto político no ha dado tregua y ha dinamitado también los propósitos del presidente de los populares.

En público, el PP se marca un primer objetivo: que Madrid sea la primera parada de la unificación efectiva del centroderecha y que el "torrente" de Díaz Ayuso atraiga también al votante de Vox. Se busca la mayoría absoluta, pero es un escenario aún complicado pese al tirón de la candidata, a tenor de la fragmentación política y de la fuerte polarización de una campaña electoral a cara de perro. Y, aunque se exploren posibles alianzas con Vox desde el mismo 5 de mayo, el objetivo no declarado de los de Pablo Casado es también el de "devolver el golpe" a Santiago Abascal por el sorpasso del 14-F.

Vox se ha fijado como meta disputar al PP el liderazgo de la oposición a Sánchez y, aunque no se hundirán el 4-M por la tendencia claramente ascendente de la formación ultraconservadora, las elecciones madrileñas pueden suponer un importante freno a las buenas constantes de Vox por el hiperliderazgo de Isabel Díaz Ayuso que diluye incluso el protagonismo de Rocío Monasterio y que puede pasar factura a Vox. "Lo tenían muy subidito con lo de Cataluña. Ahora nos toca devolver el golpe", comenta un dirigente del grupo parlamentario popular.

Los últimos sondeos publicados, como el de GAD3 o el de Metroscopia, reflejan un triunfo incontestable de la dirigente popular y se queda a pocos puntos de la mayoría absoluta, fijada en 69 escaños. El éxito de Díaz Ayuso vendría de fagocitar a Ciudadanos, que podría quedar incluso sin representación en el arco parlamentario madrileño. Vox, por su parte, se mantendría en la marca de las últimas elecciones autonómicas de 2019 (12 escaños) e, incluso, podría subir uno o dos más según las encuestas, mientras que el PP doblaría la suya y se situaría como primera fuerza por delante del PSOE, que ganó las últimas elecciones: las horquillas más altas sitúan el éxito de Díaz Ayuso hasta en 63 escaños.