El barómetro 'flash' del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) elevó el ánimo de la izquierda tras el debate de Telemadrid, el único en el que se enfrentarán a Isabel Díaz Ayuso durante la campaña y del que la líder del Partido Popular salió con vida. Si esa era la oportunidad para darle la vuelta a unas encuestas que pronostican una mayoría relativamente clara de la derecha, pasó de largo. Aunque la conversación giró el jueves hacia el último barómetro dirigido por el socialista José Félix Tezanos, cuyo trabajo de campo se realizó en los días inmediatamente anteriores al combate dialéctico de los candidatos.

Si en su anterior barómetro Tezanos arrojó a la opinión pública un sugerente empate a 68, ahora ve la Asamblea de Madrid claramente decantada hacia la izquierda. Según las horquillas de su barómetro exprés, la izquierda sumaría 67 escaños en el peor de los casos y 73 en el mejor, mientras que el centro-derecha, con Ciudadanos rozando por debajo el límite del 5%, lograría entre 65 y 69 asientos en el parlamento regional.

No es que el pronóstico se aleje del consenso de las encuestas, sino que supone una absoluta excentricidad comparado con todos los demás trabajos demoscópicos conocidos en las últimas semanas. No habrá un término medio el 4-M: si el CIS acierta será porque todas las demás encuestadoras fracasen de manera absoluta. Pero, de momento, quien parece conducir en dirección contraria por la autopista es el instituto público. El promedio de las encuestas sitúa actualmente a la izquierda en 63 escaños, por 73 de la derecha. El polémico empate del anterior CIS no influyó en nada en los pronósticos del resto de encuestadoras. Está por ver si lo hará este.

Pero más allá de los posibles sesgos del CIS, lo cierto es que las entrañas del estudio dejan algunos datos interesantes para la izquierda, y otros ciertamente preocupantes.

¿Una participación histórica?

Por ejemplo, el barómetro exprés publicado este jueves cifra en un 80,2% el porcentaje de encuestados que aseguran que irán a votar con toda seguridad. Si esto se cumpliese, se trataría de una participación histórica y sin precedentes, que no podría producirse sin movilización en los barrios tradicionalmente más favorables a la izquierda y que suelen arrojar participaciones más bajas.

Históricamente, los encuestados tienden a exagerar sus ganas de ir a las urnas cuando responden a las preguntas del CIS. Sin ir más lejos, en las dos últimas elecciones autonómicas en Madrid, la respuesta a esta pregunta también fue muy alta. Un 75% en 2019 y un 74% en 2015. La participación real terminó siendo de un 64,2% y un 65,6%, respectivamente. Pero el CIS, sin embargo, sí acertó con este dato en las últimas autonómicas de Cataluña. El 53,6% de los encuestados dijo en ese barómetro que iría a votar seguro, un porcentaje muy similar al que finalmente se produjo en las urnas.

La incógnita de la curva

El resto de encuestas coinciden en situar la participación alrededor del 70%, algunas incluso por debajo, aunque el efecto de la pandemia tendrá mucho que ver. En Cataluña, las elecciones se produjeron en un contexto de contagios relativamente alto, y la seguridad de los comicios fue uno de los temas centrales de las semanas previas a la cita electoral.

En Madrid, la situación de la pandemia es aún una incógnita. Los contagios se mantienen estables desde hace tres semanas mientras avanza rápido el ritmo de vacunación entre los grupos de riesgo. Aunque la incidencia está actualmente en 400 puntos, la tendencia de la curva podría ser paradójica de aquí al 4 de mayo. Si los contagios bajan, es previsible que se estimule la participación, lo que favorece a la izquierda, aunque al mismo tiempo favorecerá las tesis de Ayuso sobre el control de la pandemia con la economía abierta. Si los contagios suben, la participación descenderá inevitablemente, aunque la izquierda tendrá un arma importante en su poder.

Los brotes verdes en la izquierda madrileña llegan básicamente hasta ahí. Porque del análisis de los datos del CIS también se desprende que, en estas semanas de precampaña y primeros días de campaña oficial, la única persona que ha mejorado su valoración es la favorita para la victoria: Isabel Díaz Ayuso.

El centro-derecha va ganando

En general, Tezanos dibuja una evolución de la campaña desfavorable para la izquierda. Si en el CIS de marzo pronosticaba un empate técnico entre PP/Vox/Cs (49%) y PSOE, Más Madrid, Podemos (48,8%), en el de abril ya coloca al bloque del centro-derecha en el 49,5% y al de la izquierda en el 46,9%. En definitiva, el CIS detecta una tendencia de 2,4 puntos a favor del centro-derecha en pocas semanas, aunque su estimación de escaños se transforme de un empate en una posible victoria clara de la izquierda.

La justificación a este fenómeno podría ser el resultado de Ciudadanos, al que el último barómetro coloca en el 4,6%, al borde del 5% necesario para entrar en la Asamblea. Supone un crecimiento de dos décimas respecto al último trabajo del CIS, lo que resulta algo desconcertante si se atiende al detalle de las preguntas y las transferencias de voto.

Ciudadanos no resiste

En el barómetro de marzo, Ciudadanos presentaba una tasa de fidelidad de voto respecto a 2019 del 19,3%. Ahora ha caído al 17,4%. El 53,1% de sus ex votantes decían entonces que ahora optarán por el PP. Ese porcentaje ha crecido al 54,7%. Además, los que se pasan de Ciudadanos a Vox también han crecido dos décimas, mientras que caen considerablemente los trasvases al PSOE (del 7,1% al 5,8%) y aumentan ligeramente las fugas a Más Madrid (del 2,5% al 2,9%.

Además, los votantes del PP en 2019 que ahora votarían a Ciudadanos han pasado del 0,8% al 0,5% en unas semanas. Los del PSOE, del 1,7% al 0,5%. Los de Más Madrid, del 1,1% al 0,6%. Los de Vox, del 0,5% al 0%. Igual que los de Podemos. Con ese escenario, resulta inexplicable que Ciudadanos no caiga, sino que crezca en las previsiones electorales del Centro de Investigaciones Sociológicas.

Las transferencias de voto siguen demostrando una fortaleza absoluta del PP, que retendría a más del 85% de sus votantes de hace dos años. Aunque esa cifra es cinco puntos inferior a la del CIS anterior, porque el barómetro detecta un fortalecimiento de Vox. Los ex votantes de Ayuso que ahora optarían por Monasterio habrían pasado en unas semanas del 3,4% al 9%.

Los buenos números de Ayuso

La lealtad a Ayuso no tiene parangón entre el resto de partidos. Es del 61,2% en el caso del PSOE, el 58,9% en Más Madrid, el 51,3% en Podemos y el 50,8% en Vox, que parece haber encontrado ahí un suelo.

Pese a ello, el 'efecto presidencia' parece estar beneficiando bastante a Ayuso en la carrera hacia las urnas. Es la única política madrileña cuya valoración mejora entre los dos últimos CIS, pasando del 4,9 al 5,1 global.

Excepto Gabilondo, que se mantiene en el 5,6, todos los demás candidatos empeoran su valoración entre los ciudadanos en las últimas semanas. Mónica García cae del 5,4 al 5,3, Edmundo Bal del 4,3 al 4,1, Rocío Monasterio del 3,6 al 3,3 y Pablo Iglesias del 3,2 al 3,1.

Pero es que su valoración mejora entre los votantes de todos los partidos excepto Podemos. Los del PP mejoran su nota de un 8,4 a un 8,7. Los de Vox, la elevan desde el 7,9 hasta el 8,7, también. Los de Ciudadanos le dan un 6,7, dos décimas más que en la anterior entrega. Mejora ligeramente también entre los votantes de Más Madrid (de un 2,3 a un 2,4) y entre los del PSOE (2,8 a 3).

Las fugas de Gabilondo

En ese sentido, no es anecdótico el análisis de las transferencias de voto del PSOE, que muestran a un Ángel Gabilondo debilitado y con fugas hacia la derecha. Pierde un 6,5% de fidelidad en unas semanas (del 67,7% al 61,2%), y no todos esos votantes se quedan en su bloque. Los ex socialistas que ahora votarían por Mónica García pasan del 12,1% al 16,9%, pero otros toman caminos distintos: son más los desencantados del PSOE que ahora votarían por Díaz Ayuso (un 6,4%) que los que optarían por Pablo Iglesias (3,4%).

Serían más de 60.000 votantes, según esas cifras, los que recorrerían el camino del PSOE hacia el PP, sumados a los más de 20.000 que lo harían desde Más Madrid (un 4,3% de los que confiaron en Errejón en 2019) según los últimos datos del CIS.