La Navata. 11 de la mañana de este pasado viernes. “Ha llegado a su puerta el tapicero. Sillones, colchonetas y cojines a medida”, vocea una furgoneta mientras desfila por las calles de la urbanización, a unos 30 kilómetros al noroeste de Madrid. Entre los adosados y chalets que jalonan el camino, reina un denso silencio. Tres mujeres conversan en un pequeño parque junto a la parroquia. Más arriba, unos cuantos transeúntes pasean, perros en ristre. No hay señal, sin embargo, de su vecino más ilustre y controvertido, Pablo Iglesias.

Se cumple un mes de su 'mutis por el foro'. La noche del pasado 4 de mayo, cuando los resultados de las autonómicas en Madrid dibujaron con precisión las dimensiones del “terremoto Ayuso”, el fundador de Podemos (hoy, Unidas Podemos) anunció el fin de una de las trayectorias más fulgurantes que la historia política española ha conocido. “Dejo todos mis cargos. Dejo la política entendida como política de partido e institucional”, manifestó en su despedida rodeado de la plana mayor de la formación, renunciando a todos los cargos institucionales, a todos y cada uno de esos sillones que el tapicero busca remozar en esta mañana de principios de junio.

Vista de la residencia de Pablo Iglesias e Irene Montero en La Navata este pasado viernes FRANCISCO CARRIÓN

En los 33 días que separan de su marcha, Iglesias ha cumplido un estricto retiro mediático. Su cuenta de Twitter permanece congelada en el 4 de mayo, en aquellas horas en las que los madrileños aún enfilaban la ruta hacia los centros de votación. La televisión, el medio que tanto contribuyó a la irrupción pública de un joven profesor de Políticas de la Universidad Complutense durante la década previa a la creación de Podemos en 2014, permanece desde entonces huérfana de sus apariciones. Iglesias ha firmado una obstinada desaparición, sorprendente para partidarios y detractores.

Lee, escucha música y pasea pero no por el entorno del chalet

jorge verstrynge

Paradójicamente unos y otros están hoy unidos bajo el mismo interrogante: ¿Dónde está Iglesias? ¿A qué dedica su inmenso tiempo libre?. “Yo he tenido la oportunidad de hablar con Pablo y está feliz. Le encuentro de excelente humor”, avanza Jorge Verstrynge, padre ideológico de Podemos y amigo estrecho de su fundador, en declaraciones a El Independiente. “Lee, escucha música y pasea pero no por el entorno del chalet porque allí inmediatamente le montan un pollo. Se va a pasear a otros sitios”, confirma el ex secretario general de Alianza Popular.

Entre las lecturas de este mes, figura un volumen regalado por el propio Verstrynge, "Hitler. Solo el mundo bastaba" (Galaxia Gutenberg) del historiador Brendam Simms. “Le he hecho llegar una biografía muy buena de Adolf Hitler que rompe por completo los esquemas de la Historia. La tesis del libro es que Hitler era antisemita por una razón, que era luchar contra el poder económico de lo que él llama Anglo-América y que, además, no era esencialmente antisoviético”, explica quien fuera una vez el colaborador más cercano de Manuel Fraga.

Hablan sus vecinos: "Hay más moderados de lo que se cree"

Desde que Iglesias e Irene Montero adquirieran el chalet de La Navata en la primavera de 2018 y las críticas arreciaron con el discurso de “la casta” como boomerang, sus proximidades se convirtieron en reclamo para los escraches de sus acérrimos enemigos. Ahí, como recordatorio, sigue la garita de seguridad que se levantó junto a las tapias de la parcela de 2.000 metros cuadrados que la pareja compró por 615.000 euros. El guardia civil de turno reconoce, no obstante, que la tranquilidad domina ahora su jornada laboral.

“¿Has venido a ver si ha dejado algo más que la política?”, pregunta jocosamente un vecino a unos metros del inmueble. “Hay un hombre que sigue merodeando con unas señoras pero ya está. En el vecindario existe más gente moderada de lo que se cree”, relata. “A mí las manifestaciones que hacían, con gente que parecía muy agresiva, me daban miedo”, replica su hija. En las calles anejas, Manuel, un empresario jubilado, engrosa el bando de los vecinos indignados. “Me lo encontré una vez en el monte con los perros pero no quiero ni verlo. Tiene un discurso falso y mentiroso contra los ricos. Y luego vive como un pachá. Se predica con el ejemplo”, exclama quien se reconoce “votante de Vox”. “Antes lo fui de Fuerza Nueva. Soy muy de derechas y muy español”.

Dos salidas laborales, la catódica y la universitaria

La calculada ausencia del ex vicepresidente del Gobierno ha alimentado las cábalas sobre su futuro laboral. Según ha podido saber El Independiente, todas las opciones que se han planteado están hoy sobre la mesa. Iglesias tiene “la intención” de regresar al universo catódico -en el formato clásico de televisión, de la mano posiblemente de Jaume Roures y su productora Mediapro, o como “youtuber”- aunque el proyecto se encuentra en “fase embrionaria”.

Su retorno a las aulas también despunta por el horizonte. “No tengo ninguna información sobre esto. Primero tendríamos que sacar una plaza y que él concursara. No sé si lo sabe pero hay un procedimiento administrativo que debe cumplirse”, responde escuetamente a este diario María Esther del Campo García, decana de la Facultad de Sociología y Ciencias Políticas de la Complutense.

Pablo Iglesias, durante una charla la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid en 2019. EUROPA PRESS

Verstrynge, profesor jubilado de la citada universidad, sí ve probable una vuelta que él incluso enmarca en el próximo septiembre, coincidiendo con el estreno del curso académico. “Sé que la vuelta a la Complutense está contemplada, quizás en septiembre pero no te lo puedo asegurar”, murmura. “Lo que no puedes pedirle a un hombre de 42 años es que deje de existir. Yo creo que se ha quitado una carga de encima terrorífica pero él nunca se podrá desconectar por completo de la política. Tampoco creo que lo pretenda. Hay muchas formas de hacer política”, agrega.

A cualquier tertulia mañanera le encantaría tener una figura como la de Iglesias entre sus colaboradores. Es un animal mediático

MARINA ISUN

La que algunos han denominado “la política pop” -que el ex líder de Podemos domina con maestría y que desplegó en La Tuerka o Fort Apache- podría ser un refugio para mantener su ligazón con la que ha sido su dedicación más reciente. “A cualquier tertulia mañanera le encantaría tener una figura como la de Iglesias entre sus colaboradores. Es un animal mediático, sabe moverse en estos ámbitos y no me extrañaría nada que fuera un colaborador estrella”, desliza Marina Isun, consultora de comunicación. “No creo que esté sufriendo el síndrome del teléfono que no suena que ha acompañado a otros políticos cuando abandonaron la primera línea. Tiene la certeza de que nadie se va a olvidar de él. Ofertas no le van a faltar”, añade.

Y es que la expectación sigue rodeando sus movimientos. En el lapso de este último mes, el único “desliz” sobre su vida privada -pergeñado conscientemente desde la comunicación de Podemos- fue la imagen en la que acreditó su cambio de look, deshaciéndose de la coleta -transfigurada en moño en los últimos tiempos- que se convirtió en santo y seña desde su llegada a la arena política. “La coleta llegó a estar en una papeleta electoral. El simbolismo de cortársela tiene mucho que ver con la idea de 'hasta aquí he llegado'”, apunta Xavier Peytibi, consultor de comunicación política en Ideograma.

Una tercera vía que deja expedita su adiós a la política institucional es el campo de la consultoría, principalmente en América Latina, donde los integrantes de Podemos han trabajado al servicio de los referentes de la izquierda como Antonio Manuel López Obrador, Evo Morales, Nicolás Maduro o Rafael Correa. “No acabo de ver que esta vertiente sea una prioridad para Iglesias en estos momentos por el daño que significa para Podemos. Sería volver a poner en la palestra el tema de Venezuela. Si hace ruido mediático, retorna el efecto polarizante para la formación”, advierte Peytibi.

Precisamente, el ex vicepresidente mencionó los perjuicios que había causado su presencia y la atención mediática desmedida hacia él para movilizar “los afectos más oscuros y contrarios a la democracia” y restar apoyo popular al proyecto de Unidas Podemos. La formación se halla inmersa en su cuarta Asamblea Ciudadana, que se celebrará en Alcorcón los próximos 12 y 13 de junio renunciando también al icónico Palacio de Vistalegre donde en el otoño de 2014 Iglesias llamó a tomar el cielo “por asalto”, parafraseando a Karl Marx.

Iglesias y el futuro de Podemos

Sobre el futuro de Podemos -debilitado por la purga interna que sin descanso ha ido expulsando al círculo de jóvenes que protagonizó su nacimiento y la sucesión de derrotas electorales que han barrido su presencia de parlamentos autonómicos y ayuntamientos- se cierne ahora el enigma sobre el papel que desempeñará Iglesias.

La ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, es su aspirante y la que, con toda probabilidad, le sucederá en una candidatura en la que su cónyuge, la titular de Igualdad, Irene Montero, figura como número dos. “Iglesias estará siempre presente. Es el corazón y el alma que creó Podemos. Deja al frente a personas que están bastante identificadas con él”, subraya Verstrynge, ardiente defensor de la ecuación “Iglesias es Podemos y viceversa”.

“Aunque Pablo observe la más estricta neutralidad y no intervenga en nada, Podemos es Iglesias. Ha hecho una cosa inteligente y es dejar al frente del partido a un elenco de mujeres poderosas como Belarra y Yolanda Díaz. Estas señoras no se van a dejar pisar. No necesitan la tutela de Pablo y Pablo las conoce bien como para saber que no las puede tutelar”, arguye el ex político.

Algunos de los que una vez compartieron filas con Iglesias y terminaron depurados también guardan silencio. Varios ex dirigentes consultados por este diario han declinado manifestarse sobre el mes, lejos de los focos, de su otrora camarada y el porvenir de la formación que contribuyeron a construir y de la que terminaron desencantados. Algunos flancos amenazan hoy el mañana de Unidas Podemos: los Anticapitalistas capitaneados desde el sur por Teresa Rodríguez y el Más País con tintes ecologistas de Íñigo Errejón desde la meseta.

Por lo que ha podido conocer El Independiente, Iglesias prepara su futuro laboral “sin prisas ni ansias” mientras dedica tiempo a sus tres hijos. Reconoce haber vivido un tiempo “loco e intenso” y es completamente consciente de que incluso cuando permanece callado, se pregunta por él. Sus movimientos siguen bajo lupa, como cuando cambió Vallecas por Galapagar.

Quien dejó el Consejo de Ministros para garantizar la supervivencia de Unidas Podemos en la Asamblea de Madrid permanecerá fuera del ruedo mediático el tiempo que él estime oportuno. La suya no es una despedida definitiva de la política activa, a la que podría retornar dentro de algunos años, tal vez cuando soplen aires de otro ciclo y suene el “tic tac” de la madurez. “Sus contrincantes serán los primeros que le echarán de menos", aventura Verstrynge. “Volverá".