La confluencia entre Unidas Podemos e Íñigo Errejón en Andalucía parece avanzar a buena marcha desde que IU iniciara un proceso de diálogo para evitar que la izquierda a la izquierda del PSOE acuda dividida en tres formaciones distintas a las elecciones autonómicas de 2022. Otra cosa es Teresa Rodríguez que, tal y como adelantó El Independiente, queda al margen de la ecuación tras unos contactos preliminares infructuosos.

Ahora toca empezar a pensar en un candidato a la presidencia de la Junta andaluza con la que presentar batalla al PP y a Vox, que tienen unos sondeos muy favorables y podrían sumar mayoría absoluta sin el concurso de Ciudadanos que aún parece resistir.

El titular de Consumo y líder de Izquierda Unida, Alberto Garzón, se ha negado por segunda vez a dar el salto de la política nacional a la regional encabezando una candidatura autonómica. Si en marzo de este año rechazó la propuesta de Pablo Iglesias de aspirar a la presidencia de la Comunidad de Madrid en las elecciones del 4-M, esta vez ha dejado claro a Yolanda Díaz que no piensen en su persona a la hora de buscar candidato a la Junta de Andalucía.

Unidas Podemos no quiere un cabeza de lista de Más País

Tras esta negativa, los ojos se vuelven hacia los diputados andaluces de Unidas Podemos. Además de Garzón - parlamentario por Málaga- son Miguel Ángel Bustamante e Isabel Franco por Sevilla; Martina Velarde, por Córdoba y Pedro Antonio Honrubia por Granada. También fue electa Noelia Vera por Cádiz y hubiera sido una apuesta para Podemos, pero abandonó la política recientemente. Le sustituyó Juan Antonio Delgado, guardia civil en excedencia. Lo que parecen tener claro en Unidas Podemos es que esa lista “no la encabezará nadie de ‘Andaluces levantaos’”, que es la marca con la que Errejón se ha aliado a otras fuerzas andalucistas. Descartan así a Esperanza Gómez, que también fuera dirigente de Podemos.

Lo curioso es que tras rechazar la propuesta de Iglesias y ver que éste “se autoinmolaba presentándose por Madrid", Garzón parece que se comprometió a ir a las andaluzas "si había un adelanto electoral”, explican fuentes de toda solvencia. Pero llegado el momento se ha aferrado a un Ministerio que le costó mucho conseguir. De hecho, la incorporación de Garzón al Consejo de Ministros fue uno de los escollos de la negociación del Gobierno de coalición con el PSOE.

Arguyó entonces Garzón que Yolanda Díaz no era cuota Izquierda Unida. No le faltaba razón. La hoy vicepresidenta segunda dejó la militancia en IU a finales de 2019 por discrepancias de largo recorrido con el líder de su formación. La exigencia de tener un ministerio, aunque fuera uno tan vacío de competencias que, de hecho, hasta ese momento había sido una dirección general, tensó las negociaciones entre los hoy socios.

Garzón no es ajeno a la política andaluza. Cabe recordar que es diputado Málaga y muy ocasionalmente ha ido por la lista madrileña. No parece que esté dispuesto a seguir los pasos de Iglesias, que tras sus decepcionantes resultados del 4-M, abandonó la política. “A Garzón le gusta mucho ser ministro”, dicen con cierta sorna las fuentes consultadas.

Garzón es el impulsor de la unidad de acción con Errejón

En todo caso, es uno de los principales impulsores de la unidad de acción con la plataforma electoral de Íñigo Errejón en Andalucía. No se trata, en puridad del "frente amplio de Díaz. La vicepresidenta trabaja en la que será su candidatura y no está entrando en los movimientos preelectorales ni de Castilla y León ni de Andalucía. De hecho, estaba esperando a cerrar la reforma laboral para comenzar con su campaña de “escucha”, esto es, un plan para recorrer el país reuniéndose con distintos colectivos al objeto de elaborar un programa de gobierno que pretende ambicioso y que le llevará varios meses antes de comenzar a sondear los apoyos con los que cuenta para tirarse a la piscina electoral.