La escena se resume en pocas palabras: hay nombre, hay candidato para Madrid capital, está fichado desde hace aproximadamente un mes, pero no ha trascendido su identidad. Por muchos rumores y especulaciones que circulen. También puertas para dentro.

Porque es así: el PSOE de Madrid es un auténtico hervidero. Cada día sube y baja en las apuestas un hombre, una mujer. Pero el hermetismo de la Moncloa y de Ferraz, y de la cúpula regional del partido, que encabeza Juan Lobato, continúan. No se ha revelado quién será el candidato socialista a la alcaldía de la capital. Y permanecerá en secreto, insisten tanto en el Ejecutivo como en la dirección autonómica, en torno a dos semanas más. Esto es, que no se sabrá su nombre hasta primeros de noviembre, justo antes de que se abra el plazo reglamentario de presentación de las precandidaturas. Y eso, el nombre, es el principal as que se guardan el PSOE y Pedro Sánchez bajo la manga en esta etapa de calentamiento de las elecciones municipales y autonómicas de mayo, dado que la mayoría de aspirantes en las plazas claves —con la singular excepción de Las Palmas— ya han sido designados o están a punto de serlo (como en Barcelona). Madrid, la joya de la corona de la derecha, la ciudad fetiche perseguida durante décadas por el PSOE, acapara todo el foco. Para bien o para mal. Porque además es una obsesión para Sánchez: es su federación y considera que arrebatar la ciudad al PP puede ayudar a cambiar la atmósfera de cara a las generales.

Están ya descartados los ministros Félix Bolaños o Margarita Robles o el poeta Luis García Montero

El retrato robot del candidato en la capital, el que hará tándem con Lobato, sí está claro. Como confirman en la Moncloa y en la cúpula regional, se trata de un hombre o mujer que ocupa un cargo actualmente y que tendrá que abandonar en cuanto se anuncie su lanzamiento a la carrera electoral, que tiene "ganas de ganar Madrid, hambre por vencer a la derecha" —lo que también se traduce en que "se quedará en la oposición cuatro años si pierde, sin huir del Palacio de Cibeles, como ha venido ocurriendo casi sistemáticamente en los últimos años—, que goza de reconocimiento social y entre las bases y que cuenta con un perfil que pretende "reagrupar a la izquierda", ilusionarla. Convencerla de que cabe batir al actual regidor, el popular José Luis Martínez-Almeida, al que en el PSOE ven a la baja y con posibilidades de perder el bastón de mando a favor de la izquierda (derrota que en absoluto prevén en el PP). Será un número uno "potente", rubrican, con el que se verá a las claras aquello que Lobato suele reiterar: que el PSOE va "con todo", con lo mejor que tiene, a los comicios del 28 de mayo. También en esa plaza maldita que es Madrid.

Hasta ahí, todo lo que se sabe de los atributos del cabeza de cartel socialista a la capital. ¿Pero quién es? Ahí está la X que todavía no se despeja y que alimenta todas las especulaciones en el PSOE-M. Sí está confirmado que no será el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños —devuelto a las quinielas esta semana—. También que ese dibujo del candidato no casa con uno de los nombres que llevan circulando desde los anteriores comicios locales, los de 2019, el de la titular de Defensa, Margarita Robles, ya que su perfil, de Estado, moderado y combativo con Unidas Podemos, atraería, al menos sobre el papel, a votantes más conservadores, en disputa con el PP. Ella además siempre se ha negado a bajar a la guerra municipal.

El contraejemplo de Pepu Hernández

El cuadro de características que, de forma más o menos explícita, ha ido deslizando el propio Lobato en las últimas semanas, indica, no obstante, que se ha buscado evitar errores del pasado. Como proyectar a un paracaidista sin arraigo en Madrid, caso del exentrenador de baloncesto Pepu Hernández, el (totalmente esperable) fallido mirlo blanco de 2019, que acabó yéndose del consistorio en septiembre de 2021. Hernández fue una elección personalísima de Sánchez, confirmado tras varios descartes previos (entre ellos, el del exvicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba, que rehusó la oferta, o la exministra Beatriz Corredor). El extécnico firmó el peor resultado de la historia del PSOE en la capital: un 13,75% de los votos, ocho ediles (de un total de 57), cuarta fuerza política, por detrás de Más Madrid, PP y Ciudadanos. Los socialistas no gobiernan el Ayuntamiento desde 1989 y la Comunidad, desde 1995.

En el retrato robot sí encajarían otros nombres que circulan en el partido, los de los ministros Marlaska o Maroto

El candidato, insisten quienes sí conocen su nombre, es "reconocido y conocido", tanto por las bases como por los votantes, y su designación se espera que no genere fricciones en una federación siempre convulsa. Es decir, que se ha buscado que sea un hombre o mujer con tirón e "incontestable" para la militancia, que se haya "comprometido" inequívocamente con el partido y trabajado para él. Por esa razón, explican, se cayó de la carrera la delegada del Gobierno en Madrid y secretaria general del partido en la capital, Mercedes González, por su bajo índice de conocimiento ciudadano y porque su postulación "habría desencadenado seguramente primarias con otras posibles candidatas", como la portavoz socialista en el Ayuntamiento, Mar Espinar, o la concejala Enma López. A González, subrayan, le faltaba "ambición" y había rehusado mostrar su voluntad de ser candidata meses antes de que se abriera la competición.

Descartado está también el poeta Luis García Montero, director del Instituto Cervantes y viudo de la escritora Almudena Grandes. Él ya fue candidato en 2015 por IU y no obtuvo escaño en unos comicios en los que Podemos irrumpió con fuerza en parlamentos autonómicos y consistorios y, después, en el Congreso.

El candidato a la alcaldía de Madrid, Pepu Hernandez, junto a Pedro Sánchez, en mayo de 2019. EP

En la descripción sí encajarían otros nombres, que son los que suenan como apuestas en el PSOE-M. Por ejemplo, los de los ministros Fernando Grande-Marlaska y Reyes Maroto. Él, responsable de Interior, no tiene carné del partido pero sí ha participado activamente en actos del PSOE y su trayectoria profesional o personal, su condición de referente del colectivo LGTBI, lo sitúan como un perfil que podría espolear a la izquierda. Ella, la titular de Industria, también sonó para las anteriores elecciones. Sí es militante —su agrupación es la de Alcorcón— y es reconocida como una "curranta", "sólida, solvente", aunque juega en su contra su bajo conocimiento ciudadano, su "discreción". Es decir, que "no da un plus a la marca, aunque sí garantizaría que se queda a trabajar en el Ayuntamiento si pierde", analiza un dirigente regional que conoce muy bien la capital. La titular de Justicia, Pilar Llop, muy bien valorada por el presidente, exdiputada en la Asamblea regional y jueza especializada en violencia de género, también ha circulado como una posibilidad. En las quinielas algunos apuntan otro nombre, el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, precisamente por ser un referente "reconocido y querido en el partido", que podría movilizar a la derecha pero que a cambio "compactaría al votante progresista".

El cambio del 19-J

La convocatoria de la ejecutiva del PSOE-M para el próximo lunes, 24 de octubre, y de una reunión de Lobato con los secretarios generales de las agrupaciones de la capital ha desatado las especulaciones. La expectativa de que para entonces se destape el secreto. Pero en la cúpula regional explican que no es así, que habrá que esperar algo más, a los primeros días del mes próximo, cuando Moncloa, Ferraz y Buen Suceso —la sede de la dirección regional— pacten lanzar a su aspirante. Las precandidaturas habrán de registrarse entre el 21 y el 22 de noviembre. Si hubiese competición en primarias, las urnas se abrirían el 11 y el 18 de diciembre en primera y segunda vuelta.

A mediados de septiembre se cerró el fichaje a partir de un reducido número de nombres estudiados entre Sánchez y Lobato

El proceso de elección del cabeza de cartel lleva tejiéndose desde hace meses. Las andaluzas del 19 de junio, que se saldaron con un inmenso fiasco para el partido, cambiaron los planes. Sánchez decidió que había que poner toda la carne en el asador e ir "a por todas" incluso en plazas difíciles. Comenzó el replanteamiento de las opciones de Mercedes González. El presidente despachó con Lobato y ambos analizaron que había que cambiar de caballo para 2023 en la capital. Se barajó un reducidísimo número de nombres y a mediados de septiembre se cerró el fichaje de quien será el número uno a la alcaldía. Así lo relatan en la Moncloa y en el puente de mando del PSOE-M. Todo quedó sellado entonces y guardado bajo siete llaves. Entonces también se pactó lanzar a Lobato como número uno para la Comunidad de Madrid primero y, dos meses más tarde, en noviembre, a la persona con la que hará tique electoral en la ciudad.

Ya solo queda, pues, el último tirón de espera. El peligro para el partido es que las expectativas creadas son muy altas y la sensación es que el banquillo, en un PSOE-M ayuno de poder, es corto. Pero en la dirección aducen que hay opciones, que ya no está Manuela Carmena compitiendo por la izquierda, sino probablemente Rita Maestre, y eso debería ayudar al PSOE. Que el PP, continúan, está "más débil en la ciudad" por Almeida. Que en 2015 también el partido parecía desahuciado en la Comunidad y que Sánchez dio un golpe en la mesa, echó a Tomás Gómez y Ángel Gabilondo a punto estuvo de gobernar y recuperar la región para la izquierda. Pero el escenario de 2023 es distinto. Queda una carrera por delante, muy incierta, y el PSOE quiere lanzar el mensaje de que no la da por perdida.