Sucede casi siempre. Las campañas electorales funcionan como trenes en marcha en las que a veces se cuelan pasajeros imprevistos que pueden convulsionar los últimos compases del trayecto. Y en la del 28-M ya está dentro del vagón un elemento con el que no se contaba: el racismo en el fútbol español que está avergonzando al mundo. Los insultos, las expresiones de odio, el domingo, en el estadio valenciano de Mestalla al jugador brasileño del Real Madrid Vinicius Júnior han obligado a varios dirigentes políticos a pronunciarse. A fijar posición. Empezando por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien condenó los hechos y subrayó la "tolerancia cero con el racismo en el fútbol". Hubo coincidencia, entre los responsables de distinto signo, en condenar lo sucedido en el Mestalla, aunque no lo hicieron con el mismo grado de contundencia.

Los cánticos contra Vinicius fueron repetidos y nada de aislados o individuales. A la llegada del Madrid al campo y ya en el estadio radicales valencianistas le llamaron "mono, mono" al futbolista. "Lo siento por los españoles que no están de acuerdo, pero hoy, en Brasil, España es conocida como un país de racistas", escribió el jugador en su red social. En el acta arbitral, quedó recogido que "un espectador desde la grada sur" gritó a Vinicius, por lo que se activó el protocolo de racismo, y se avisó al delegado de campo para que lanzara la advertencia por megafonía.

El partido se detuvo unos diez minutos, "hasta que dicho anuncio se emitió por la megafonía" del Mestalla. La noticia ha recorrido el mundo. Llegó hasta la reunión del G7 en Japón, y lo denunció ante la prensa el propio presidente de Brasil, Lula da Silva: "Pienso que es importante que la FIFA, la Liga española y las ligas de otros países tomen medidas serias, porque no podemos permitir que el fascismo y el racismo dominen dentro de los estadios de fútbol".

El CSD expresa su "condena rotunda y enérgica" a lo sucedido, pero llama a no "generalizar": los insultos proceden de una "minoría de exaltados"

La indignación fue agrandándose durante la jornada. El Real Madrid presentó denuncia ante la Fiscalía General del Estado por delitos de odio contra su futbolista. Y a su vez la Fiscalía de Valencia incoó de oficio diligencias de investigación por los insultos contra Vinicius.

"Tolerancia cero con el racismo en el fútbol —escribió Sánchez en Twitter—. El deporte se fundamenta en los valores de la tolerancia y el respeto. El odio y la xenofobia no deben tener cabida en nuestro fútbol ni en nuestra sociedad". El presidente del Gobierno incluyó en su mensaje el duro comunicado del Consejo Superior de Deportes (CSD), que dirige José Manuel Franco, exlíder del PSOE madrileño.

En su nota, el organismo expresa su "condena rotunda y enérgica" de los insultos racistas proferidos contra Vinicius. "Estos incidentes son intolerables y absolutamente condenables no solo en el espacio deportivo sino en un país como España, tierra de acogida y que hace de la diversidad su bandera. La xenofobia demostrada por algunos energúmenos nos avergüenza como sociedad y como deporte. La violencia, el racismo y cualquier tipo de discriminación son la antítesis de los valores del deporte, que son precisamente los del respeto, la empatía y el espíritu de equipo".

Apelación a la RFEF y a LaLiga

Pese a lo "inaceptable de estas agresiones", el CSD cree que no hay que "generalizar", pues los insultos proceden de una "minoría de exaltados" que "confunden la pasión con el odio" y que "no deberían volver a pisar un campo de fútbol". Además, el organismo dependiente del Ministerio de Cultura propondrá a la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) y a LaLiga desplegar una campaña conjunta de "concienciación dirigida a las aficiones", para luchar contra "la lacra del racismo y la xenofobia" y para "combatir los discursos del odio en el deporte".

Podemos remarca que es la "banalización" de los discursos racistas y xenófobos en la política y los medios son el "caldo de cultivo" en el que crecen las agresiones

La cascada de declaraciones marcó la jornada. "Los cánticos racistas en los estadios de fútbol no representan a nuestro país, ni a ninguna hinchada de fútbol", señaló en Twitter la vicepresidenta segunda del Gobierno y líder de Sumar, Yolanda Díaz. Su compañero de Gabinete Alberto Garzón, coordinador de IU, en una entrevista en Radiocable, instó a LaLiga y a los árbitros a ser "más contundentes" para que estos episodios no vuelvan a suceder.

Para la líder de Podemos y ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, es "la normalización del racismo y el fascismo" en "grandes medios de comunicación y en la política" es el "caldo de cultivo en el que crecen agresiones" como los insultos racistas a Vinicius. "Eso es algo que muy poca gente se atreve a decir", aseveró Belarra en Twitter.

En la misma línea, la titular de Igualdad, Irene Montero, denunció que "banalizar los discursos racistas y xenófobos" como a su juicio hace una "presentadora de prime time como es Ana Rosa Quintana" tiene "consecuencias" y son "intolerables". La conductora de Telecinco aseguró hace una semana que se crió en Usera, "un barrio obrero y trabajador [de Madrid], antes de que fuera Chinatown". Montero pidió un "gran cordón social frente al racismo y la xenofobia" y recordó que en esta legislatura se ha puesto en marcha el teléfono 021 que ofrece asesoría a los que sufran discriminaciones racistas. El Ministerio de Igualdad, por la tarde, remitió una carta a la RFEF y a LaLiga, pidiéndoles que "fortalezcan y apliquen las medidas que permiten luchar contra el racismo".

Ayuso equipara los insultos racistas con las "ofensas contra el Rey" y Espinosa de los Monteros, con los ataques físicos a los candidatos de Vox

En la derecha, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, guardó silencio y no habló de Vinicius. Pero el coordinador general de su partido, Elías Bendodo, sí señaló a la prensa en Carballo (A Coruña) que "racismo y deporte son incompatibles" y que "en todo caso es un tema que compete a LaLiga y a los responsables de la Federación", ellos son "los que tengan que dar las declaraciones". La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, señaló que la imagen que se traslada de España con estos incidentes no es "real", porque "España no es un país racista". Ayuso equiparó los insultos racistas con las "ofensas contra el Rey". El portavoz de Vox en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, preguntado por las agresiones al futbolista del Madrid, comparó esa violencia verbal con los ataques físicos a los candidatos de su partido. "Nos tiran piedras o nos atacan físicamente y parece que no pasa nada. Eso sí que es realmente grave", respondió desde Granada.

"Mucho que ver con el antimadridismo"

También la vicealcaldesa de Madrid y candidata de Ciudadanos, Begoña Villacís, señaló en una entrevista en La Sexta que quienes agredieron verbalmente al jugador brasileño no eran unos pocos, sino "muchos" valencianistas. "Creo que España no es un país racista, no es representativo de la sociedad española, pero no se puede mirar a otro lado cuando estamos presenciando algo así, que tiene que ver mucho con el racismo pero también mucho que ver con el antimadridismo", apuntó, informa EFE.

Puig atribuye lo ocurrido al "caldo de cultivo" de la extrema derecha, pero niega que el público del Mestalla sea "racista"

El president de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, recalcó que lo ocurrido en el estadio del Valencia es consecuencia del "caldo de cultivo que genera la extrema derecha", que "está ahí desgraciadamente". "El público de Mestalla en absoluto creo que sea racista", agregó el dirigente socialista, quien sí considera que esos cánticos contra Vinicius son "una barbaridad".

"Un país en el que tiene que insultarse al jugador de un equipo grande de fútbol para que haya un debate durante horas sobre si el racismo es un problema tras décadas viendo cómo mueren decenas de personas cada año frente a sus costas no solo tiene un problema con el racismo", escribió en Twitter Gabriel Rufián, portavoz de ERC en el Congreso. Íñigo Errejón, líder de Más País, se preguntaba en la misma red social cuándo "se va a parar un partido para enfrentar el racismo".

El caso Vinicius se ha colado en el debate político en el tramo final de la campaña del 28-M. La duda ahora es si llegará a marcar este último aliento hasta las urnas.