Los socialistas han encontrado un poderoso argumento de campaña servido por el PP y Vox. Frente a las expectativas de una negociación larga de los gobiernos autonómicos, que podría demorarse hasta después de las generales, las dos formaciones cerraron este martes su primer gran acuerdo tras el 28-M: gobernar juntos la Comunidad Valenciana, el mayor botín electoral conseguido por el PP en las últimas urnas, la joya más preciada que los socialistas lideraban desde hace ocho años y a cuya cabeza se sitúa todavía el president en funciones, Ximo Puig. Carlos Mazón dirigirá un Ejecutivo en el que no estará Carlos Flores Juberías, el cabeza de cartel de Vox el 28-M, condenado por violencia machista, que será número uno de las generales por Valencia. Pero para los socialistas, ese salto al Congreso de Flores no es ningún alivio ni ningún tanto que pueda apuntarse Alberto Núñez Feijóo. Con el acuerdo, creen, él mismo se retrata antes del 23-J y prueba que ni él "ni nadie en su partido" es capaz de "controlar al monstruo de Vox". Y eso, creen pasará factura al PP en los comicios.

El de la Comunidad Valenciana será, previsiblemente, el segundo Ejecutivo autonómico de coalición que forjen PP y Vox, tras el de Castilla y León de hace poco más de un año, aunque quizá no sea el único, porque los populares necesitan la abstención o el apoyo directo de la ultraderecha para desalojar a los socialistas del poder. Y en los ayuntamientos, la coreografía se ha de consumar forzosamente este sábado, cuando se constituyen las corporaciones de toda España y las dos formaciones tienen que acabar de amarrar sus acuerdos para desbancar al PSOE, como cerraron también este martes en Elche, la tercera ciudad valenciana (235.000 habitantes).

Los socialistas aseguran que no se sorprendieron con el pacto: "Son una coalición de facto"

Pocos detalles hay aún del nuevo rostro de la futura Generalitat. Vox tendrá una "participación decisiva" y además se hará con la presidencia de Les Cortes. El acuerdo relámpago entre las dos partes, bendecido expresamente por Feijóo, se alcanzó tras una reunión de dos horas y media entre el PP, el ganador de los comicios autonómicos del 28-M, y Vox, cuyos 13 diputados son imprescindibles para que Mazón sea investido, y no basta con su abstención. Es necesario su voto favorable.

La noticia llegó a la Moncloa en plena rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros de este martes. La portavoz, Isabel Rodríguez, aunque contenida —sus palabras son escrutadas por la Junta Electoral Central—, ya dejó el mensaje que las "consecuencias" de los acuerdos deberán ser asumidas por quienes los firmen, pero la violencia machista es lo "suficientemente grave" como para que no se "frivolice" con ella ni sea "blanqueada". Y, desde luego, no se puede usar "como moneda de cambio" para conseguir la gobernabilidad de una institución.

El Gobierno incide en que la violencia machista es suficientemente grave como para no ser "blanqueada" por el PP

Ella utilizó un término, "vergüenza", para calificar ese pacto, que fue el mismo que empleó, ya desde Ferraz, la portavoz del partido, Pilar Alegría. "A mí se me caería la cara de vergüenza. Les debería dar vergüenza. Y me da igual que este señor [Carlos Flores] esté sentado en una consejería del Gobierno de la Comunidad Valenciana o lo traigan aquí de cabeza de lista por Valencia. Lo que hoy han hecho es vergonzante, bochornoso. Han cerrado un acuerdo con un partido que dice que no existe la violencia machista y para más gravedad este señor está condenado por violencia machista".

De tema local a estatal

Alegría trasladaba, con su tono vehemente, la indignación que recorría el partido. Tras recordar que ya son 1.206 las mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas desde 2003, cargó contra el "cinismo" y la falta de "coherencia" del PP, que apenas 24 horas antes, por boca de su portavoz de campaña, Borja Sémper, aseguró que Flores "no debería dedicarse al ejercicio activo de la política". "Se sentarán con Vox las veces que haga falta —sostuvo— y ocuparán los gobiernos que hagan falta. Ellos lo que quieren es gobernar a cualquier precio, aunque con quien se sienten esté condenado por violencia machista".

Los barones desautorizan permanentemente a Feijóo, hacen lo que quieren", valoran en el cuartel general del PSOE

Los socialistas no quieren adelantar su estrategia de campaña de las generales, consciente de que se juega mucho este 23-J, pero al menos recuperó oxígeno este martes. Desde la dirección de Pedro Sánchez y desde el entorno de Ximo Puig se declaraban no sorprendidos por el cierre tan repentino del pacto entre PP y Vox. Consideraban que todo ya estaba bastante avanzado entre las dos fuerzas, pese a los mensajes de que se dilatarían las negociaciones. Y es que, como recuerda un veterano diputado socialista valenciano, si Flores tenía que sacrificarse tenía que hacerlo ya, porque las candidaturas de las generales se registran en las juntas electorales provinciales desde este mismo 14 de junio hasta el lunes 19.

Arguyen en Ferraz que "PP y Vox son una coalición de facto", porque a fin de cuentas la formación de Santiago Abascal es "una escisión del PP". Son, ya lo dijo Sánchez ante sus diputados el pasado 31 de mayo, una y la misma cosa, un tándem, el de la "derecha extrema y la extrema derecha". "Este teatro de Abascal y Feijóo solo busca distraer a los españoles mientras maquinan el mayor recorte de derechos de la democracia", señalan en el equipo del presidente, en el que remarcan que "el problema de Feijóo es que ni él ni nadie en el PP puede controlar al monstruo de Vox".

Fuentes próximas a Puig también coinciden en que, con el pacto ya cerrado con Vox, el primero cerrado por el dirigente gallego ya en el trono de Génova, y con Carlos Flores dando el salto a Madrid, al Congreso, el problema para el PP adquiere una mayor dimensión. "Deja de ser un tema local, valenciano, para interpelar directamente a Feijóo. Flores es el número uno de la tercera circunscripción que aporta más diputados, Valencia", señalan desde el círculo de confianza del president en funciones.

La Moncloa y Ferraz ven "claro" que el pacto ayuda a apuntalar su discurso: "Es ver al PP abrazado totalmente con los salvajes"

En Ferraz comparten la lectura y miran al jefe del PP, al que califican de "impresentable" por la cadena de afirmaciones que no se han cumplido: la promesa de la lista más votada —en Elche, por ejemplo populares y ultras han cerrado una alianza que desalojará a la fuerza más respaldada, el PSOE— o no hablar del entendimiento con los de Abascal. "Dice Feijóo que quiere gobernar en solitario y su partido lo hace a la primera de cambio. Y seguirá, porque en Aragón [Jorge] Azcón está cerrando él también un pacto. Los barones desautorizan permanentemente a Feijóo, hacen lo que quieren", valoran en el cuartel general socialista.

"Al menos no resta"

Para Ferraz y la Moncloa, el pacto en Valencia —y los que vendrán, tanto en ayuntamientos como en CCAA— sirve, de cara al 23-J, para grabar en el electorado que, en efecto, hay que "elegir entre dos modelos de sociedad y de país", o un Gobierno presidido por Pedro Sánchez "y que ojalá no dependiera de nadie más", o de "Feijóo con la extrema derecha". El mensaje, por tanto, es que si el 23-J PP y Vox suman mayoría absoluta, "el 24 de julio hay Gobierno".

Es la primera piedra de lo que vemos en Castilla y León a diario. Negacionismo, deterioro de la vida política y ataques sistemáticos a los derechos, sobre todo de las mujeres", observan en Ferraz

Sánchez, en la reunión del comité federal del pasado sábado, ya advirtió a los suyos de que no haría del miedo a Vox un eje absoluto de la campaña, como los primeros compases de la precampaña, tras la abrupta convocatoria del 23-J, podían hacer pensar. Pero a la vez advirtió de que el PSOE "no puede dejar de decir a la gente lo que representa esa opción". Y es lo que está haciendo ahora.

La lectura que hacen la Moncloa y Ferraz es que "claro" que el pacto en Valencia ayuda a apuntalar el discurso socialista. "Nos viene bien porque es ver al PP abrazado totalmente con los salvajes", sentencia un miembro del núcleo duro del presidente. O, como modera un buen conocedor del aparato y de las estrategias electorales, "al menos no resta". "El votante no va a descontar nunca, al menos el progresista, que se alcance un acuerdo para hacer entrar en otro Gobierno autonómico a un partido que niega la violencia de género. Esto no será gratis para Feijóo". Acuerdo, subrayan, que incluye que un condenado por maltrato —lo fue en 2002, por haber dicho a su exmujer, entre otros insultos y amenazas: "Te voy a estar jodiendo toda la vida hasta que te mueras y acabe contigo, ladrona"— será enviado al Congreso.

Los socialistas remarcan que el PP se alía con una formación que es negacionista de la violencia de género, en un país en el que cada año mueren decenas de mujeres por "un terrorismo que sí está activo, el machista". El acuerdo en Valencia, concluyen, "es más que un pacto": "Es la primera piedra de lo que vemos en Castilla y León a diario. Negacionismo, deterioro de la vida política y ataques sistemáticos a los derechos, sobre todo de las mujeres". Tejida la entente, queda por saber si este asunto seguirá vivo hasta la campaña. Porque esto es clave: el dominio de la agenda. El 28-M las riendas las tuvo el PP, y ahora el PSOE lucha por hacerse con ella y no cederla a su adversario.