Si la sesión fallida de investidura de Fernando López Miras puso bajo el foco nacional a Murcia el lunes a cuenta de los bloqueos mutuos de PP y Vox para formar gobierno, dado que un escenario similar [de PP con una mayoría simple holgada y Vox como llave de gobierno] puede darse en el Congreso de los Diputados, la contraprogramación de actos de ayer entre populares y ultraconservadores en la región busca hacer la situación determinante en la pugna electoral particular en el bloque de la derecha. En Génova ven una victoria holgada frente a Pedro Sánchez, pero requieren de un desfondamiento extra de Vox para incrementar las transferencias de voto y tener una capacidad negociadora superior para, de requerirlo, poder conseguir una abstención crucial para entrar en la Moncloa sin estar demasiado comprometidos.

Hay dos posiciones claras fijadas por las salas de maquinas del PP y de Vox y que buscan calar en el electorado potencial. Mientras que los populares se erigen como única propuesta válida para garantizar un cambio de gobierno sin cortapisas ni prolongaciones de los tiempos de manera innecesaria, para lo que requiere aglutinar en torno su candidatura el mayor respaldo posible que evite depender de terceros; el partido de Santiago Abascal añade un matiz. Y es que creen clave destacar ante esa estrategia no sirve ser conformista y hacer caer a Sánchez, sino dar un vuelco a todo el rastro de su gestión durante los últimos cinco años.

El sanchismo y el PSOE se ha convertido en el eje intermedio e inesperado de las distancias [al menos aparentes] que buscan delimitar Feijóo y Abascal en esta carrera electoral del 23-J. Desde Murcia, y con Aznar y López Miras como pilares de apoyo, Feijóo reflejó un intento de querer cambiar el marco discursivo. Frente a los pactos potenciales con Vox, que le alejan del voto moderado y aún no comprometido, el PP establece los vetos cruzados de PSOE y Vox, al votar, por ejemplo en contra de la investidura.

Evoca, de ese modo, a una especie de colaboracionismo y dependencia mutua cuando a la hora de tejer alianzas requerirá igualmente de la voluntad de Abascal. "Si el sanchismo y Vox quieren seguir de aliados, que lo sean. Si quieren seguir demostrando que teníamos razón, y que tienen los mismos intereses, que lo hagan. Y si prefieren que siga el gobierno sanchista, que lo digan", expresó Feijóo desde Murcia ayer. "Si quieren seguir bloqueando la región lo pagarán" en las generales.

Vox descarta tener vértigo a las urnas pese a estos avisos. Una de las coletillas más reiteradas es que en cada proceso al que se someten acaban fortalecidos por ellas. Aunque cabe destacar que ello se produce en contextos de contienda sin presiones extra como las exigencias en Murcia. Allí hay ejemplo claro de bloqueo, y frente a las pretensiones de un público de derecha que se siente agravado, la tentación de apostar por el PP para frenar a la izquierda, como ocurrió en Andalucía, está viva. Más cuando las encuestas apuntan a una caída de hasta 16 escaños pese a obtener el mismo porcentaje de voto.

"Acabar con las políticas socialistas"

Ante esta premisa, que Feijóo ya viene incorporando en sus intervenciones e igualmente en el debate contra Sánchez frente a su denuncia de "claudicación" con Vox, los de Abascal han planteado alternativas de discurso con las que sortear el marco impuesto incluso por el spot de campaña del PP: 'o nosotros o Sánchez'. Y no es otra que plantear el llenado de contenido ideológico, que no es otra cosa que apelar a los inicios de Vox y a la razón que motivo su ascenso. "Lo importante no es echar a Sánchez, sino acabar con las políticas socialistas". Sobre esa base quiere Vox fidelizar a su electorado, para que vuelva a priorizarse cuestiones morales, sociales y tradicionales frente a la "pura gestión económica". Ya alertó la semana pasada de ello Abascal en un desayuno informativo.

De izquierda a derecha: José Ángel Antelo, presidente de Vox en Murcia; el secretario general nacional Ignacio Garriga, y el vicepresidente de Castilla y León Juan García-Gallardo. EP

Frente al mitin programado por el PP en la capital de Murcia, Vox ha organizado un encuentro con agricultores murcianos este martes en el Sercotel Amistad Murcia. Uno de sus principales públicos electorales en la circunscripción. Primero, con la clara intencionalidad de contraprogramar a Feijóo en terreno hostil y clave, y segundo, pero no menos importante, justificar su posición negativa a la investidura de López Miras por un propósito beneficiador para el sector agrario. Fomentar la idea de que dar sin condiciones el gobierno nuevamente al PP solo fomenta el continuismo de políticas. Los encargados de cimentar la estrategia han sido el secretario general Ignacio Garriga, el vicepresidente de Vox en Castilla y León Juan García-Gallardo y el candidato murciano y presidente del aparato regional José Ángel Antelo.

En una jornada en que Bruselas ha dado luz verde a la Ley de Restauración de la Naturaleza. Muy criticada desde la Eurocámara por dirigentes como Jorge Buxadé y definida como "delirio ideológico", Vox ha enlazado la cuestión de vaciado ideológico del PP y la norma, refrendada por los socialistas y verdes europeos, entre otros. Es el sometimiento del PP - pese a que su grupo votó en contra de la ley pero apoya otras medidas verdes- al "fanatismo climático" de la izquierda, aseveraron ante grupos de agricultores. Claves para asegurar el voto de darse una repetición electoral en Murcia. Los populares se adhieren a "las políticas que criminalizan al sector agrícola y generan competencia desleal". Que van contra quien es "el sustento del país y en especial de Murcia".

García-Gallardo para reforzar el relato

La presencia de García-Gallardo en el encuentro promovido por Vox ha ido destinada a reivindicar las bondades que suponen para el sector y el resto de los ciudadanos condicionar el gobierno del PP e incorporarse al Consejo del Gobierno. Y contrarrestar así las acusaciones del PP murciano de que buscan "sillones", que, según fuentes de Vox serían una vicepresidencia, Agricultura y o bien Educación y Familias. Con Vox en el Ejecutivo de Castilla y León "las prioridades están muy claras", mencionó el 'dos' de Alfonso Fernández Mañueco, que apeló a las políticas de natalidad, que en su comunidad son competencias de la consejería de Familias del PP, y de producción tanto agrícola como industrial.

En lo que respecta a la agricultura y la ganadería, la polémica más reciente de Vox en Castilla y León ha sido la gestión de la tuberculosis bovina y el intento de flexibilizar el movimiento de ganado en ese momento, así como una reforma de la normativa agrícola de 2020. Respecto a natalidad, la gestión de Vox se ha centrado en la cuestión del aborto. Es cierto que se han añadido nuevas prestaciones como el cheque bebé de hasta 2.500 euros en función de la renta, pero asociaciones indican que es fruto de partidas ya comprometidas con anterioridad a la llegada de Vox al gobierno.