Nada está hecho. Nada. Los socialistas persiguen la investidura de Pedro Sánchez, prometen que trabajarán por ella, que no quieren una repetición electoral, que se abre la oportunidad de seguir avanzando en el "reencuentro" y la "convivencia", que los ciudadanos votaron con nitidez el 23 de julio contra un Ejecutivo de PP y Vox. Pero también avisan de que no pactarán a cualquier precio con Junts y ERC, las dos formaciones de las que depende la reelección del secretario general del PSOE como presidente del Gobierno y que mantienen una lucha encarnizada entre ellas por la hegemonía del independentismo. La dirección quiere saber cuál es su disposición real a negociar y avisa de que el partido tiene sus líneas rojas "clarísimas". La primera, que no se desborde el marco constitucional, pero no solo. Y pretende que su propuesta de acuerdo, que se conocerá tanto si cuaja el pacto que haga posible la investidura de Sánchez como si finalmente fracasa, sea "similar" a la que prospere. Es decir, que no piensa rebajar mucho su listón. Y si los separatistas, que están en "posiciones de máximos", no aflojan, entonces habrá elecciones el 14 de enero. Un escenario que Ferraz, hoy por hoy, no descarta del todo.

Este lunes Cataluña celebraba su Diada, aún bajo los efectos de las generales del 23-J, celebradas hace escasamente mes y medio, y en medio del debate sobre la gobernabilidad de España. ERC y Junts, Pere Aragonès y Carles Puigdemont, cada uno desde su púlpito subieron la apuesta e insistieron en que la amnistía es "el punto de partida, no el punto final" —la expresión era del actual president de la Generalitat— y que el camino es la independencia. Llamamientos a la parroquia separatista antes de la manifestación del Onze de Setembre que el Govern quería proyectar como la imagen que mostraría la "fuerza" del independentismo ante la negociación de investidura. Pero la marcha en Barcelona congregó a solo 115.000 personas —150.000 el año pasado—, según las cifras ofrecidas por la Guàrdia Urbana. Para la Assemblea Nacional Catalana (ANC), convocante de los actos, los participantes fueron 800.000. Una movilización declinante que el Gobierno y el partido celebraron en privado.

Cualquier encaje al conflicto en Cataluña pasa por el encaje constitucional. Hay espacio para el diálogo y el encuentro", pero "dentro de los límites constitucionales", señala la ministra Montero

Horas antes de la manifestación, el PSOE, tras la reunión de su dirección federal en Ferraz y a través de su número dos, María Jesús Montero, lanzaba varios avisos a sus interlocutores. "Las últimas expresiones de Aragonès o de Puigdemont como líderes de partidos independentistas no aportan nada nuevo de lo que dicen desde hace tiempo... y está en las antípodas de lo que opina el PSOE", señaló. La dirección no se "sorprende" de los pronunciamientos de los líderes soberanistas, y más teniendo en cuenta el contexto: "En días como hoy", o sea, en plena Diada, "se intensifican más los símbolos e iconos".

Así, los partidos separatistas, Junts y ERC, "se encuentran en posiciones de máximos". Una idea que privadamente ya expresaban el Gobierno y Ferraz tras escuchar, el martes pasado, al expresident Puigdemont, y que este 11 de septiembre verbalizó sin ambages la propia Montero. Ahora bien, esas formaciones independentistas "saben lo que opina el PSOE de determinadas cuestiones", y lo saben, indicó, desde hace años, todos los que el Ejecutivo lleva "trabajando" en la política de distensión. Y añadió: ambos, ERC y Junts "conocen perfectamente los límites del PSOE", porque son "los elementos de siempre", y es que "cualquier encaje al conflicto en Cataluña pasa por el encaje constitucional". "No es nuevo, lo hemos dicho siempre", apuntó. Dicho de otro modo: "Hay espacio para el diálogo y el encuentro", pero "dentro de los límites constitucionales".

Montero, de hecho, había introducido en el arranque de la rueda de prensa en Ferraz, la referencia a la Diada como una "jornada para reivindicar la convivencia y el reencuentro", pues los socialistas son partidarios de "tender puentes no de cavar trincheras". Un mensaje en línea con lo que había manifestado a primera hora el propio Sánchez —no acudió a la reunión de la ejecutiva por ser positivo en covid— en su cuenta en X (antes Twitter). La ministra insistió en que "a pesar de que algunos digan lo contrario", "nadie puede negar que ha mejorado la convivencia" y que la situación en Cataluña es "infinitamente mejor" que en 2017, en pleno procés, y la intención del presidente y su equipo es seguir "trabajando por la cohesión territorial" y la "defensa de una España plural, con el diálogo como método y con la Constitución como marco".

"Discreción, cautela y prudencia"

A la hora de emprender esas negociaciones, el PSOE se impone a sí mismo la regla que ya empleó para la Mesa del Congreso: "Discreción, cautela y prudencia", "claves del éxito para articular una mayoría progresista", señaló Montero. Eso quiere decir que de momento los socialistas no soltarán prenda de la evolución de sus contactos con los independentistas. Ahora, insistió la titular de Hacienda, es el momento de la investidura de Alberto Núñez Feijóo, y el debate debe girar en torno a sus posibilidades, y en si es capaz de sumar un apoyo más a los 172 que ya tiene amarrados desde hace semanas y que le son insuficientes para alcanzar la Moncloa, como los socialistas ya advirtieron desde el 23-J, recordó. El líder del PP ha conducido a España a una "pérdida de tiempo" por su empeño en acudir a una "no investidura", lamentó.

Los socialistas siguen manteniendo que Sánchez debería ir "lo más pronto posible" a la investidura, para no hacer "perder a la gente más tiempo"

En la cúpula socialista reconocen que los contactos "con todos los grupos" siguen, discretamente, mientras el foco continúa situado en Feijóo, a fin de ir avanzando en la reelección de Sánchez, porque la intención es que el presidente acuda a su propia sesión de investidura "lo más pronto posible", aunque "dependerá del avance" de esas conversaciones. "Una vez perdido un mes con Feijóo, no queremos hacer perder a la gente más tiempo", reconocen en la cúpula.

Pero antes de dibujar un calendario, Ferraz quiere saber la disposición real de Junts y ERC. "Ellos tienen que cambiar de actitud, eso es obvio. Ellos están en máximos. Todas las negociaciones pasan por que todo el mundo realmente quiera llegar a un acuerdo, y lo primero que siempre hay que constatar es si la gente quiere, y muchas veces se dicen cosas para no querer. A negociar todo el mundo dice que sí, hasta el PP, pero uno sabe cuándo hay una actitud real de negociación", defienden desde la dirección.

¿Y la hay? ¿Tienen disposición los independentistas a acercarse al PSOE? "Eso es lo que tenemos que ver, no vamos a hablar por otros grupos". En el equipo de Sánchez se muestran prudentes, pero dan a entender que ahora mismo no hay condiciones suficientes: "Cuando un grupo se pone en posiciones que no son asumibles para el otro... Pero queremos que haya investidura y no vamos a hablar de lo que otros hacen o dejan de hacer".

Para Ferraz, lo importante es que se cierre primero el acuerdo, y no el calendario

Por lo pronto, el PSOE ya ha deslizado que no quiere que una hipotética ley de investidura se tramite antes de la investidura de Sánchez, porque entiende que se requiere un debate sosegado y no cabe la urgencia, y que la prioridad es cerrar un acuerdo y luego hablar de su despliegue y aprobación. "Para nosotros", explican, "hay cosas muy importantes previas, y el calendario no es más que un calendario". Además, en el partido algunos cuadros temen que pudiera tramitarse la iniciativa previamente y Puigdemont acabara echándose atrás y no apoyar la reelección de Sánchez, por lo que el PSOE acudiría a unos nuevos comicios con un enorme desgaste a sus espaldas y sin discurso. La dirección también rechaza la figura del relator o mediador internacional que pide el expresident.

No a las "especulaciones" o a los "globos sonda"

Ferraz y la Moncloa prometen "transparencia", pero solo una vez que fracase Feijóo y Sánchez reciba el encargo del Rey. Rechaza "especulaciones" o lanzar "globos sondas" previos, error en el que a su juicio, desliza, cae Sumar. Por ahora, el equipo del presidente se inclina por dar cuenta de los detalles una vez se cierre la negociación, para bien o para mal. "Nuestra propuesta inicial no tiene interés, pero tiene que ser muy similar" a la que se pueda acordar, y hay puntos de partida que el PSOE tiene "clarísimos". En plata: que no está dispuesto a pactar a cualquier precio para lograr la investidura. Y esa es la razón por la que la dirección socialista no da por hecho al cien por cien que habrá entendimiento con los independentistas. "Si hay posibilidad de que la investidura se abra camino, explicaremos en qué términos, y si no, explicaremos también por qué". El optimismo ya no es tan claro. Hace apenas una semana el propio presidente señalaba que el acuerdo "se puede, se debe y se va a alcanzar". Ahora, la posibilidad de que las conversaciones descarrilen es también real.

Claro que no pactaremos a cualquier precio. Evidentemente. Nunca hacemos locuras, somos el PSOE", ratifican en el círculo de confianza del presidente en funciones

Eso sí, desde la ejecutiva federal reiteran que trabajarán para "evitar" la repetición electoral. Porque pesa, recuerdan, la experiencia de 2019, tras las primeras generales del 28 de abril. Entonces, el PSOE persiguió unos segundos comicios para zafarse de una coalición con Unidas Podemos, pero las urnas del 10 de noviembre no le dieron la razón: los socialistas, que perseguían un mejor resultado, perdieron tres diputados, y los morados, nueve, con lo que la gobernabilidad se hizo más complicada. Pero la correlación de bloques no cambió significativamente. De ahí que ahora los socialistas sostengan que han de "llevar a término el encargo de los ciudadanos" de construir un nuevo Gobierno progresista, dado el rechazo a la alternativa de una coalición de PP y Vox. "Esperamos lograrlo, pero si no podemos, no llevaremos a término ese encargo. Desde luego, no vamos a ir sobrados, cada grupo tiene sus aspiraciones y no es fácil", admiten en Ferraz.

"Claro que no pactaremos a cualquier precio. Evidentemente. Nunca hacemos locuras, somos el PSOE", ratifica otro alto mando del núcleo de confianza del presidente en funciones. Es decir, que ERC y Junts no pueden pensar que los socialistas acuden "entregados" de entrada a las conversaciones con ellos. La dirección entiende que si además el diálogo se rompe porque Puigdemont no se apea de sus tesis y no cede, podrá vender un discurso ganador en caso de nuevos comicios: "El PP entregado a Vox en todas partes y nosotros, con diálogo pero firmes".

"Es que siempre nos hemos movido en los márgenes de la legalidad y de la Constitución. No podemos caer en el marco teórico del PP", abunda una integrante de la ejecutiva, que se muestra convencida de que si hay una ley de amnistía, habrá contraprestaciones por parte del separatismo: renuncia a la unilateralidad, nada de prisas, nada de "deslegitimar la acción del Estado". La propia Montero reivindicó durante su comparecencia que su partido apoyó la aplicación del artículo 155 "cuando se alteró el orden constitucional". "Se trataría de que el Estado demostrase generosidad con quienes cometieron una serie de delitos, pero sin renegar de la actuación del Estado", apostilla esta responsable.

Sumar también pliega velas respecto a los tiempos. Y en el PSOE celebran la "buena noticia" de la movilización menguante de la Diada, que puede ser un aliciente para la negociación

Hasta en Sumar ponían pie en pared este lunes a la reclamación de Puigdemont de una tramitación exprés de la ley de amnistía. Su portavoz, Ernest Urtasun, señalaba que habrá que "encajar" los plazos, para que vayan "de la mano" los tiempos que marca el Congreso y los de la política, pese a que la semana pasada la plataforma de Yolanda Díaz hablaba incluso de la posibilidad de aprobar la norma por la vía ultrarrápida: por lectura única, opción a la que el PSOE se niega. "Sería forzar mucho la máquina", coincidió el emisario de Díaz, Jaume Asens.

Pese a todo, en Ferraz sigue pesando la sensación de que habrá acuerdo porque el independentismo, y en concreto Junts, no puede dejar pasar la "oportunidad única" de tener la llave de la legislatura. Y la Diada sirvió para alimentar esa tesis, por la menguante participación. "Es una muy buena noticia. Están cada día más débiles. Cuando la derecha sale en tromba contra nosotros y nosotros aguantamos, los indepes no tienen enemigo. El Estado no es su enemigo cuando nosotros gobernamos", remachan desde el círculo de confianza de Sánchez. La movilización soberanista va a la baja, y eso también confiere esperanzas al PSOE. Antes habrá que esperar, reconocen en la cúpula, a que baje la "inflamación".