Todo empieza este martes. Oficialmente. Arranca la pantalla, el tiempo de Pedro Sánchez. El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno en funciones se reúne en la Zarzuela con el rey Felipe VI a las 10 horas, en la segunda ronda de consultas posterior a las elecciones del 23-J, despacho del que previsiblemente saldrá designado candidato a la investidura. Se solemnizarán los contactos que estaban en marcha desde hace semanas, el foco se desplaza ya solo sobre él. Pero aún quedan muchas dudas por despejar. E hitos. Como la misma fecha a la que se someterá a la confianza del Congreso, que probablemente no se conozca esta semana, sino más adelante, cuando los acuerdos ya estén atados. Y ahí la llave de la gobernabilidad la tienen, siempre la tuvieron desde las generales, ERC y Junts, con quienes los socialistas negocian una futura ley de amnistía. Solo con ellos, y con los demás aliados de la pasada legislatura, con quienes no hay tampoco pactos firmados, Sánchez puede llegar a la cifra de 178 apoyos, los que le pueden hacer presidente. O a una combinación alternativa pero válida: 172 síes y siete abstenciones, las de la formación de Carles Puigdemont, si logra atraerse a la diputada de Coalición Canaria. El presidente, pues, necesita tocar el techo de 178-179 apoyos, entre votos afirmativos y abstenciones, para repetir en la Moncloa.

La primera jornada de consultas del jefe del Estado, este lunes, dejó el tablero esperable. De un lado, un no rotundo a Sánchez por parte de Javier Esparza, líder de Unión del Pueblo Navarro —"Ojalá hubiera repetición electoral"—, y de Santiago Abascal, jefe de Vox, partidos ambos aliados del PP. De otro, un que se puede dar por seguro de Yolanda Díaz, de Sumar, aunque ella misma advirtiera de que está aún "muy lejos del acuerdo" con el PSOE.

El presidente se ha procurado el respaldo de su partido, el del poder territorial, antes de emprender las negociaciones 'formales'

En el grupo de los respaldos habría que computar, pero más adelante, al PNV, si bien las negociaciones no han arrancado oficialmente y su portavoz en la Cámara baja, Aitor Esteban, rehusó comparecer tras su audiencia con el monarca, en línea con lo hecho siempre por su formación. Y Cristina Valido, de Coalición Canaria, tampoco descarta apoyar a Sánchez si se compromete con la agenda canaria, y sin que la amnistía pese como una línea infranqueable. Por la Zarzuela no pasaron ERC, Bildu y BNG, socios del Ejecutivo de coalición la pasada legislatura, y tampoco Junts. La ronda se cierra este martes con la entrevista con el presidente en funciones, primero, y con el jefe del PP, Alberto Núñez Feijóo, justo a continuación.

Sánchez comparecerá previsiblemente durante la mañana, pero no está previsto que baje demasiado al detalle. Como dicen sus colaboradores, aún no puede hacerlo, porque las conversaciones están en marcha y los acuerdos no son inminentes. La palabra tabú hasta ahora ha sido una, amnistía, aunque él mismo ha ido abriendo el camino, recalcando que será "coherente" con la política de "convivencia" que ha desplegado su Ejecutivo en estos años. Pero se reserva el término —y con él también lo hacen los portavoces oficiales del PSOE— por si tuviera que dar marcha atrás en caso de que se yugulasen las posibilidades de entendimiento con los independentistas. El presidente, antes de emprender la operación tal vez más arriesgada de su carrera política, construida a golpes de resiliencia y audacia, se ha procurado el apoyo cerrado de su partido y del PSC: el poder territorial le ha otorgado su "confianza" para que intente la investidura y erija un nuevo Gobierno de "progreso y convivencia". Respaldo como respuesta no solo a los "ataques" del PP, sino también de la vieja guardia socialista.

En 2019 se dio un tiempo

En principio, tampoco se espera que la presidenta del Congreso, Francina Armengol, anuncie la fecha del debate de investidura. No ocurrió en 2019 tras las respectivas rondas que siguieron a las elecciones de abril y noviembre. En ambas ocasiones, Sánchez se dio un tiempo para avanzar con las negociaciones y solo después se señaló el pleno. En el equipo del líder socialista indicaban este lunes que la fórmula será esa, que no se conocerá de forma inminente la fecha. El presidente sí ha reiterado que quiere que España tenga Gobierno "pronto", y su equipo ha trasladado que desearía que fuera en octubre, pero en última instancia todo dependerá de cómo marchen los contactos. Noviembre, por tanto, no se descarta. El deadline es el lunes 27.

ERC recoge cable y afirma que el PSOE debe asumir, "como mínimo", aquello que consensuó con ellos en 2019

Y todavía no hay nada medianamente cerrado. Ni siquiera con su socio de coalición, con Sumar. Yolanda Díaz aseguraba este lunes, tras despachar con el Rey, que el pacto con los socialistas está "aún muy lejos", y que persigue un acuerdo "ambicioso", que no se conforme con "consolidar" derechos, como quiere Sánchez, sino que aspire a "ganar derechos".

Con ERC y Junts, el eje clave sigue siendo la amnistía. Por ese camino los socialistas están dispuestos a transitar, no por el del referéndum. Este lunes, los republicanos dieron un paso para atrás en su exigencia, apenas tres días después de que el Parlament aprobase la resolución por la que ellos y los posconvergentes se conjuraban para no investir a Sánchez si no trabaja para hacer efectivas las condiciones de una consulta independentista.

La secretaria general de ERC, Marta Rovira, señaló en una entrevista en Catalunya Ràdio que el PSOE ha de comprometerse con una "mesa de negociación con garantías para hablar sobre cómo se vota en Cataluña". Es decir, que el PSOE asuma, "como mínimo" aquello que firmó en 2019 en su pacto con ellos: búsqueda de acuerdos mayoritarios de deberían someterse a una "validación democrática" posterior. El domingo, en el sexto aniversario del 1-O, Puigdemont tampoco ponía el referéndum como condición para la investidura.

Illa subraya que la consulta sería "un inmenso error", no da "nada por hecho" con la amnistía y no descarta la repetición electoral

Para los socialistas, una consulta soberanista "sería más que traspasar una línea roja, sería un inmenso error: es no reconocer la pluralidad de la sociedad catalana y ahondar en la división", en palabras de Salvador Illa, primer secretario del PSC, durante un coloquio organizado por El Correo en Bilbao. El dirigente catalán admitió que no da "nada por hecho" en relación con una hipotética ley de amnistía, aunque cree que "se pueden explorar caminos" desde "el marco constitucional" y "con discreción y mucha prudencia". Como el pasado viernes, Illa no descartó la repetición electoral: "Tengo planes para el 14 de enero [fecha de esos posibles comicios], pero esta puede ser una de las causas de que cambie esos planes".

El "acantilado" de la pugna entre ERC y Junts

El PNV, por su parte, reclama una legislatura estable, partiendo de la base de que no cabe ya la geometría variable. Sánchez va a "necesitar todos los votos todo el rato", no solo para la investidura, sino para todo su mandato. Lo dijo el lehendakari, Iñigo Urkullu, en una entrevista en la SER, en Hoy por hoy, este lunes. El acuerdo debe tener, defendió, "bases políticas suficientes" y ser "claro y con compromisos" para evitar una "amenaza" permanente de nuevas generales a "corto plazo". El jefe del Ejecutivo vasco pronosticó un mes de octubre "largo" y de "tensión política" por las negociaciones de investidura, sobre todo porque ERC y Junts se "miran de reojo" pensando en las siguientes autonómicas catalanas, aunque confía en que al final la "responsabilidad" pese y disuada a todos de ir a una repetición electoral que "nadie desea". La competición feroz entre las dos formaciones separatistas preocupa, y mucho, a los socialistas. También a Sumar. "Hay una carrera entre Junts y Esquerra que puede terminar llevándonos a todos por el acantilado", advertía este lunes la catalana Aina Vidal, portavoz adjunta del espacio, en una entrevista en elDiario.es.

El PNV pone las luces largas y advierte de que Sánchez va a "necesitar todos los votos todo el rato", por lo que el acuerdo debe tener "bases políticas suficientes"

En un escenario tan apretado, el escaño de Coalición Canaria también es importante. Los socialistas creen que podrán convencer a la formación nacionalista para que se sume a su bloque, pese a que la semana pasada votó a favor de Feijóo. Cristina Valido dijo ser consciente del apetito del PSOE, pero por el momento "no hay novedad" porque no hay negociaciones en marcha. Sí subrayó que su prioridad será beneficiar a los ciudadanos de las islas. "Nosotros estamos aquí para solucionar los problemas de los canarios y este es el objetivo primero por el que los canarios nos votan", señaló la diputada tras afirmar que a su partido no le gusta una ley de amnistía pero que deberá valorar si pesa más o menos que las transferencias pendientes.

"Tendremos que decidir si podemos plantearnos un apoyo aunque se nos diga que eso lleva implícito el camino A", subrayó Valido, quien insistió en que CC está dispuesta a hablar con los socialistas. Y, de entrada, no hay líneas rojas. Estas "las pone la organización a partir de la información que recibe del otro lado y esa información no está", explicó a los periodistas. "Una vez que el PSOE nos hable con claridad de cómo lo quiere hacer, si se acepta la agenda [canaria] en su integridad y se transfiere lo que nos debe, mi partido tendrá que decidir si es suficiente y cuál es la prioridad. Nosotros estamos aquí para solucionar los problemas de los canarios", repitió. La posición de CC, por tanto, no es de un no, de un o de una abstención. Primero quiere saber qué ofrece el PSOE.

Los socialistas (121), con Sumar (31), ERC (7), Bildu (6), PNV (5), BNG (1) suman 171 escaños, los mismos que PP (137), Vox (33) y UPN (1). Si CC se adhiere al bloque progresista, este llegaría a 172 parlamentarios, uno más que las derechas, por lo que solo haría falta la abstención de los siete representantes de Junts. Para Ferraz y la Moncloa, no obstante, aunque arañar ese escaño es importante —ya formó parte de esa mayoría en la aprobación de la reforma del reglamento del Congreso para el uso de las lenguas cooficiales—, sobre todo por lo simbólico y porque daría más oxígeno en la legislatura, no tiene tanto peso en la investidura. A fin de cuentas, han venido recordando estos días, Junts tendrá que decidir si quiere o no elecciones, si sostiene o no a Sánchez, sea vía abstención o vía voto afirmativo. Semanas quedan por delante, incertidumbres aún sin resolver.