El PP está a la expectativa. Si bien cree que la legislatura echará a andar con Pedro Sánchez reelegido jefe del Ejecutivo, creen que esta será tan inestable que la gobernabilidad estará totalmente comprometida. Y es que a diferencia de los cuatro años anteriores en que el fallo de un socio parlamentario no dejaba en el alambre ninguna iniciativa legal -a excepción de la reforma laboral de Yolanda Díaz, a punto de naufragar- si finalmente Sánchez consigue el apoyo de Carles Puigdemont "dependerá de todos y cada uno de sus socios. No le puede faltar ninguno teniendo enfrente los 169 escaños que sumamos con Vox más el de UPN y, en su caso, el de Coalición Canaria", esto es, 171.

En el análisis que hace la plante séptima de Génova no se descarta, como hipótesis de futuro, hasta la presentación de una moción de censura si detectan una situación de debilidad de Sánchez, "que va a tener que sudar todas y cada una de las leyes si finalmente consigue ser investido presidente del Gobierno". Comparte la dirección nacional del partido que las principales dificultades pueden venir de la mano de Junts, pero subrayan que "los socialistas dependen de todos y cada uno de sus socios, de Junts pero también de ERC; de Bildu pero también de PNV".

Las elecciones vascas y catalanas pueden determinar el futuro el Gobierno central

Y todo ello sin olvidar dos citas electorales ineludibles, esto es, las vascas de julio del año 2024-, que pudieran adelantarse a marzo- y las catalanas de principios de 2025, si es que no se adelantan también al año que viene. Los independentistas catalanes mantienen desde hace años una lucha sin cuartel por la hegemonía del soberanismo. Los antiguos convergentes quieren revertir el sorpasso de los republicanos y deberán evaluar, llegado el momento, si pueden mantener una fórmula de colaboración con el gobierno de la nación.

En el caso de Euskadi es diferente. Los populares dan por hecho que se reeditará el pacto PNV-PSE en el País Vasco, incluso en el caso de que Bildu gane las elecciones autonómicas. Tienen claro que el aliado más sólido de Sánchez es la formación de Arnaldo Otegi, de modo que, aunque no llegue a la Lendakaritza no pondrá en peligro al gobierno de coalición.

De hecho, su colaboración parlamentaria con los socialistas durante la pasada legislatura no les ha dado más que réditos políticos, aunque las vascas no dejan de abrir un periodo de incertidumbres. En todo caso, no dejan de recordar en el PP entre sarcásticos y dolidos que el PNV "apoyó una moción contra Mariano Rajoy una semana después de aprobar los presupuestos generales del Estado", por lo que podría dar una sorpresa poco agradable al llamado gobierno de progreso.

Hasta ahora los populares han eludido echar mano del instrumento constitucional de la moción de censura. Desde que fueron desalojados del poder en 2018 ha habido dos mociones más, ambas presentadas por Vox. La de 2020 recibió el rechazo del PP, entonces liderado por Pablo Casado. El madrileño hizo entonces una intervención durísima contra Santiago Abascal al que dijo "hasta aquí hemos llegado".

Salvo la excepción de 1987, los populares han eludido echar mano de la moción de censura

La segunda, de este mismo año, tuvo como protagonista al histórico dirigente comunista Ramón Tamames. Ya bajo la dirección de Alberto Núñez Feijóo, se optó por la abstención. En ambos casos estaban condenadas al fracaso, pero no sería la primera vez que se sacan réditos políticos de una moción fallida, siendo el ejemplo más evidente la de Felipe González a Adolfo Suárez en 1980. Claro que la de Antonio Hernández Mancha de 1987 le sirvió al entonces presidente de AP para poner el último clavo de su ataúd político.

Los populares están a la espera de que se dilucide el escenario político y eso depende de un Gobierno y de un PSOE que va camino de superar el calendario que tanto criticaron. Tras quejarse de que Feijóo estaba haciendo perder el tiempo a los españoles por una investidura celebrada un mes después de recibir el encargo del Rey, las prisas socialistas de entonces no se corresponden con una larga y poco transparente negociación con ERC y Junts.

"Nos criticaban los socialistas por el mes que transcurrió desde que Núñez Feijóo recibió el encargo por parte del Rey de ir a la investidura y la fecha que se estableció para la misma", recuerdan los mismos medios consultados para subrayar que "ahora va a pasar mucho más tiempo, con una diferencia, que todavía no sabemos cuándo va a ser". Feijóo recibió el encargo del jefe de Estado 22 de agosto y la investidura se celebró los días 26, 27 y 29 de septiembre. Sánchez salió de Zarzuela el 3 de octubre con el mandato real y todo apunta, salvo sorpresa, que la sesión parlamentaria no tendrá lugar hasta la semana bien del 6 de noviembre o del 13, calendario que manejan en Sumar

Todo apunta, salvo sorpresa, que la investidura no tendrá lugar hasta la semana bien del 6 de noviembre o del 13

Además, en el caso de la primera investidura era necesario tener en cuenta los plazos para que una hipotética repetición de elecciones no pillara en mitad de la vacaciones de Navidad, de modo que los españoles fueran citados ante las urnas, llegado el caso, el domingo 14 de enero. Eso sí los partidos estarían en campaña en Nochevieja y Año Nuevo.

Tras la investidura fallida de Feijóo, el propio Sánchez alentó un calendario rápido para la suya. Más tarde Moncloa la situó entre el 12 de este mes, día de la Fiesta Nacional, y el 31, fecha histórica en la que la Princesa de Asturias va a jurar la Constitución coincidiendo con su mayoría de edad. Algunas informaciones todavía apuntan a una investidura inminente, pero el Congreso no se está preparando para elegir ahora mismo presidente sino para el acto de doña Leonor.