Pedro Sánchez se lanza a una legislatura probablemente muy tortuosa, más inestable que la anterior, sin opciones de geometría variable, sometido a un estrecho cerco por parte de Junts, y que inaugura en medio de una formidable tensión política y social. Un tiempo que arrancará una vez sea investido por el Congreso, en principio este jueves, y que seguirá con el nombramiento de su nuevo Gobierno de coalición. Y todo apunta, según señalan distintas fuentes de primer nivel del PSOE, a que compondrá un Ejecutivo muy renovado, con mayor peso político que el actual —internamente se considera desde hace tiempo que no ha rendido lo suficiente— y en el que tendrán cabida las "sorpresas". Respecto a nombres, hay apenas tres que, indican en Ferraz, son prácticamente seguros: los de María Jesús Montero, Félix Bolaños y Teresa Ribera.

El presidente siempre se ha preciado de guardar con muchísima discreción su cuaderno azul. Y esta vez con mayor razón. Su reelección no quedó definitivamente despejada hasta el pasado viernes, cuando los últimos dos acuerdos, los de PNV y Coalición Canaria, abrocharon su investidura. Pero el pacto clave se había suscrito un día antes en Bruselas, el tejido con Junts, el más doloroso y difícil de asumir para los socialistas: Ejecutivo a cambio de amnistía y mediador internacional.

La maquinaria se activa a partir de este lunes con el registro de la ley de amnistía. El debate sería el miércoles y jueves y el fin de semana podría conocerse el Ejecutivo

La maquinaria volverá a acelerarse a partir de este lunes. El PSOE, con todos sus socios (menos los nacionalistas canarios), registrará previsiblemente la ley de amnistía en el Congreso y la presidenta de la Cámara baja, la socialista Francina Armengol, fijará la fecha del pleno. Si no hay cambios, será miércoles 15 y jueves 16. Este último día, Sánchez logrará la investidura en primera vuelta y con mayoría absoluta holgada: 179 votos (de PSOE, Sumar, ERC, Junts, Bildu, PNV, BNG y Coalición Canaria) frente a los 171 de la derecha de PP, Vox y UPN. No hay ningún calendario avanzado, pero lo plausible es que el viernes 17 el presidente prometiera su cargo ante el Rey en la Zarzuela y durante el fin de semana comunicara la composición de su nuevo Gabinete, para que tomara posesión el lunes 20 y pudiera celebrarse la primera reunión del nuevo Consejo de Ministros el martes 21. Pero será en los próximos días cuando Sánchez adelante sus planes.

El presidente en funciones no ha dado pistas de cuál será su nuevo equipo, pero en Ferraz indican que se espera ahora una "fuerte renovación", en consonancia con el mensaje que quiere lanzar de que arranca una "nueva etapa, con nuevas necesidades". Es lo mismo que ocurrió en julio de 2021, cuando refrescó su Gabinete en profundidad para pasar página de la pandemia y afrontar la segunda parte de la legislatura. Un año más tarde, tras las elecciones andaluzas que supusieron una debacle para el partido, acudió a esa misma carta, la de la renovación, pero en la cúpula del PSOE. En esta legislatura, en la que Cataluña estará de nuevo muy presente por los votos imprescindibles de ERC y Junts para todo, las claves son muy distintas. Es otro tiempo el que empieza, y probablemente muy conflictivo y de máxima tensión.

Pesos pesados con el perfil de Puente o Ábalos

Por eso también se da por hecho que Sánchez nombrará un Gobierno mucho "más político", con más pesos pesados. Con ministros con punch que sean capaces de marcar perfil y, sobre todo, de atizar al PP, razonan en la dirección. "Es decir, con personas como [el exalcalde de Valladolid] Óscar Puente o como [el exministro] José Luis Ábalos. Gente como ellos, lo que no quiere decir que sean ellos", afirman. Puente fue el diputado que replicó a Alberto Núñez Feijóo en su debate de investidura, una sorpresa que se mantuvo hasta el final, y que luego Sánchez integró en el comité negociador. Ábalos cayó en la remodelación ministerial de julio de 2021, y nunca se dieron explicaciones oficiales de por qué el presidente decidió prescindir de un auténtico peso pesado del Ejecutivo y del PSOE, porque también perdió su cargo de secretario de Organización, tarea en la que le sucedió Santos Cerdán, precisamente el encargado de pilotar las negociaciones con Junts desde incluso poco antes de las elecciones del 23-J.

Montero o Bolaños podrían ocupar la vicepresidencia política, cargo inexistente desde julio de 2021, cuando Sánchez cesó a Calvo

El análisis muy recurrente en el partido, desde hace más de un año, es que al Gobierno le faltaba fuste político, aplomo, ministros que ejercieran de cortafuegos del presidente, así que ahora se atajaría ese déficit con más razón aún, dada la durísima oposición que le espera día tras día. Sin descanso. "Él quiere para cada momento y cada periodo un Gabinete adaptado a las circunstancias", manifiesta uno de los interlocutores habituales del líder socialista.

La otra clave de filosofía del nuevo Ejecutivo es la marca de la casa: el efecto sorpresa. Aquello que tanto le gusta explotar a Sánchez. "La gran pregunta es cuál será ser la sorpresa que nos dará esta vez el presidente. Porque siempre lo ha hecho. Así que yo no daría nada por hecho. Ni nada absolutamente por seguro. Hasta el momento, todo son cábalas", subraya a este diario uno de sus colaboradores de máxima confianza. La prudencia está en boca de todos.

La expectativa, sin embargo, es que permanezcan en el Gabinete tres puntales para Sánchez: los ministros de la Presidencia y de Hacienda, Félix Bolaños y María Jesús Montero, y la vicepresidenta tercera y titular de Transición Ecológica, Teresa Ribera. Los dos primeros, junto con Santos Cerdán, son los que han tejido los acuerdos que van a posibilitar la investidura. Los tres son de la máxima confianza para el presidente.

El ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática en funciones, Félix Bolaños, durante la sesión de control al Gobierno en el Senado, el pasado 7 de noviembre de 2023. EUROPA PRESS / ALEJANDRO MARTÍNEZ VÉLEZ

Montero, también vicesecretaria general del PSOE desde julio de 2022, podría continuar al frente de Hacienda, aunque no pocos le suman otro cargo: la vicepresidencia política, cargo inexistente en la estructura gubernamental desde julio de 2021, cuando Sánchez reorganizó el corazón de la Moncloa y destituyó a Carmen Calvo. Pero Bolaños podría también ascender en el escalón y convertirse en vicepresidente, un puesto que de facto casi ocupaba, dado que todos en el Ejecutivo y en el PSOE saben que es mano derecha del líder y a quien le encarga las misiones más delicadas. A Bolaños también le sitúan en su partido incluso en otra cartera capital en esta nueva legislatura, Justicia, dado que se necesitará "cintura pero también mano dura" dada la hostilidad del mundo judicial, ahora levantado en armas contra el candidato socialista por aceptar, por la presión de Junts, la existencia de lawfare o guerra sucia judicial.

Ribera es apreciada por su capacitación técnica y su experiencia y control en la arena internacional

La continuidad de Ribera se da por segura porque es uno de los pilares del Ejecutivo en una de las áreas estratégicas más apreciadas por el presidente, Transición Ecológica. En el Gabinete y en el PSOE destacan su capacitación técnica y su control de la arena internacional, como lo demuestra que haya convencido a los socios europeos de la necesidad de reformar el mercado eléctrico o que armara la excepción ibérica para bajar el precio del gas. Sánchez tiene plena confianza en ella y en sus decisiones. No obstante, en el partido se oye que podría ser candidata a las europeas de junio de 2024 o apuesta del presidente para la Comisión.

¿Cederá el PSOE Sanidad a Sumar?

A esa tripleta de puntales del Ejecutivo se suma Nadia Calviño, vicepresidenta primera. Es candidata a la presidencia del Banco Europeo de Inversiones (BEI), en dura competencia con la danesa Margrethe Vestager, vicepresidenta del Ejecutivo comunitario. El respaldo de Alemania, garantizado por el canciller, Olaf Scholz, a Sánchez el pasado viernes, no es suficiente. La decisión no se tomará hasta el Ecofin del 8 de diciembre, así que Sánchez puede mantener a Calviño en su equipo entretanto y relevarla a finales de diciembre si finalmente es promocionada al BEI, cargo que ocuparía el 1 de enero de 2024. O directamente podría nombrar ya a un sustituto, pero correría el peligro de que ella se quedara sin el sillón de la institución comunitaria y, por tanto, fuera de cualquier puesto institucional al menos hasta las europeas de junio, en las que podría competir como candidata. La decisión sobre Calviño es también capital a efectos de la estructura del Gabinete, dado que ella es titular de una de las tres vicepresidencias del Ejecutivo.

Si Sumar se queda con cinco ministerios, dos serían para Díaz y una persona de su confianza, uno para Más Madrid y otro para IU. No entraría Podemos en el Gabinete

Para configurar el nuevo organigrama, Sánchez tendrá que encajar la pata de Sumar, la plataforma de Yolanda Díaz. El Gobierno saliente se compone de 22 ministerios, cinco de los cuales ocupa Unidas Podemos. La idea inicial del presidente, según reconocía su entorno, era reducir su dimensión, pero no estaba claro que fuera posible. Porque una posibilidad que está encima de la mesa, según reconocían a este diario interlocutores de los dos líderes, es que el socio minoritario mantenga sus cinco carteras para intentar guardar cierto equilibrio interno en Sumar.

Díaz retendría Trabajo (sin Seguridad Social, que seguiría en manos del PSOE) y situaría a una persona de su confianza en Derechos Sociales —un candidato es su negociador jefe con los socialistas, Nacho Álvarez—, y aspiraría a que los otros tres departamentos los dirigieran los comunes —el mejor situado es Ernest Urtasun, quizá para Cultura—, Más Madrid —Mónica García es la favorita para Sanidad en caso de que la ceda Sánchez— e IU —para la eurodiputada Sira Rego, que suena para Infancia y Juventud, de nueva creación—. La vicepresidenta segunda no quiere que Podemos entre en el Gobierno, en ninguna combinación, incluso si mantuviera Sumar los cinco ministerios.

La portavoz de Más Madrid en la Asamblea de Madrid, Mónica García (i), y la líder de Sumar y vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social en funciones, Yolanda Díaz (d), atienden a los medios de comunicación durante una manifestación en apoyo al Sáhara Occidental, desde Atocha a la plaza de Jacinto Benavente, el pasado 11 de noviembre de 2023, en Madrid. EUROPA PRESS / JESÚS HELLÍN

"El presidente no tendría problemas en que entrara Podemos en el Ejecutivo si eso sirve para destensar el espacio de su socio minoritario, pero Yolanda rechaza que entre alguien de su cuota. Y a Podemos no le viene mal porque así hace valer sus cinco diputados toda la legislatura, para que el PSOE tenga que negociar con ellos como si fueran un grupo más, y eso les permitiría ir por separado a las europeas, sin Sumar", señala una persona que conoce muy bien al jefe del Ejecutivo. Lo que ya parece asentado es que Igualdad la recuperaría el PSOE, ahora en manos de Irene Montero, salida segura del Consejo de Ministros.

Podrían seguir en el Gobierno Alegría, Rodríguez, Morant y Escrivá

De los ministros del ala socialista, en el círculo de confianza de Sánchez creen que podrían continuar —además de Montero, Bolaños y Ribera—, Pilar Alegría (Educación), Isabel Rodríguez (Política Territorial), Diana Morant (Ciencia) y tal vez José Manuel Albares (Exteriores). Las dos primeras son hoy portavoces del partido y del Ejecutivo. Alegría integra el anillo de poder del presidente y podría mantener su cartera o bien cambiar de área, igual que Rodríguez. Y Morant es vista como una posible sucesora en Valencia de Ximo Puig, expresident de la Generalitat y todavía secretario regional del partido.

Jugar también con la dirección de los grupos

En Ferraz también creen que es posible que siga en el Gabinete la titular de Defensa, Margarita Robles, no solo porque pilota un área muy sensible en una coyuntura delicada, por la guerra en Ucrania y entre Israel y Hamás, sino por su perfil, más templado, útil para el presidente pues le permite dirigirse a través de ella al electorado más centrado. Es probable asimismo que Sánchez revalide a un ministro sin sangre de partido pero que le gusta mucho, José Luis Escrivá, responsable de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.

Opera igualmente la clave territorial, no resuelta desde el 28-M, y eso podría suponer la proyección de Alegría o el fichaje de Ximo Puig

En la composición del nuevo Gabinete opera otra clave más, muy relevante, la del poder territorial. Como recuerdan en el entorno del presidente, hay un cabo no resuelto desde las elecciones del 28 de mayo, en las que el PSOE perdió la inmensa mayoría de su poder en comunidades y ayuntamientos. El adelanto de las generales al 23 de julio impidió que se abriera un debate interno y se activara la sucesión en algunas federaciones. El caso más paradigmático es Aragón, en la que se cuenta con la caída del ya expresidente Javier Lambán, que podría ser sustituido, más adelante, con la propia Pilar Alegría. Pero también podría desencadenarse en Valencia. Sánchez podría reclutar a Ximo Puig como ministro —tal vez de Política Territorial—, para reforzar políticamente su Ejecutivo y para abrir la sucesión en la federación. Es decir, que según los movimientos que haga Sánchez "podrán vislumbrarse cambios a futuro" en el partido.

Entre los ministros con más papeletas, a priori, para salir del Gabinete, siempre según distintas fuentes socialistas, se situarían Fernando Grande-Marlaska (Interior), Pilar Llop (Justicia), Raquel Sánchez (Transportes) o José Miñones (Sanidad). Para Interior, un fijo en las quinielas es Antonio Hernando, ex director adjunto en la Moncloa y portavoz del ramo en el Congreso cuando Alfredo Pérez Rubalcaba, su maestro político, era titular del ministerio.

Pero, como recuerdan también algunos dirigentes territoriales, la tarta completa estaría abierta. Es decir, que también podría haber cambios en las direcciones parlamentarias y saltos de Congreso a Gobierno o a la inversa. Ya lo advertían en el círculo del presidente: nada se puede dar por seguro ni hecho. Las piezas deberán encajar en aproximadamente una semana.