El presidente empleó la expresión correcta, la que recoge el diccionario. "Crisis de gobierno". O sea, la "situación política en que uno o más miembros del Gobierno han dimitido o han sido destituidos". Pero no es la habitual en él cuando de lo que se trata es de un ajuste limitado en su Gabinete. Y eso es lo que en el PSOE, y en el Ejecutivo, esperan que ocurra este viernes. Un pequeño retoque, obligado por la salida de Nadia Calviño, vicepresidenta primera y ministra de Economía, Comercio y Empresa. Aunque la expectación respecto al próximo movimiento de Pedro Sánchez es total, lo que se prevé es que la reemplace con un nuevo titular de la cartera —con asiento ya en el Consejo de Ministros o que se incorpore a él como nuevo fichaje— y que la vicepresidencia recaiga, en principio, o en María Jesús Montero, que es la que tiene más papeletas, o en Teresa Ribera.

Calviño tomará posesión de su nuevo cargo como presidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI), con sede en Luxemburgo, el próximo lunes, 1 de enero de 2024. Un puesto incompatible con el de ministra. Por eso no queda ya tiempo para el relevo. Sánchez partió ayer por la tarde, después de la rueda de prensa posterior al último Consejo de Ministros de 2023, hacia Irak, para visitar a las tropas españolas destacadas en el país, y tendrá jornada de trabajo este jueves, para por la tarde regresar a España. Lo que hizo este miércoles, pues, era confirmar el movimiento previsible, pero en cierta medida infló las expectativas por la forma de avanzarlo, y porque después en su equipo tampoco añadieron más detalles. "La crisis de gobierno ya les anuncio que será este viernes y conocerán a los protagonistas el próximo viernes", comentó a los periodistas. Crisis de gobierno en lugar de reajuste o de pequeña remodelación ministerial, y los protagonistas, en plural.

Más cambios podrían llegar con las europeas, por si decide lanzar a alguno de sus ministros o postularlo como comisario. Ahí todos los ojos miran a Ribera

Aunque a varios ministros y dirigentes socialistas consultados les llamaron la atención las palabras empleadas por el presidente, todos las descodificaron del mismo modo: se tratará de un mero relevo en Economía y un ajuste en las vicepresidencias. Según coinciden todos, no tendría sentido que Sánchez introdujera cambios más profundos cuando el nuevo Gobierno lleva apenas un mes de rodaje —tomaron posesión de sus carteras el 21 de noviembre— y no se han producido incendios que justifiquen más sustituciones. Más cambios, señala un veterano cuadro del partido, pueden llegar para las elecciones europeas de junio de 2024, sobre todo si decide lanzar a alguno de sus ministros como candidato a la Eurocámara o bien lo postula como comisario. Y ahí todos los ojos miran a Ribera, que ha ido robusteciendo su perfil internacional como experta en clima y energía en sus cinco años como titular de Transición Ecológica y pieza imprescindible del equipo de Sánchez.

¿Y quién reemplazará a Calviño? En las quinielas circulan distintos nombres, pero no hay confirmación oficial: el presidente, como siempre, guarda con celo la nueva composición de su Ejecutivo, sin adelantar nada. La primera opción que se barajó, la obvia, era la promoción de José Luis Escrivá, ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones y que, tras la remodelación del pasado mes, perdió galones al asumir la titularidad de un nuevo departamento, Transformación Digital, desgajado del macroministerio que dirigía Calviño en la pasada legislatura. A su favor tiene la reforma aprobada de las pensiones pactada con Bruselas, su formación y trayectoria —es economista especializado en Análisis Económico y Econometría y fue presidente de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) entre 2014 y 2020—, su interlocución con la Comisión Europea y el reconocimiento y afecto personal que le tiene Sánchez. En su contra, aseguran sus compañeros de Gabinete, su menor cintura en las negociaciones y su temperamento.

La 'vía De la Rocha'

El sucesor de Calviño, sin embargo, podría estar ahora fuera del Gobierno. Entre los candidatos, dos técnicos muy ligados a la todavía vicepresidenta primera y que representarían continuismo en la gestión: su secretario de Estado de Economía y Apoyo a la Empresa, Gonzalo García Andrés, o el secretario general del Tesoro y Financiación Internacional, Carlos Cuerpo. Pero también sería posible que Sánchez repescara a David Vegara, secretario de Estado de Economía con Pedro Solbes (2004-2009) y consejero del Banco Sabadell desde 2015.

García y Cuerpo son colaboradores de Calviño y Vegara y Campa fueron secretarios de Estado de Solbes y Salgado

José Manuel Campa, su sucesor en el cargo de dos de Economía (2009-2011), con Elena Salgado como ministra, también sería otra posibilidad. Él es, desde 2019, presidente de la Autoridad Bancaria Europea (EBA). Otro nombre que aflora es el de Ángel Ubide, director de estudios económicos del hedge fund estadounidense Citadel. Inició su carrera como economista en el Fondo Monetario Internacional (FMI) y pasó por Tudor Investment Corporation, D. E. Shaw & Co y Goldman Sachs. Su relación con Sánchez viene de lejos, porque ya formó parte de su comité de notables (su Gobierno en la sombra) de 2015-2016. Vegara, Campa o Ubide cumplirían el requisito de cualificación técnica, pero también el de un mayor perfil político que Cuerpo o García Andrés.

El presidente también podría optar por una persona de su máxima confianza, con sitio hoy no en el Consejo de Ministros, sino en su equipo en la Moncloa: Manuel de la Rocha Vázquez. Él ha sido su sherpa económico desde 2018, al que ascendió en el último rediseño: le nombró director de la Oficina de Asuntos Económicos y G-20, con rango de secretario de Estado desde el pasado 28 de noviembre. Aunque es uno de sus colaboradores imprescindibles, Sánchez podría premiarlo con un ministerio, como también hizo en 2021 con José Manuel Albares (Exteriores) y Félix Bolaños (Presidencia y ahora también Justicia), ambos miembros de su equipo íntimo en la Moncloa en 2018.

Menos opciones para un macroministerio de Economía y Transición

Lo probable es que el nuevo responsable de Economía, Comercio y Empresa herede el departamento, pero no la vicepresidencia primera, en manos de Calviño desde hace dos años y medio. Las dos candidatas mejor situadas para ese puesto son las actuales vicepresidentas tercera y cuarta, María Jesús Montero y Teresa Ribera. En el caso de la primera, se trataría de un reconocimiento obvio a quien es su absoluta mano derecha, junto al propio Félix Bolaños. Montero es titular de Hacienda desde que Sánchez llegó a la Moncloa, en junio de 2018, y ha ido ganado influencia y poder en el líder. En 2022, la nombró vicesecretaria general del PSOE. Así, si se hiciera con la vicepresidencia primera, acumularía un inmenso poder, al ser la número dos del Gobierno y del partido. Dirigentes próximos al presidente no lo ven ningún problema, puesto que no habría incompatibilidad ninguna y sería llevar al papel lo que ocurre de facto. Además, apunta otra fuente gubernamental, elevarla de rango la "empoderaría" frente a Sumar y frente a los socios de investidura.

Montero y Ribera podrían heredar la vicepresidencia primera de Calviño. Si es la dirigente andaluza, sería "empoderarla" más. Con la titular de Transición, se elevaría el perfil verde del Ejecutivo

Sin embargo, para equilibrar más el poder en el segundo escalón, Sánchez podría situar en la vicepresidencia primera a Teresa Ribera, para aumentar su proyección —tal vez con vista a las europeas—, para recompensarla por su gestión en Transición dentro y fuera de España y para remarcar el perfil verde del Gobierno. Fuentes próximas a Ribera señalan que ella no tiene aún ninguna noticia —"pero el presidente te lo dice diez minutos antes"—, pero añaden que podría tener lógica ese movimiento. Lo que sí descartan, en principio, es que ella sumara Economía a Transición, ya que se formaría un departamento enorme de complicada gestión. Esa promoción, sin embargo, y paradójicamente, podría dificultar su salto a Europa, porque "sería más lío" reemplazarla, resume un dirigente madrileño, si marcha a Bruselas.

La vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Economía, Comercio y Empresa, Nadia Calviño, el pasado 21 de diciembre de 2023 en el Congreso, en su comparecencia sobre los últimos avances relativos al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. EFE / JAVIER LIZÓN

El nuevo titular (o la nueva titular) de Economía podría quedarse con la vicepresidencia cuarta que dejaría vacante Montero. O también podría no alcanzar ese segundo peldaño del organigrama, con lo que esa cuarta vicepresidencia desaparecería. Se amortizaría. También Sánchez deberá decidir quién preside, en sustitución de Calviño, la poderosa Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos Económicos (CDGAE), que coordina toda la política económica del Ejecutivo.

Solo el presidente tiene las cartas. Solo él las mostrará, y lo hará este viernes. Todo irá rápido: tras su anuncio, publicación en el BOE en una edición extraordinaria, luego promesa en la Zarzuela ante el Rey y finalmente traspaso de carteras. Todo el mismo día: el 29 de diciembre, antepenúltimo día del año.