El viaje de Pedro Sánchez a Rabat y su audiencia en palacio con Mohamed VI, un año después del desplante del rey, no ha servido para desbloquear la apertura de la aduana de Melilla, cerrada desde 2018, ni la creación de la de Ceuta, los que debían ser los principales hitos de la nueva era de una relaciones bilaterales que, según Sánchez, pasan por "su mejor momento en décadas".

"Debemos seguir trabajando en la normalización aduanera, parte esencial de nuestra agenda bilateral", ha señalado Sánchez en la breve rueda de prensa posterior a su encuentro con Mohamed VI tras un viaje relámpago anunciado por sorpresa la víspera. "En 2023 completamos con éxito las pruebas necesarias y por parte española todo está listo para empezar la cooperación regular en las aduanas de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla", ha deslizado.

"Por parte del grupo de trabajo de la parte española todas las tareas están hechas", ha respondido a una de las preguntas. "Es una de las cuestiones que hemos tratado en nuestra reunión con el Gobierno de Marruecos. Hemos quedado que pronto va a haber una reunión entre ambos gobiernos para clarificar cuál va a ser la normativa de aduanas y espero que pronto podamos tener avances significativos en esta cuestión", ha agregado sin proporcionar más detalles. Moncloa ha dejado fuera de la cobertura informativa a este periodista de El Independiente. Una treintena de informadores ha acompañado a Sánchez en el avión.

Marruecos vuelve a dar largas

La parte marroquí, sin embargo, ha vuelto a dar largas y ha evitado fijar ningún plazo para una reapertura que Moncloa lleva vendiendo desde la primera visita de Sánchez a Rabat en abril de 2022 tras protagonizar el histórico cambio de posición en el Sáhara Occidental. "El jefe de Gobierno marroquí me ha asegurado que tan pronto como se completen los preparativos de la parte marroquí vamos a poder empezar. Con esa normalización aduanera nos vamos a proponer impulsar un comercio transparente y regular que debe redundar en beneficio de las regiones vecinas", ha insistido Sánchez sin conseguir ningún fruto de su viaje a Rabat.

El presidente del Gobierno ha recibido la misma contestación que cosechó José Manuel Albares el pasado diciembre, cuando en una visita a Rabat su homólogo marroquí Naser Burita le dijo en rueda de prensa que la apertura de las aduanas de Ceuta y Melilla "no es un problema de compromisos o político, es un problema de implementación técnica". Albares había manifestado justamente lo contrario: que por parte de España "todo estaba listo", tal y como ha recalcado este miércoles Sánchez.

La asfixia comercial de las ciudades autónomas era uno de los temas sobre la mesa. El Gobierno protagonizó en marzo de 2022 un histórico cambio de posición en el contencioso del Sáhara Occidental que sustentó, entre otros motivos, en la necesidad de proteger a ceutíes y melillenses. Al alinearse con las tesis marroquíes sobre la autonomía para la ex colonia española, el último territorio por descolonizar de África, el Ejecutivo español quebró 47 años de neutralidad activa.

Sánchez regresa este viernes de su viaje exprés a Marruecos sin avances en las aduanas, para desazón de los gobiernos de Ceuta y Melilla, ambos en manos del PP. En 2023 se llegaron a efectuar tres operaciones de prueba entre los meses de febrero y mayo, sin más progresos desde entonces. Tampoco han cesado los cuestionamientos de funcionarios y medios oficialistas marroquíes sobre la soberanía de Ceuta y Melilla, que Rabat considera "presidios" necesitados de ser liberados.

En la declaración conjunta que selló la reunión de Sánchez con Mohamed VI en Rabat el 7 de abril de 2022, ambos países se comprometían a trabajar por “la plena normalización de la circulación de personas y de mercancías” así como el restablecimiento “de manera ordenada, incluyendo los dispositivos apropiados de control aduanero y de personas a nivel terrestre y marítimo”.