El Gobierno español ha concedido a un miembro del majzén, el círculo del rey Mohamed VI, la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio, una de las más altas condecoraciones que concede el Estado español. El agraciado, propuesto por los ministerios de Educación y Exteriores, es André Azoulay, consejero real del reino alauí y representante de la comunidad judía marroquí.

La concesión se produce "en atención a los méritos y circunstancias que concurren en el señor André Azoulay, Consejero Real del Reino de Marruecos, a iniciativa del Ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, y a propuesta de la Ministra de Educación, Formación Profesional y Deportes, previa deliberación del Consejo de Ministros en su reunión del día 27 de febrero de 2024", señala el BOE sin aportar más detalles de los supuestos méritos de Azoulay.

La Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio se otorga a personas que supuestamente han sobresalido por sus aportaciones en el ámbito de la cultura, la educación, la ciencia, la docencia o la investigación. Creada en 1939, esta orden civil tiene su origen en la antigua Orden de Alfonso X el Sabio, fundada en 1902 por el rey Alfonso XIII para premiar los méritos literarios y científicos.

Un rostro venido a menos

Azoulay es unos de los rostros que ha permanecido durante décadas cerca del poder en Marruecos. Bautizado en círculos israelíes como "el judío más poderoso del mundo musulmán", André ha sido consejero real de Mohamed VI y de su padre Hasán II. Es copresidente de la Fundación Tres Culturas del Mediterráneo, establecida por Marruecos y la Junta de Andalucía con sede en Sevilla. En 2020 le fue concedida la Medalla de Andalucía a la Solidaridad y la Concordia y son habituales sus reuniones con el poder político andaluz, desde en su día la socialista Susana Díaz al actual presidente, el popular Juanma Moreno Bonilla.

Con 82 años, André ha ido perdiendo influencia en la corte alauí a pesar de su continua presencia pública. “Antes era un instrumento para la imagen de apertura de la monarquía, pero parece estar fuera de escena, víctima de la ausencia del rey y la elección de éste de seguir siendo accesible sólo para unos pocos, por un lado Fouad Ali El Himma y por otro los hermanos Azaitar”, comenta a este diario una fuente conocedora de los entresijos del poder marroquí. “Sigue intentando aparecer como influyente, principalmente a través de las numerosas fundaciones que preside, pero parece no tener acceso al rey ni a los expedientes importantes del reino, incluidas las relaciones con Israel y Estados Unidos, de las que estaba totalmente marginado”, concluyen.