Es difícil, o prácticamente imposible, que un pleno del Congreso se abstraiga de las dinámicas nacionales y, ahora mismo, del ambiente electoral. El de este miércoles, menos. El presidente del Gobierno compareció para dar cuenta del último Consejo Europeo, el del mes pasado, y de las relaciones con Marruecos, y centró su primera intervención en el conflicto entre Israel y Hamás, la necesidad del reconocimiento de Palestina como Estado —"España está preparada" para dar ese paso—, en la guerra en Ucrania, las amenazas geopolíticas que se ciernen sobre Europa y, en contraste, el buen desempeño económico de España en un contexto tan tensionado. No incluyó anuncios en su alocución, se trataba, justificaban en la Moncloa, de un "discurso de altura, bien medido, consciente de los riesgos que hay en este momento en el mundo, volcada en la paz y también en la seguridad". No se privó, no obstante, de cargar contra una oposición "tóxica". "Algunos quieren ocultar esta realidad bajo el fango, quieren ocultar los buenos resultados del Gobierno y su ausencia de proyecto político bajo el ruido, la calumnia y la crispación, usando técnicas trumpistas y bolsonaristas, las de una internacional ultraderechista que trata de debilitar nuestra democracia e intoxicar el debate público", lanzó.

No es que haya bajado al barro, es que ha brotado de él. Ausencia de propuestas, mentiras e insultos y nada constructivo", le afea

PP y Vox, en cambio, sí introdujeron con rotundidad la política nacional en el menú. Y Pedro Sánchez entró de lleno a ella en su larga réplica en la Cámara baja. El jefe del Ejecutivo resumió la labor de Alberto Núñez Feijóo al frente de los populares como una oposición "destructiva", que se basa "en la nada y el lodo". Como un líder sin "proyecto", vacío de "propuestas", "cargado de calumnias". Le recomendó con sorna que "trabaje", porque solo así el PP será creíble como alternativa al Gobierno de coalición progresista.

"Ni una brizna de análisis", le afeó, reprochándole que no aporte soluciones para el conflicto en Gaza, que no hable del desastre humanitario en la Franja, o de la desestabilización del Sahel o que no dé respuestas para gestionar la guerra en Ucrania. "No es que haya bajado al barro, es que ha brotado de él. Ausencia de propuestas, mentiras e insultos y nada constructivo", señaló Sánchez, añadiendo que puede comprender que no se sienta "cómodo en los debates geopolíticos y macroeconómicos", pero no que le falte "ambición e interés" y ni siquiera "se moleste en aprender sobre ello, ni de construir un proyecto".

El presidente apretó a Feijóo por su "ambigüedad calculada" en la posición sobre Israel. El líder del PP había asegurado que su formación sigue apostando por la solución de los dos Estados —fue la que el Congreso aprobó en 2014, cuando era Mariano Rajoy quien ocupaba la Moncloa—, pero añadió que es clave el cómo y el cuándo y que es necesario que la solución sea el resultado de un proceso negociador y del aval de una masa crítica de más países.

"No responde porque ni puede ni sabe"

Sánchez se mofó de esa postura, aprovechando que la semana pasada José María Aznar marcó el paso del PP al asegurar que no se puede reconocer aquello que "no existe". "¿Piensa como Aznar que Palestina no debería existir? ¿Cuándo toca el reconocimiento? Si no es ahora, ¿cuando? Dice que cuando lo hagan más países de peso. ¿Es esa su política internacional? Silencio incómodo, cara de circunstancias, no responde porque ni puede ni sabe", recriminó el presidente, que a continuación reivindicó la "soberanía de España en la sede de la soberanía nacional". Es decir, que España puede actuar de manera autónoma, sin depender de lo que hagan otros grandes países, aunque el Gobierno sí es cierto que quiere concertar su paso con otros Estados, y eso explica de hecho la gira que arranca mañana jueves en Varsovia y que seguirá el viernes en Noruega e Irlanda y que continuará la próxima semana.

Feijóo asegura que apoya la solución de los dos Estados, pero cree que cuando haya una masa crítica de países que lo apoyen. El presidente le responde que España es soberana y le pregunta si cree como Aznar que Palestina no debiera existir

El reconocimiento de Palestina, insistió, "no es una cuestión de ideología". Él mismo firmó un compromiso con otros tres países —Irlanda, Eslovenia y Malta— cuyos primeros ministros pertenecen a familias políticas distintas. Defendió que es una cuestión de "justicia histórica", que va en el "interés de Europa", que "apoyan una mayoría de españoles" y que es un "paso esencial para detener un conflicto". Además, recordó mordaz, el PP llevaba la solución de los dos Estados en su último programa electoral, el de las generales del 23-J, en la página 100.

Lo que venía a expresar Sánchez es que Feijóo es un líder débil al que le marca el paso Aznar, "el amigo de Gadafi" que "arrastró a España a una guerra inútil", la de Irak en 2003. El dirigente gallego, para el presidente, se limita a "bajar la cabeza y asentir lo que dicen otros", como cuando Isabel Díaz Ayuso y su jefe de Gabinete, Miguel Ángel Rodríguez, le dicen que "no husmee en la corrupción de la Comunidad de Madrid".

La argumentación de Sánchez le llevaba a concluir que la "oposición destructiva" del PP "se basa en la nada y el lodo". Y lo decía también el presidente por la línea económica de los populares, que se reduce a "teorías neoliberales trasnochadas" que ya han quedado aparcadas en otros países y "vaticinios apocalípticos que nunca acierta". "El problema no es que la economía no sea su fuerte, que nunca lo ha sido", le espetó, irónico, "el problema de fondo es que son malintencionados, no buscan describir la realidad, sino empeorarla, insuflar miedo, enturbiar la buena marcha de la economía". "Quieren hacer daño a España para arañar unos votos. ¿Qué patriotismo es ese? ¿Cuál es su proyecto para España y para Europa? ¿El milagro económico que acabó en la cárcel?", achuchó Sánchez.

"La máquina del lodo", que decía Eco

El jefe del Ejecutivo resumió el propósito de la intervención previa de Feijóo: "Ha venido cargado de calumnias y le traigo un consejo: trabaje. Si no se toma en serio, no se tomará en serio al PP. Cambien de estrategia. Lo intentaron en la pasada legislatura y no les sirvió de nada. Están solos y mal acompañados por [Santiago] Abascal", líder de Vox.

Sánchez ofrece su "mano tendida" a Feijóo si se cansa de "competir" contra Ayuso y Abascal y opta por la "política útil" y la "moderación"

Umberto Eco. El presidente se remitió a una expresión acuñada por el escritor y semiólogo italiano para describir una oposición "destructiva": la "máquina del lodo". Es, a su juicio, aplicable al PP: "El modo de deslegitimación del adversario que consiste en denunciar cosas escandalosas e inexistentes para enturbiar el debate público".

Es decir, el Ejecutivo responsabiliza al PP de ser el creador de la crispación: "Usted no tiene nada, no tiene nada que aportar de nuevo, y se dedica a echar lodo, mentir, manipular y crispar", le lanzó, para recomendar de nuevo a Feijóo que trabaje en una línea de oposición distinta y espere hasta las siguientes generales, en 2027.

El Gobierno promete que no cometerá el error que aprecia en el PP: "Los ciudadanos no nos pagan para insultarnos, sino para proponer soluciones a sus demandas. Y es lo que voy a hacer". Es decir, que no entrará en el "barro" de la oposición.

Su último mensaje para Feijóo fue de cierta conciliación, aunque tirando de ironía: "Si se cansa de competir con Ayuso y Abascal por ver quién imita mejor a [Donald] Trump y opta por la moderación y la política útil, aquí me tendrá con la mano tendida, dispuesto a debatir sobre lo importante. Pero lo digo con cierto escepticismo". Sánchez no se cree que el líder popular vaya a recular. Ni espera que cambie su estilo de oposición. Seguirá moviéndose, y lo reiteró una y otra vez en la sesión de control que siguió a su comparecencia en el Congreso, en "la nada y el lodo".