El bipartidismo se revitaliza. Aunque muy ligeramente. Así lo determinan los últimos sondeos publicados a nivel nacional. Frente a la suma de porcentaje de votos de las pasadas generales, donde PP y PSOE consiguieron el respaldo del 64,8% de los electores, la media de encuestas da un ascenso de al menos un punto a esa suma. El contexto de debate político, a veces aparentemente artificioso, beneficia a ambos actores y deja pocas opciones de predominar a sus competidores en los polos extremos. Es lo que está ocurriendo en estas últimos meses: la agenda política, copada por la amnistía a los autores e involucrados en el procés y la derivada política de la trama Koldo, en las respectivas comisiones de investigación de compra de mascarillas desplegadas en el Congreso de los Diputados y el Senado, han dejado casi sin elementos para destacar a Sumar y a Vox.
Al PSOE, grupo mayoritario del Gobierno de coalición, se le responsabiliza de la amnistía a cambio de la investidura. Pedro Sánchez, pese a todo, cree que es "un paso valiente y necesario para el reencuentro" con Cataluña. Mientras que el PP, principal partido de la oposición, es el único capaz de acudir al Tribunal Constitucional en solitario para buscar el amparo -y la inconstitucionalidad de darse- ante leyes como ésta. Pero también de desplegar una acción más allá de la teoría -en la línea en la que estaría Vox- contra los socialistas y sus socios parlamentarios, como le capacita su mayoría absoluta en el Senado. Contrapeso a los socialistas en esta legislatura que se equilibra con la docena de territorios de signo conservador. Socialistas y populares son antagonistas en esta cuestión.
Por otro lado, el PSOE es el afectado indirecto -no se acredita vínculo judicial en el sumario- del caso Koldo, por las relaciones con José Luis Ábalos, su ex asesor Koldo García o los negocios con administraciones socialistas. Y ante ello, el PP se erige como oposición férrea usando el Senado. Así como estar personado como acusación popular en la investigación. La Cámara Alta es esencial para esa oposición mediante la comisión de investigación constituida. En la Baja, el PSOE ha desplegado la suya con el foco en personalidades populares para contrarrestar la acción. Este asunto, de nuevo, queda entre los dos partidos predominantemente.
De Puigdemont al requerimiento de Ayuso
Pese a ese segundo plano, Yolanda Díaz dio uno de los primeros pasos de acercamiento a Junts y a Carles Puigdemont en Bruselas, a título personal, como líder de Sumar. Para desbloquear la investidura de Sánchez, y para "explotar todas las soluciones democráticas para desbloquear el conflicto político" en Cataluña, afirmaron desde la formación magenta, en su momento, a principios de septiembre. Otro aspecto destacado de la formación en este asunto, ya rodada la legislatura, fue la de votar las enmiendas de Junts a la amnistía en el Congreso, como forma de tender puentes a los neoconvergentes e intentar así reabrir un diálogo que terminó desbloqueándose. Nuevamente, el foco fue para PSOE y Junts.
Sumar pierde entre uno y dos de cada diez votantes del 23-J en favor del PSOE de Sánchez y solo retiene a la mitad"
Entre medias, el partido adoptó un perfil bajo en el asunto, en favor del desgaste del PSOE que, en cambio, no ha rentabilizado. Los sondeos hablan de fugas de entre el 10% y el 20% del voto a los socialistas y una fidelidad menor a la mitad del electorado de 2023. Ahora, con la cuestión llevada al Senado, el papel de Sumar es irrelevante. El PP sigue apuntando al PSOE como objeto de oposición y a la presidenta del Congreso, Francina Armengol, por rechazar por "improcedente" el conflicto institucional fomentado. Que califica de "injerencia".
En cuanto a las comisiones de investigación del caso Koldo, Sumar, que marcaba perfil contra la corrupción nada más sentar el escándalo, quedaba pronto al margen de la pelea sobre las responsabilidades. El PP instalaba el marco de un PSOE favorecedor de irregularidades y achacaba a Sánchez estar al tanto de todo. Incluso motivaba, al calor de las informaciones publicadas, una derivada sobre la relación de su esposa, Begoña Gómez, con Air Europa [empresa rescatada por el Ejecutivo y en la que Víctor de Aldama, uno de los empresarios investigado, asesoraba] y su supuesta intermediación con una UTE en la que participaba Carlos Barrabés [el creador del máster de la UCM que ella dirige ahora] y el Gobierno para recibir licitaciones por valor de más de siete millones de euros. Así lo publicó El Confidencial.
Y ante todo eso, los socialistas han respondido convocando a comisión y centrando el foco en la pareja de Isabel Díaz Ayuso, Alberto González Amador, a quien se investiga por cometer, supuestamente, dos delitos fiscales en los ejercicios de 2020 y 2021, así como uno de falsedad de documento mercantil. También en otros perfiles regionales del PP. De hecho, los populares se quejan de que en la comisión de mascarillas del Congreso solo un quinto de los 131 convocados tiene que ver con la materia a tratar. Sumar se adelantaba en la solicitud pública al PSOE, que se contenía. Pero la inclusión de Ayuso en las listas socialistas volvía a dejar fuera de plano a Sumar. Igualmente, la presidenta de la Comunidad de Madrid sitúa en el objetivo de confrontación a Sánchez, lo que no ayuda a los magentas.
Entre los inconvenientes extra que arrastra Sumar es que el contexto, de por sí, tampoco permite explotar el alma social del partido. Algo patente por el corte de los ministerios que dirige: Trabajo, Derechos Sociales, Sanidad y Juventud e Infancia [Cultura es la excepción]. Al no haber Presupuestos, hay dificultades para explorar grandes medidas que impacten entre el público. Algunas de las reformas fiscales de gravámenes temporales, por ejemplo el de la banca, las energéticas o las grandes fortunas estaban tratándose en el marco de las negociaciones. Ahora deberán abordarse paso a paso y por vías como la del real decreto ley. Esa fórmula deberá hacerse con el ajuste del IRPF del SMI, el incremento del IMPREM o la subida de sueldo a los funcionarios.
El portavoz de Sumar, Íñigo Errejón, afirmó que la renuncia a fomentarlos, tras la convocatoria electoral catalana, era una forma de "bajar los brazos" en un momento difícil para la sociedad. La mejor baza para los magentas siguen siendo los datos de empleo. Ejemplo es que España ha alcanzado las 10 millones de mujeres afiliadas por primera vez en la historia. El mismo portavoz, en la última comparecencia parlamentaria, dijo a Sánchez que "las coaliciones no se salvan solas ni yendo por separado".
Igualmente, en cuestiones como Palestina, la iniciativa la lleva Sánchez, con viajes oficiales como el de la semana pasada a Polonia, Noruega e Irlanda en pro de trabajar por los dos Estados. Este martes, con la negativa de Pello Otxandiano, de EH Bildu, a calificar a ETA de "banda terrorista", Mónica García no pudo trasladar la opinión como integrante de Sumar. Pilar Alegría, portavoz del Ejecutivo, del PSOE, indicó en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros que "esta mesa traslada las opiniones del Gobierno".
Las elecciones vascas, además, no permiten tener un foco amplio. Ni a Sumar ni a Vox. La configuración de pactos se limita a tres a priori: PNV-PSE; PNV-EH Bildu o, en caso necesario, PNV-PSE-PP. En el caso de los magentas, el reflote de materias como la Vivienda o el gasto en Defensa del Ejecutivo son cuestiones pueden empezar a explotar para recobrar presencia mediática. A lo segundo se opuso la cuota magenta en el Consejo.
Vox busca reflotar con la inmigración
Las generales del año pasado dieron al PP esa capacidad de lidiar desde el Senado ante algunas decisiones del Gobierno, lo que supone mayor visibilidad de oposición e independencia, pero también dejaron sin posibilidad a Vox de recurrir a herramientas clave para ellos como la moción de censura [utilizada dos veces desde su entrada en el Congreso] o los recursos al TC.
Pese a ello, los de Santiago Abascal no han cesado en su intento de estar en el debate: propuestas parlamentarias o anuncios de querellas, por ejemplo. Todo contra los partidos independentistas o vinculados a cuestiones como el gasto político, entre otros. Vox empezó fuerte entre septiembre y noviembre contra la amnistía, por la vía judicial, con querellas contra Sánchez, Puigdemont, sus partidos o los miembros del PSOE y Sumar de la Mesa del Congreso, como Armengol, que admitiesen a trámite la proposición de ley socialista. Pero los rechazos del Supremo, a esa o a la petición de suspensión del pleno de investidura, dejaron sin recorrido los procedimientos.
Esa competencia judicial con el PP, a quien se adelantó, pronto pasó a una presión directa contra Génova, a quien se le pedía que bloquease con su mayoría el trámite en el Senado. Algo que, tras rechazar los populares reiteradamente, y consultar con los letrados de la Cámara, no se produjo. A ello, le siguió la propuesta de un planteamiento de conflicto institucional, lo cuál sí se planteó pero no capitalizó como propio Vox. Entre medias, Vox anunció acciones territoriales, como recursos de inconstitucionalidad al TC, en aquellos gobiernos de coalición en los que participa, aunque el PP no movió ficha en ese sentido. Tampoco en Castilla y León, donde el pacto está más asentado.
La amnistía y las comisiones de investigación de la compra de material sanitario apuntan a seguir candentes hasta casi finales de año"
Ante esa incapacidad de sacar rédito con la amnistía frente a un PP sólido, Vox juega una carta fundamental para no perder voto: asemejar a populares y socialistas en otras cuestiones en las que Vox saca pecho: contra la transición ecológica, la inmigración o los pactos de Estado como el CGPJ -sigue sin cerrarse-. La tesis de Abascal es que el PP hace oposición "a media jornada". El PP lo justifica por su papel institucional de debido cumplimiento.
La intención de distinguirse del PP, sobre todo para los comicios vascos -en los que podrían desaparecer- y los catalanes, en los que está en juego el liderazgo sobre el PP dentro de la corriente constitucionalista de derecha, ha hecho que el partido apueste todo a la inmigración. Es el tema estrella de la campaña, que acaba mañana. Se enlaza con todo: cuestiones sociales, nacionalismo y seguridad. El campo aparece como tema secundario y complementario, que se agudizará conforme lleguen las europeas.
El último intento de Vox para mostrarse más incisivo que el PP contra Begoña Gómez ha sido añadirla en sus listas de comparecientes en las comisiones de mascarillas del Congreso y el Senado. Sin mayoría en la primera, sólo quedaba la Cámara Baja para presionar, pero el PP de momento opta por que las explicaciones emanen del Gobierno y de la documentación solicitada. Sumar y Vox deberán lidiar con dos temáticas que, pese a fomentar el agotamiento público, seguirán candentes en lo que resta de año.
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