El ambiente, el clima, es un actor fundamental en la política, sobre todo para la creación de estados de ánimo, algo capital en un partido tan —siempre se dice, pero es que es verdad— ciclotímico como el PSOE. Y ahora los socialistas sienten que el viento sopla a su favor de cara a las elecciones europeas. Ya venían "de crecida", como advierten en la Moncloa, por la concatenación de dos resultados electorales positivos, en Euskadi y sobre todo en Cataluña. Pero ahora se ha añadido un golpe de suerte para Pedro Sánchez: la afrenta del presidente argentino, Javier Milei, y la tibia y confusa respuesta del PP, que pasó de no respaldar al jefe del Ejecutivo a manifestar su "rechazo" a las palabras del mandatario latinoamericano para al final equiparar a ambos. El episodio, según creen en el partido, ayudará a movilizar al electorado progresista, y se suma a la línea que ven ascendente desde hace semanas y que acabará en una competición, la del 9 de junio, "muy igualada". Hasta el punto, estiman, que pueden quedar distanciados "por dos o tres escaños".

El choque, el "ataque frontal" de Milei contra Sánchez y su mujer, Begoña Gómez —a él lo llamó "calaña" y a ella, "corrupta" el domingo en la convención organizada por Vox en Madrid— llenó la actualidad de este lunes, como era perfectamente previsible. El contencioso sigue sin resolverse. El titular de Exteriores, José Manuel Albares, se citó con el embajador argentino en Caracas, Roberto Bosch, para exigirle, por los "cauces del respeto y la cortesía diplomática", la "rectificación pública" por las palabras de Milei. El ministro no aclaró, en su intensa ronda por distintos medios de comunicación de la mañana, si España romperá relaciones diplomáticas con el país latinoamericano si no hay disculpas, aunque en el Ejecutivo se apunta a que esa medida sería hoy por hoy excesiva. De hecho, para encontrar un precedente, habría que viajar hasta 1980, cuando cortó la relación con Guatemala —las fuerzas de seguridad del país asaltaron la embajada española—, aunque se reanudó cuatro años después.

La Casa Rosada insiste en que quien debe pedir disculpas es Sánchez. El Gobierno no apunta hacia una ruptura de las relaciones, que España no ejecuta desde 1980, y fue con Guatemala

Sánchez, en sus primeras declaraciones tras los exabruptos de Milei, se limitó a apuntar que el presidente argentino no estuvo "a la altura" ni hablaba por boca de su pueblo. "Evidentemente, entre los gobiernos los afectos son libres, pero el respeto es irrenunciable", advirtió. Solo adelantó que España dará una respuesta "acorde a la dignidad que representa la democracia española y a los lazos de hermandad que unen a España y Argentina". Por el momento, Milei se niega a dar marcha atrás. El portavoz de su Ejecutivo, Manuel Adorni, insistió ayer desde Buenos Aires, desde la Casa Rosada, en que no habrá rectificación y que quien tiene que pedir disculpas públicas es Sánchez por las declaraciones de su Gabinete de las últimas semanas, entre ellas las del ministro Óscar Puente por haber sugerido que el líder libertario consume "sustancias". Milei se ha llevado la crítica mayoritaria de la prensa de su país.

En el PSOE, sus dirigentes y ministros muestran satisfacción por lo ocurrido, aunque también inquietud por los "riesgos" de la ultraderecha. Están convencidos de que las palabras de Milei refuerzan el marco que la cúpula había diseñado para los comicios europeos, que a su vez había trasplantado de las generales: combate a la derecha y a la ultraderecha, frenarlas para ganar en "derechos", para salvar la democracia. Como apuntaban en el Gobierno, el choque con el dirigente libertario funciona como una "dosis de recuerdo" del 23-J, y en aquella ocasión ese mensaje hizo crecer al PSOE y arruinar las posibilidades de Alberto Núñez Feijóo de alcanzar la Moncloa.

La izquierda reacciona frente a estos discursos de la extrema derecha y más si la derecha los hace suyos, porque ve un riesgo mayor", señala uno de los presidentes autonómicos

"Hemos tenido un golpe de suerte. Está bien un poco de ayuda de vez en cuando", reflexiona un muy relevante cargo institucional socialista. Coincide uno de los tres presidentes autonómicos: "La izquierda reacciona frente a estos discursos de la extrema derecha y más si la derecha los hace suyos, porque ve un riesgo mayor". Un ministro: "Nos ha venido muy bien. Vox es lo que es. Y el PP muy torpe". Un barón regional: "Nos impulsa mucho, mucho. Aunque es muy peligroso". Un cargo municipal: "Esto fortalece a Vox. Y a nosotros nos viene bien para juntar a los nuestros y todos aquellos que están cabreados con el PSOE, al ver esto, a lo mejor no votan al PP". Un secretario provincial: "Es que la convención de Vox, Milei... todo daba miedo. Esto moviliza a nuestros votantes, e incluso a la gente de centro o centro derecha que considere que esto no es normal. Mal, desde luego, no nos viene. Nos regalan el marco de las generales. Y el síntoma inequívoco de que nos viene bien es la rectificación del PP. A medias, si quieres, pero rectificación".

Efecto suma en la militancia

La lectura, pues, es uniforme dentro del partido. La andanada del mandatario argentino servirá, "sin duda", para movilizar, de entrada, al electorado progresista. Y no es un efecto menor, porque en el PSOE dan por hecho que la derecha está muy activa desde hace meses por la ley de amnistía y la expectativa de asestar el golpe de gracia a Sánchez en las europeas, pintadas por Feijóo como una suerte de plebiscito en torno a él. "Y la foto de los empresarios también nos ayuda —puntualiza un líder provincial—. Ver a los poderosos al lado de Milei, sin mujeres al lado... Eso ha acojonado". "Al final, todo va sumando en la militancia. Se suman las vascas, las catalanas y ahora esto. Y si la militancia está ágil y fuerte, los votantes también", destacan fuentes gubernamentales. "Los nuestros están muy enchufados y animados", constatan en Ferraz.

El PP primero fue duro con el Gobierno, luego rechazó las palabras de Milei y al final equiparó a Sánchez con Milei, una posición "incomprensible" para los socialistas

El análisis compartido es que la respuesta de los populares puede amplificar ese efecto Milei. "Yo creo que el impacto positivo en nosotros es más por el desatino del PP al situarse en esa posición tan incomprensible, que no por los ataques del presidente argentino, que hubiesen quedado como lo que son y ya está", apunta una responsable autonómica. Distintos cargos municipales y regionales, también federales, y en el círculo de Sánchez, indican que el PP ha dado muestras de ser "torpe" y "dogmático", "poco inteligente electoralmente", porque al no situarse del lado del presidente, ha permitido que la polémica siga coleando y que este les reproche que "defender las instituciones de los insultos y las difamaciones que eventualmente puedan hacer mandatarios extranjeros no entiende de peros", de excusas. Sánchez, a su vez, arremetió duramente contra Santiago Abascal, por alentar la "violencia política" al preguntarse cómo era posible que no se hubiera "echado a patadas" y "corrido a gorrazos" al Gobierno y a sus socios.

Los populares parecieron enmendarse este lunes. Nada más anunciar Albares que había llamado a consultas a la embajadora española en Buenos Aires, la dirección de Feijóo evitó respaldar a Sánchez con el argumento de que no iba a entrar en su "estrategia" de "movilización" y que su labor era hacer oposición al Gobierno de España, y no al presidente de Argentina. Ayer por la mañana, el vicesecretario de Institucional del PP, Esteban González Pons, introdujo un matiz importante: su partido rechaza las palabras de Milei. A renglón seguido, eso sí, añadió: "Convertir a la mujer de Sánchez en la razón de una posible rotura de las relaciones con Argentina es exagerar muchísimo". Después, el propio Feijóo comparó al líder socialista con Milei. Lo que ha hecho el político libertario, recalcó, es "una muestra de lo que el Gobierno hace todos los días con los que no piensan como ellos".

Los socialistas advierten de que los discursos ultras son "muy peligrosos" y de la "indefinición" del PP, porque se debate entre asumir el discurso de Vox o diferenciarse de él

La actitud del PP sirvió para que la portavoz del PSOE, Esther Peña, saliese en tromba contra el "patriotismo de AliExpress, barato, una copia cochambrosa", de populares y Vox, para denunciar que Feijóo se sitúa "en el lado de los ultras". Para la dirigente socialista, ambos líderes de la derecha, Feijóo y Abascal, "han demostrado ser lo mismo". Ferraz conseguía así ilustrar la asimilación de PP y Vox que vertebra su estrategia de campaña. Pero eso no quita para que en el partido se escuchen reflexiones sobre la preocupación a futuro del auge de la ultraderecha y el seguidismo que aprecian en Génova. "El PP se debate entre la estrategia de diferenciarse y la de asumir el discurso. Sigue analizando cómo puede retener mejor al electorado. Y lo peor es la indefinición", resume un barón autonómico. "Este tipo de discursos son muy peligrosos", observa un jefe de un aparato regional. En el PSOE no se acaba de comprender cómo el PP no se da cuenta de que, al no desmarcarse de Vox, activa al electorado progresista.

También el arrastre de vascas y catalanas

El choque con Milei, en definitiva, puede suponer, a ojos de los socialistas, un pequeño empujón, importante, a una tendencia positiva que venían experimentando después de las elecciones vascas del 21 de abril y, sobre todo, las catalanas del 12 de mayo, en las que Salvador Illa se apuntó una victoria contundente y que le acercan a la presidencia de la Generalitat.

El plebiscito es para el señor Feijóo", recuerdan en el PSOE, donde creen que una victoria por poco margen puede hacer que quien sea cuestionado sea el jefe de los populares

En Ferraz subrayan que la diferencia entre PP y PSOE en estas europeas del 9 de junio puede ser muy pequeña, de "dos o tres escaños o mejor". Es decir, en línea con el sondeo de 40dB para El País y la SER publicado este lunes: el estudio asigna 23 escaños al PP —diez más que en 2019, gracias en parte a la absorción de Cs, que tenía siete— y 20 al PSOE —uno menos—. 33,5% frente a 30,1%. Es decir, que los populares crecen mucho respecto a su pobre resultado de hace cinco años, pero los socialistas, ahora con Teresa Ribera como candidata, aguantan. La encuesta de NC Report para La Razón pinta una ventaja mayor para el PP: 24-25 eurodiputados, por los 18-19 del PSOE. Y el de Sociométrica para El Español deja a los populares con 25 representantes, y a los socialistas con 19. 8,1 puntos de ventaja, aunque el PSOE habría recortado cuatro de golpe tras las catalanas.

"Ya Sigma Dos, antes de las catalanas, otorgaba una ventaja al PP de solo cuatro escaños [23 frente a 19]. El problema para el PP es de dónde venían. Decían que nos iban a arrasar. Si al final nos ganan por tres puntos... Es que además eso está en el margen de error", indican desde el cuartel general socialista, donde advierten de que, al ser una circunscripción única, combinada con una participación baja —no llega ni al 50% cuando, como ocurrirá este 9-J, no coinciden con otros comicios—, pueden entrar listas absolutamente minoritarias, como la del activista ultra Alvise Pérez (Se Acabó la Fiesta). Ya en rueda de prensa, la portavoz remarcaba que su partido confiaba en "torcer el brazo" a las encuestas que dan mucha ventaja al PP. Y advertía de la arriesgada estrategia de Génova: "El plebiscito es para el señor Feijóo". Es decir, él se ha puesto la soga al cuello al situar la contienda del 9-J en esos términos, y si no la gana rotundamente, el cuestionado lo será él. "Nosotros no nos sentimos interpelados por ningún plebiscito. El PP viene de ser cuarto en Euskadi y Cataluña, y si palma estas... cuidado", indican en el cuartel general. Génova, de hecho, también ha ido rebajando expectativas tras el 12-M.

Quedan algo más de dos semanas, y vamos a pelearlas. El resultado puede estar muy igualado, a no más de dos o tres puntos de distancia", indican fuentes del Ejecutivo

Los socialistas calculan que este final de la precampaña y la campaña oficial, que arranca este viernes, 24 de mayo, serán decisivas para consolidar la tendencia al alza del partido. "Quedan algo más de dos semanas, y vamos a pelearlas. El resultado puede estar muy igualado, a no más de dos o tres puntos de distancia", indican fuentes del Ejecutivo. En las generales del 23 de julio, el PP (33,06%) aventajó al PSOE (31,68%) en apenas 1,38 puntos, y en las municipales del 28 de mayo, la distancia entre populares (31,57%) y socialistas (28,13%) fue poco más amplia, de 3,44 puntos.

En la sala de máquinas socialista advierten de que ni siquiera hay que dar por hecho que el PP gane las europeas. "No hay que darnos por perdidos —subrayan—. Vamos a ver qué errores cometen en campaña. Vox les está poniendo muy nerviosos, está muy fuerte y ya lo vimos en Cataluña", donde la ultraderecha clavó su resultado anterior (11 escaños), ni uno menos pese a la subida del PP (de tres a 15 diputados). "Nosotros vamos de crecida, y ellos están desnortados", agregan.

En el PSOE no descartan que puedan dar la sorpresa, que queda toda la campaña, y recuerdan que el PP puede cometer "errores": "Vox les está poniendo muy nerviosos"

"Quedan 20 días", insisten en el equipo de Sánchez. Es decir, mucho tiempo, más que suficiente, creen, para que Feijóo, como ha ocurrido en anteriores campañas, cometa deslices fatales. Por lo pronto, el PP hará de la aprobación de la ley de amnistía —su trámite final en el Congreso llegará el 30 de mayo, en plena campaña— un eje de este 9-J. Una mala estrategia, estiman en el Gobierno, porque ya está amortizada (lo cree igualmente Vox), y más tras las catalanas. La primera puesta en escena de la artillería de campaña se podrá ver este miércoles, en el primer debate de estas europeas. Será un cara a cara entre Teresa Ribera y la cabeza de lista del PP, Dolors Montserrat, en La Sexta. El primer examen para ellas y para los dos grandes partidos.