De Melitopol, uno de los corazones de la industria agraria de Ucrania, a los campos de la región rusa de Chechenia. Es el particular periplo que ha protagonizado la maquinaria agrícola de una empresa ucraniana. La tecnología de geolocalización ha dejado al desnudo el itinerario de los tractores, cosechadoras y plantadoras que se llevaron consigo las tropas rusas tras tomar el control de la zona e irrumpir en las instalaciones de la empresa agrícola.

“El robo de la maquinaría es quizás una venganza por la negativa a suministrar equipos John Deere a la Federación Rusa”, desliza la compañía afectada en una publicación en Facebook en la que da cuenta de las vicisitudes sufridas por las que eran hasta ahora su fuente de ingresos. “Gracias a los sistemas de GPS instalados en los equipos, hemos podido confirmar que se encuentran en una granja en el pueblo de Zakan-Yurt, en la República rusa de Chechenia. Otra prueba de las acciones criminales de los invasores justo en vísperas de la nueva temporada de siembra", denuncia la firma.

Ubicada en la región de Zaporizhia, en una zona considerada la puerta de entrada a la península de Crimea anexionada por Moscú en 2014, la compañía ha hecho público el inventario del robo. Entre la maquinaría sustraída se cuentan varios modelos de cosechadoras, un tractor y una plantadora de la marca estadounidense John Deere, uno de los gigantes de los suministros agrícolas. En total, el valor de las herramientas objeto del expolio supera el millón de euros. En apenas unos días han recorrido los más de mil kilómetros que separan ambos enclaves.

Un tractor prepara la tierra para la próxima siembra en los alrededores de Kiev.

Ataque a la canasta de Ucrania

Hasta que la invasión rusa de Ucrania se inició hace cerca de dos meses, la empresa suministraba maquinaria a las regiones de Dnipro, Zaporizhia, Jersón y Donetsk, el origen de la canasta del país. Era el distribuidor oficial de las principales marcas internacionales de suministros agrícolas y de su servicio posventa.

Las robaron a principios de abril y fueron trasladadas a Rusia. También se hicieron con 20 toneladas de aceites

No son, sin embargo, las únicas máquinas que han desaparecido de sus expositores, situados en el sureste del país, en unas regiones que se hallan bajo ocupación rusa o son objetivo de los hostigamientos castrenses. “El mundo democrático también debe reaccionar ante lo que están haciendo los ocupantes en el sur de Ucrania, en las regiones de Jersón y Zaporizhzhia”, pidió ayer el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky antes de instar a sus habitantes a abrazar la resistencia contra el invasor.

También se ha perdido el rastro de un lote de equipos, entre los que se hallaba una cosechadora y una sembradora cuantificada en más de medio millón de euros. “Las robaron a principios de abril y fueron trasladadas a Rusia. También se hicieron con 20 toneladas de aceites de diferentes marcas que se encontraban en uno de nuestros almacenes”, comentan desde el negocio.

Asimismo, han acabado en manos rusas, lejos de su centro de exhibición, cinco máquinas de la empresa sueca Väderstad por valor de 800.000 euros. Para tratar de detener su uso, la compañía ha difundido los números de serie, acompañados del aviso: “La sede central de la marca ha advertido a todos sus clientes en Rusia que cualquiera que haga uso de máquinas robadas se enfrentará a una demanda”.

Lo han robado todo, cualquier cosa, incluso ropa vieja, igual que ocurrió en Alemania en 1945

“Lo han robado todo, cualquier cosa, incluso ropa vieja y calzoncillos, igual que ocurrió en Alemania en 1945”, señala a El Independiente Taras Kuzio, politólogo ucraniano de la National University of Kiev Mohyla Academy. El saqueo se ha extendido por el campo de batalla. Un ejercicio tan extendido que ha llevado a organizaciones como Human Rights Watch a denunciar que “las leyes de la guerra prohíben el saqueo y el pillaje”. “Cualquiera que ordene o cometa deliberadamente estos actos, o que los ayude o instigue, será responsable de crímenes de guerra”. “Los mandos de las fuerzas que sabían o tenían motivos para conocer estos crímenes pero no intentaron detenerlos o castigar a los responsables serán considerados responsables penales de los crímenes de guerra”, esboza la organización internacional.

Según la inteligencia militar ucraniana, "los ocupantes rusos están destruyendo deliberadamente la maquinaria agrícola". El ministerio de Defensa ha documentado "acciones sistemáticas" en las regiones de Kiev, Zaporizhia, Chernigov, Jersón y Járkov. "En la noche del 13 de marzo, en la región de Sumy, el agresor bombardeó un almacén de maquinaria agrícola. Como resultado, todo el equipo, más de 30 unidades, resultó destruido. Este tipo de ocasiones socava la seguridad alimentaria en Ucrania y de todo el mundo", denuncia el estamento castrense.

Incertidumbre bélica

El campo ucraniano, en cifras

El 31% de la población ucraniana vivía en zonas rurales. Antes de la guerra, el sector agrícola aportaba el 9,3% del producto interior bruto y empleaba a casi el 17% de la población activa.9
De la superficie total del país, el 68,5% era agrícola.

En los años previos a la contienda, Ucrania exportaba 7 millones de toneladas de trigo y 12 millones de toneladas de maíz.

La cosecha de 2021 fue especialmente buena, lo que ayudará a amortiguar los efectos de la guerra durante cierto lapso de tiempo. La FAO advierte, no obstante, que la situación empeorará a partir del verano si prosigue la contienda.

La intervención militar rusa en Ucrania ha asestado un duro golpe al campo del país, uno de sus motores económicos. Según la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), al menos el 20 por ciento del trigo plantado en Ucrania “podría no ser cosechado esta campaña como consecuencia de la destrucción directa, las limitaciones de acceso o la falta de recursos para recoger los cultivos”.

Desde febrero, los agricultores ucranianos no han dejado de denunciar la destrucción e incautación de sus herramientas de trabajo, desde maquinaria agrícola o fertilizantes hasta semillas y combustible. El país es uno de los principales graneros de trigo, maíz y aceite de girasol del planeta.

Una serie de restricciones y ataques cuyas réplicas amenazan con contagiar la economía mundial. El índice de precios de los alimentos que elabora desde 1990 la agencia de la ONU registró el mes pasado su pico más alto. Desde la FAO advierten, además, de que las previsiones de cereales a nivel global ha descendido en 14,6 millones de toneladas en las últimas semanas por la interrupción de exportaciones desde Ucrania y Rusia.

El Fondo Monetario Internacional alerta ya de las repercusiones, especialmente dramáticas en el norte de África y Oriente Próximo. “Cuando los precios se disparen, y la gente pobre no pueda alimentar a sus familias, saldrán a la calle”, pronosticó recientemente la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva. El Programa Mundial de Alimentos, por su parte, estima que 41 millones de personas en el oeste y centro de África podrían verse afectados por los rigores de una crisis alimentaria provocada por las refriegas en el este de Europa en lo que queda de este año.

Las primeras noticias sobre el expolio agrícola coinciden con los preparativos para la recogida de las siete millones de hectáreas de trigo y centeno plantados a finales del pasado verano y principios del otoño. Según datos de la FAO, el 49 por ciento del trigo y el 38 por ciento del centeno se ubican en zonas ocupadas o afectadas por la guerra. La más absoluta incertidumbre se cierne ahora sobre sus cosechas, con los combates y los bombardeos quebrando además las cadenas de suministro y propagando el hambre entre su población.

En medio de tales diatribas, una de las principales empresas agrícolas del país -que ha perdido el control de cerca de 100.000 hectáreas de tierra en Donetsk- celebraba hace unos días su voluntad de resistir. “A pesar de esta guerra, de las pérdidas irreparables y de tantas dificultades, seguimos trabajando donde sea posible. En la región de Kiev hemos iniciado la campaña de primavera, preparando los terrenos y todo el equipamiento para la siembra. La mayor parte de nuestros terrenos se encuentran en el territorio ocupado por el enemigo en la región de Donetsk. La guerra ataca a la población, la infraestructura, los negocios, pero debemos levantarnos”, comunicó hace unos días la firma a través de sus redes sociales, guiada por el patriotismo que se ha extendido por todos los sectores de Ucrania.