Irak está al rojo vivo. Irán ha cerrado sus fronteras y ha cancelado los vuelos con el país vecino debido al estallido de violencia fratricida que ha desencadenado el anuncio de renuncia del clérigo chií Muqtada Al Sadr. Al menos 30 personas han muerto como consecuencia de los disturbios del lunes. Unas 700 han resultado heridas, incluidas un centenar de fuerzas de seguridad. Al Sadr ha iniciado una huelga de hambre que solo parará cuando cese la violencia en Irak. Ha hecho un llamamiento a la calma a sus seguidores.

El ejército iraquí ha señalado que se lanzaron cuatro cohetes en la llamada zona verde, donde se ubica la sede del gobierno iraquí. Allí se produjeron en la noche del lunes violentos enfrentamientos armados entre los leales a Muqtada Al Sadr y las fuerzas de seguridad iraquíes. Las Fuerzas Armadas iraquíes decretaron el toque de queda en todo el país.

Irán ha justificado el cierre de su frontera por el temor a que la violencia vaya en ascenso, según informó la televisión oficial, que cita The Guardian. Unos cuatro millones de iraquíes se preparaban ahora para visitar ciudades santas para los chiíes en Irak. Kuwait ha pedido a sus residentes en Irak que salgan del país.

Este lunes el clérigo chií, Muqtada Al Sadr, anunció su retirada de la política, algo que ya ha hecho en ocasiones anteriores. En respuesta, los manifestantes leales al clérigo chií derribaron las barreras de cemento que protegían el exterior del palacio de gobierno e irrumpieron en sus salas, donde tienen lugar las reuniones del gabinete, ahora provisional. También es donde se recibe a los dignatarios extranjeros.

El partido que respaldaba Al Sadr, Sairún (Caminantes), obtuvo el mayor número de escaños en las elecciones de octubre de 2021, pero no consiguió formar un gobierno mayoritario, lo que provocó una de las peores crisis políticas de los últimos años en Irak. Su principal rival era la coalición de partidos proiraníes de Al Fateh (Conquista). El bloque de Al Sadr, que no se presentaba directamente, dimitió y sus seguidores asaltaron el Parlamento en julio. Al Sadr había exigido la disolución del gobierno y la celebración de elecciones anticipadas. El temor ahora es que este cisma siga sin resolverse y desemboque en un enfrentamiento civil.