Fue uno de los primeros mandatarios en confirmar su asistencia pero será el gran ausente de última hora. El rey de Marruecos Mohamed VI no asistirá a la cumbre de la Liga Árabe que arranca este martes en Argel, en mitad de las tensiones diplomáticas que protagonizan ambos países con el contencioso del Sáhara Occidental como telón de fondo.
Según la publicación Jeune Afrique, ha sido el ministro marroquí de Asuntos Exteriores Naser Burita el encargado de informar de la ausencia real al secretario general de la Liga Árabe. La oposición marroquí subraya que la renuncia del monarca alauí a participar en la cumbre, la primera desde que se firmaran las acuerdos de normalización de las relaciones diplomáticas entre Israel y varios países árabes, se añade al hecho de que, a pesar de residir en París, no haya sido recibido en el Elíseo por Emmanuel Macron, con el espionaje de Pegasus como razón del alejamiento.
La citada publicación asegura que la delegación encabezada por Burita debía preparar el camino a la llegada de Mohamed VI, invitado por el presidente argelino, Abdelmadjid Tebboune. El monarca aceptó el viaje y se informó que lo haría acompañado de su hijo, el príncipe heredero Moulay El Hassan. Entre los motivos para la suspensión del periplo, figuran el supuesto maltrato diplomático al que ha sido sometida la delegación del ministro de Exteriores así como los ataques contra Rabat en los medios de comunicación argelinos.
Otras destacadas ausencias
Mohamed VI no es el único mandatario que ha excusado su presencia. También la comunicaron hace días el príncipe heredero saudí Mohamed bin Salman, alegando una recomendación sanitaria; así como las principales espadas de Kuwait, Emiratos Árabes Unidos y Kuwait. El presidente de Egipto, Abdelfatah al Sisi, sí ha acudido finalmente.
La primera cumbre desde el inicio de la pandemia del coronavirus, que se desarrollará en la capital argelina hasta el miércoles, será escenario de destacadas declaraciones sobre Irán o la producción de petróleo. Como subrayan los expertos, sin embargo, resulta poco probable que su retórica se traduzca en cambios sustanciales de política o en la resolución de disputas internas, asuntos en los que la Liga Árabe ha demostrado su inutilidad histórica.
Según el think tank The Washington Institute, “a falta de resultados tangibles, es probable que el evento refleje las divisiones políticas entre los gobiernos árabes, especialmente si no asisten todos los jefes de Estado”.
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