Alexei Navalni, el líder opositor más conocido de Rusia, está luchando con una misteriosa dolencia en la cárcel. Su portavoz Kira Yarmysh sospecha que puede ser un veneno de acción lenta. En menos de dos semanas ha perdido ocho kilos de peso.

"No excluimos que en este mismo momento Alexei Navalni esté siendo asesinado lentamente, con veneno, para que llame menos la atención", ha dicho Yarmysh en un post en Twitter, traducido por Reuters. "Está siendo retenido en una celda de castigo con dolores agudos sin ayuda médica".

Navalni lleva varios días con dolores de estómago, tan agudos que el jueves pasado los funcionarios de la prisión de la Colonia Penal número 2, en Pokrov, tuvieron que llamar a una ambulancia. Eso no impidió que fuera encerrado este lunes en una celda de castigo. Es la décimo tercera vez desde marzo de 2022, cuando fue encarcelado. Suelen castigarlo así por faltas triviales.

En los últimos meses la preocupación por la salud de Navalni es constante. Grupos de abogados y médicos rusos han encabezado peticiones para pedir que se mejoren las condiciones de su encarcelamiento.

Navalni, enemigo declarado de Vladimir Putin, ya sufrió un intento de envenenamiento en el verano de 2020. El líder ruso accedió a que lo trataran en Alemania, donde salvaron su vida. A pesar del temor a que a su vuelta acabara en prisión, en enero de 2021 Navalni regresó a Rusia.

Desde entonces, ha sido condenado en dos ocasiones por los tribunales rusos por violar ostensiblemente su libertad condicional, así como por malversar donaciones de sus partidarios. En total, afronta una pena de nueve años. Las sentencias se considera que obedecen a razones políticas.

Navalni ha denunciado la corrupción en la élite del Kremlin, y ha desvelado detalles sobre el enriquecimiento de Putin. Ha tratado de desafiar a Putin en las urnas. Su mayor éxito lo obtuvo en 2013 cuando logró más de 600.000 votos en las elecciones municipales en Moscú. Sin embargo, es más popular fuera de Rusia que en el país. En realidad, no supone un peligro para Putin, pero sí que sus denuncias socavan su imagen impoluta.