La irrupción de Vox en la política española ha supuesto el fin de la última gran peculiaridad política española. Habiendo desarrollado su propia variante de populismo identitario ya podemos afirmar que Spain is not different. Ni hace ya falta recurrir al efecto vacuna de la larga dictadura franquista, ni a la presencia de xenofobias regionales, desde la islamofobia del puyolismo  a las obsesiones patronímicas del nacionalismo vasco; ni tampoco hay que tirar del presunto complejo de inferioridad hispánico. Politólogos e historiadores asisten, aliviados en lo metodológico y, por lo general, horrorizados en lo demás, a la normalización política española.

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