El tiempo pasa y Vox no se desinfla. La tesis, esgrimida por Pablo Casado de que, tras absorber a Ciudadanos, los votantes de Vox volverían al redil de donde salieron, se topa con la cruda realidad. El partido de Inés Arrimadas se debate por subsistir, y aguarda con pavor el resultado de las elecciones en Andalucía, pero los seguidores de Santiago Abascal siguen firmes como una roca, incluso aumentan ligeramente. Eso es lo que dicen las encuestas desde octubre.

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