Cayó la directora del CNI, Paz Esteban, como preveíamos, y lo mismo aún se le puede unir Margarita Robles, que quedarían sus dos cabezas como dos dedalitos de porcelana en la estantería de Pedro Sánchez. Sánchez ya no tiene explicaciones, ni excusas, sólo le queda aguantar la vergüenza, que siempre se aguanta mejor embistiendo. A Edmundo Bal le contestó que ya no lo vota nadie, ésa fue su contraargumentación, como si se metiera con sus gafas, algo que sólo se merece Félix Bolaños, el ministro que tiene el cargo de ministro como unas gafas con nariz, encima de las otras gafas con nariz que ya gasta, me refiero. A los del PP, Sánchez les llamó mangantes, digamos en diferido o en retrospectiva, porque ya lo que le queda a nuestro presidente es retrospectiva, chistes de Alfonso Guerra y recortes del Bigotes como del gato Pumby (ya nadie se acuerda del gato Pumby).

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